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¿Quién puede sacarnos a flote?

Sabado, 08 de julio de 2023 02:38
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En el marco de una crisis económica fulminante, acompañada de un debilitamiento explícito de los liderazgos políticos en todas las expresiones partidarias y de coaliciones, se cerraron las precandidaturas para las PASO, creadas y urdidas en 2009 a instancias de Néstor Kirchner. Él las concibió con el exclusivo objetivo de empiojar a la oposición, ya que desde aquel momento sus partidos Frente para la Victoria, Unidad Ciudadana y Frente de Todos jamás las usaron por la inherente tendencia de imprimir el verticalismo y, por consiguiente, el uso del dedo para las designaciones.

En este año 2023 las PASO fueron el motor para que todos jueguen el mismo juego, incluyendo al kirchnerismo que, hasta último momento, bregó por evitarlas.

La fórmula conformada por los ministros Sergio Massa y Agustín Rossi desplazó de un plumazo a la que batía el parche con alegría, integrada por el ministro Wado De Pedro y el exjefe de Gabinete Juan Manzur. En el sector disfrazado de peronista lo único que sobra son las mañas, la viveza criolla y los juegos por debajo de la mesa. Con esos trucos Massa pudo dar vuelta la tortilla en el aire. Gobernadores y cegetistas jugaron silenciosamente con la hipótesis de que Massa era el único candidato potable frente a un hijo de la "generación diezmada", y un encaprichado Daniel Scioli dispuesto a rebelarse. ¿Los argumentos? Massa necesitaba la chapa para seguir negociando con un Fondo Monetario Internacional cerrado para el envío de fondos, para no abandonar el ministerio por falso orgullo, y para que el país no cayera al abismo más profundo. La propuesta secreta fue: "Siempre se puede caer más bajo".

Pero, siempre hay un pero, a último momento el mayor herido en esta contienda interna, Juan Grabois, puso la nota disonante en el cierre de listas, presentando una boleta corta optando por la precandidatura como presidente de la Nación. Su indignación lo sacó de la cama luego de bajarse de esa postulación porque "Wadito" lo representaba. Para él Massa es el peor de todos, su límite personal. Razón por la cual, el kirchnerismo irá a unas PASO por primera vez en la historia del mecanismo nestorista. Siempre hay uno que arruina la fiesta.

Lo que está en juego es, ni más y ni menos, la aberrante situación en que viven hoy los argentinos, apaleados por una inflación anualizada de 140%, un retroceso importante en la producción, un Banco Central con los números en rojo, una inseguridad indetenible en los centros urbanos de clase media y baja. En suma, problema de extrema gravedad que el actual gobierno no resuelve por ineptitud.

El futuro gobierno tendrá, necesariamente, que llegar con todos los planes estratégicamente pensados y delineados, equipos de profesionales y dirigentes dispuestos, en principio, a poner orden en los desaguisados que ya se conocen y los que saldrán a la luz cuando se destape la olla.

Las responsabilidades recaerán en una sola de las tantas ofertas electorales con que se cuenta. Juntos por el Cambio parece ser la posibilidad más cercana, luego de que diriman en las PASO Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich y se termine esa confrontación que solo se entiende si se ponen por delante las ambiciones personales. Ambos presentaron sin problemas sus respectivas listas, de las que participan miembros de los partidos que integran la coalición, y se reflejan en ellas los diferentes apoyos con que cuenta cada uno. Ambos tienen los equipos trabajando a full, revisando el presupuesto nacional punto por punto, definiendo las políticas generales y los pasos más convenientes -también los tiempos- para reformular la economía, el mayor de los problemas del país.

La otra opción es La Libertad Avanza, una opción presidencial basada en una sola persona, Javier Milei. El hombre ha trazado una estrategia en la que él es el único soporte. Aunque resulte repetido, la realidad es cruel: no tiene ninguna estructura en las 24 provincias, tiene solo algunos personajes elegidos selectivamente por el prestigio o aquello que simbolizan, o intentan simbolizar, como una oferta liberal, claramente de derecha como se la entiende en la Argentina. Sus declaraciones públicas prendieron en ciertos sectores juveniles, solo dispuestos a aceptar la cara nueva, la indignación contra el resto de los dirigentes políticos, sus apariciones "rockstar", sus insultos sin prejuicios, y propuestas que la mayoría no entiende. Creyeron desde un principio que la afamada "dolarización" significará que todos manejaremos dólares a partir del 11 de diciembre de 2023. Milei es un fenómeno en la política, surgido del cansancio de la gente al no encontrar una salida al embrollo en que está metida. Tal vez resulte reconfortante si ese disparo en el aire permite que los demás políticos reflexionen acerca de lo que ellos hacen o dicen.

Lo dicho merece una reflexión general acerca de la política nacional, porque en ella se asienta el futuro del país, ese futuro que todavía no ven los 46 millones de argentinos, entre los cuales casi la mitad está sumido en la pobreza más indigna, donde 18 millones de personas están fuera del sistema laboral haciendo la propia sin aguinaldos ni coberturas de salud, donde el nivel de la educación cayó a índices nunca vistos en su historia, los hospitales sin insumos ni profesionales, la producción estancada y la inseguridad hace estragos en los centros urbanos a causa del narcotráfico.

¿Alguien cree que así se puede seguir? ¿Quién puede cambiar la historia del país más austral del mundo?

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