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En el oficialismo los últimos resultados de las elecciones provinciales generaron mucha preocupación. Es un momento complejo ya que la candidatura de Sergio Massa sigue siendo cuestionada por los sectores más duros. Eso, pese a que Cristina Fernández de Kirchner se mostró en diferentes actos con el actual ministro de Economía. La foto juntos en el simulador de vuelos de Aerolíneas Argentinas quedará para la historia.
Massa, por su lado, también da guiños al kirchnerismo duro con sus mensajes anti Fondo Monetario Internacional, pese que el viernes se prevé el cierre del nuevo acuerdo.
Según consignaron varios medios de Buenos Aires, la derrota del peronismo en Santa Fe por más de 34 puntos frente a la versión local de Juntos por el Cambio fue un baño de realidad muy frío para Unión por la Patria. También hubo un golpe contra la pared cuando el peronismo perdió en San Luis. Un alfil K, como Sergio Uñac, que fue frenado por la Corte Suprema en su intento de reelección, tampoco pudo darle una victoria, esta vez de la mano de su hermano, al oficialismo.
En el entorno de Sergio Massa buscan desnacionalizar los resultados de Santa Fe, que tiene un fuerte impacto ya que es el tercer distrito más poblado. Allí salió fortalecido Horacio Rodríguez Larreta, ya que su precandidato a gobernador, Maximiliano Pullaro, le ganó con holgura la interna a Carolina Losada en Juntos por el Cambio.
"De cierto orden y una ventana de oportunidad que veíamos pasamos a un 'qué mal que estamos'", reconoció un colaborador de la campaña. "La diferencia en Santa Fe es lo que sorprende. Más que cansancio, se vio ahí un hartazgo hacia el peronismo", agregó esa fuente, según consignó La Nación.
Cerca de Massa, no obstante, enfatizan que no se puede transpolar la elección de Santa Fe a la contienda nacional. "Fue una elección local con un gobierno provincial -el de Omar Perotti- que no dio las respuestas esperadas. No estaba nacionalizado y Massa tiene buena llegada a la zona núcleo. La nacional va a ser diferente", alegan.
La elección santafesina, además, instaló con fuerza el fantasma de la baja participación en los comicios (en la provincia lo hizo menos del 65% del padrón), con impacto en el votante peronista. "Nos vamos a pegar un palo con la participación en las PASO", reconoció un colaborador del kirchnerismo.
En Clarín remarcaron que en Unión por la Patria tienen en claro que una de las pocas "peceras" que tienen para buscar el voto es la de los desencantados con el Gobierno. Un colaborador de campaña apuntó: "Hay un nivel muy alto de ausentismo y se cree que ahí se puede ir a cosechar un voto peronista mediante la movilización de la militancia. Pero preocupan los síntomas de voto castigo". Ayer Massa fue explícito en medio de su raid por el conurbano. "Busquen a los que se desilusionaron. Díganles que cometimos errores y que les pedimos disculpas, tenemos la valentía de encarar lo que viene con la unión de los argentinos", dijo.
Y empieza a tensar el clima interno en la coalición: el otro precandidato a presidente, Juan Grabois, se quejó del apoyo desigual que recibe su rival en la competencia y reclamó "fair play" (juego limpio).
Es decir, acentuar los acercamientos entre Massa y la vicepresidenta con el objetivo de garantizar el traslado del caudal de votos del núcleo duro kirchnerista, aunque eso luego condicione al tigrense en la búsqueda de un electorado independiente para las elecciones generales.
"La prioridad es hacer una PASO competitiva y sacar un buen resultado global, pero antes que en octubre primero hay que lograr que Sergio sea el candidato más votado", explica un interlocutor de confianza del ministro de Economía.