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El fallo de la jueza neoyorkina Loretta Preska, conocido el último viernes, que obliga al Estado argentino a pagar US$ 16.000 millones como indemnización por un juicio originado en errores muy graves en la reestatización de YPF hace más de una década, vuelve a mostrar la vulnerabilidad de nuestro país por manejos al margen de la ley, con decisiones unipersonales de los presidentes y la connivencia del Congreso al aprobar malos negocios. Tal vez, muy ventajosos para sus ejecutores.
Pero también pone al descubierto la falta de profesionalidad de la política exterior, que prefiere políticos sin experiencia diplomática a los profesionales de carrera.
Este nuevo fallo adverso surge de un enmarañado proceso del que, en principio, fueron protagonistas Néstor Kirchner, entonces gobernador de Santa Cruz y el actual Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, cuando privatizaron el banco provincial a favor de Enrique Eskenazi, que se convirtió en agente financiero de los fondos provinciales. En 2007, ya presidente, Kirchner le impuso a Repsol la venta del 25% de las acciones de YPF a Eskenazi, quien lo pagaría solo con utilidades, sin aportar capital. El extraño negocio se hizo a través del Grupo Petersen, creado en Madrid para esta operación.
En 2011, las relaciones de Eskenazi con la entonces presidenta Cristina Kirchner se enrarecieron y, al decidir la reestatización de YPF, de la mano de su ministro de Economía Axel Kicillof, lo hicieron contrariando los términos del acuerdo originario. De ese modo, el grupo Petersen quebró, el Estado español se hizo cargo de la quiebra y la compró, por US$ 15 millones, el fondo Burford Capital, que continuó el litigio iniciado por los accionistas Petersen Energía Inversora y Eton Park Capital Management LP. La jueza Preska intervino porque la quiebra producida en Madrid había quedado en jurisdicción neoyorkina. Ella es la reemplazante del fallecido juez Thomas Griesa que había fallado en contra de la Argentina en su disputa con los fondos "buitres" como les decía el kirchnerismo.
Lo cierto es que la reestatización de YPF poco y nada tuvo de algo parecido a la "soberanía energética".
Hace poco, el presidente Alberto Fernández elogió el "coraje de Cristina" para llevar adelante esta privatización. Los papelones internacionales atraviesan toda la presidencia de la fórmula de Cristina y Alberto. Quizá el más grave haya sido el encuentro del jefe de Estado con Vladimir Putin, "abriéndole las puertas de Latinoamérica" unos días antes de la invasión rusa a Ucrania. Pero fueron muchas, nacidas de la ideologización, la impericia o, tal vez, negocios privados.
Estas falencias se observan también en el inesperado conflicto con Paraguay (y también con Brasil), producido luego de la reunión de Sergio Massa con el presidente Santiago Peña, en Asunción. Allí hablaron sobre las deudas por la represa de Yacyretá y por el cobro de peajes en la Hidrovía Paraguay - Paraná. Al parecer, Massa se comprometió a suspender los cobros hasta tanto no hubiera un acuerdo entre todos los países afectados, pero los peajes continuaron. El presidente Peña no tardó en decir que a Massa "no le compraría un auto usado". El jueves, Paraguay pasó a la ofensiva, abrió el vertedero de Aña Cuá, un importante caudal del agua que hace funcionar a la represa Yacyretá. El corte pudo afectar seriamente el suministro eléctrico de la Argentina. La crisis demuestra la orfandad en que lo dejó la Cancillería al ministro, candidato y presidente de hecho.
¿Nadie instruyó al embajador Oscar Domingo Peppo, ex gobernador de Chaco, para que lo asesorara, antes y después?
Tras la reunión con Peña, el 24 de agosto, Massa había anunciado un acuerdo acerca de las mutuas deudas de los países y la controversia por la Hidrovía. El canciller Rubén Ramírez informó que se había acordado un cronograma de pago y "existe un compromiso" de Argentina de pagar toda su deuda de 2022 y una propuesta de pago de lo que va en 2023.
¿Hubo un mal entendido? ¿Massa se comprometió a suspender los peajes y no cumplió? Lo cierto es que el presidente Peña solicitará un arbitraje por el peaje y presentará una demanda en los tribunales del Mercosur. Es decir, un conflicto evitable que involucra también a Brasil, Uruguay y Bolivia. Y pone en jaque el ya muy debilitado Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur. Y, por añadidura, Paraguay se manifiesta dispuesto a negar su visto bueno al Fondo Monetario Internacional para las revisiones del programa que Argentina sostiene con el organismo.
Massa no es presidente; solo ministro de Economía y candidato oficialista, pero el gobierno que representa parece carecer de una visión del mundo y, sin dudas, le falta madurez para desarrollar las relaciones entre Estados.