¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Conciencia del pasado y visión de futuro

Viernes, 08 de noviembre de 2024 02:10
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Sé que no hay que dejar de mirar de dónde venimos. Pero tampoco dejar de ver hacia dónde podríamos estar yendo; o dejar de pensar en lo que podríamos estar convirtiéndonos. Es tan importante el peso y la conciencia del pasado como la visión sobre el futuro. La perversión de la cual venimos no otorga un cheque en blanco a los gestores del mañana.

Venimos de dieciséis años de robo estructural y sistemático. De bandas organizadas dentro del Estado que usufructuaron y vaciaron el erario público en su propio beneficio. De gente que ha usado cada causa noble -educación; pobreza; empleo; subsidios; feminismo; derechos humanos; inclusión; pueblos originarios; cambio climático; desarrollo productivo e industrial; arte y cultura; en fin, ¡todo!. Y, como ariete de una pretendida "batalla cultural". Batalla por la cual subvirtieron y bastardearon cada valor existente; ensuciándolos.

"La pelota no se mancha"; dijo Diego Armando Maradona. Sin ser santo de mi devoción desde ningún aspecto excepto el futbolístico; él supo entender que hay espacios y cosas sagradas. El kirchnerismo no. Usó todo lo que tuvo a su alcance para vaciar el país; para crear una pobreza estructural infame; para deseducar; para alienar y violentar a la gente; para hundirnos en la vergüenza nacional y en la más absoluta intrascendencia internacional.

Dicho esto, los ingleses tienen una frase que dice: "saltando de la freidora al fuego". Gráfica. Cruel. No se parece en nada a la nuestra "yendo de Guatemala a Guatepeor". La nuestra es inocente; sin consecuencias. Después de todo; ¿cuán terrible es ir de un lugar malo a otro peor? Pero, si se usa la expresión inglesa, estar en una freidora implica quemaduras y mucho dolor y, luego, una muerte segura. Pero, saltar al fuego para escapar de la freidora, sólo acelera la forma de morir. Por esto, me quedo con esta expresión. Porque si el kirchnerismo era esa sartén con aceite hirviendo, Milei podría ser un salto al fuego sin red de seguridad.

"Venimos de dieciséis años de robo estructural y sistemático. De bandas organizadas dentro del Estado".

Para empezar, él también usa causas nobles. Por ejemplo, la guerra contra la "casta"; ese orden decadente y corrupto anterior culpable de todo lo malo que nos pasa. Pero "casta" es, también, todo lo que obstaculiza, ofende, critica o intenta imponer alguna limitación. "Casta", hoy, es todo "lo otro" por fuera de él. "Casta" es tanto lucha como herramienta de victimización.

Los periodistas son "ensobrados". Los que piensan que no hay plan económico o productivo son "econochantas" o "fundamentalistas del atraso cambiario". Los empresarios -según el "Principio de Revelación"- son parte de "la banda de los prebendarios" o de la "de los oprimidos por las garras del Estado". Los políticos; sindicalistas; diputados o senadores serán parte de la "casta opositora que defiende intereses espurios" o parte de "los reconvertidos", esos que se reciben con los brazos abiertos porque "abrazan la causa de la libertad".

Así, Scioli no es "casta". Dejó de lado su "pensamiento casta" y "va para adelante para transformar a la Argentina". "Mientras el tipo no sea casta se lo banca. El día que sea casta, listo, se le corta los brazos"; dijo el trol libertario Fran Fijap.

Así, el nuevo régimen instala otra batalla cultural para la cual, o se está del lado del bien, de la moral absoluta y de la "libertad"; o se es parte de la casta amoral.

Mientras tanto, pasan cosas. Se disuelve la AFIP y se crea el ARCA. Se declama desarmar "un aparato de corrupción". Que la reforma la haya llevado adelante Santiago Caputo -quien ahora concentra el poder de fuego de la SIDE junto al de esta nueva ARCA-, parece no preocupar a nadie. Mientras "revolean" empleados públicos a la tribuna; podríamos estar celebrando y aplaudiendo a quienes construyen los patíbulos en los que, después, nos podrían ahorcar. Los ejemplos se multiplican. Sólo hay que saber mirar. Claro, hay que querer mirar. La realidad es que, al fundamentalismo kirchnerista anterior, se opone ahora un talibanato paleoliberal.

Así como no pretendo abogar por un retorno a la perversión anterior, tampoco creo que sea sano someternos a un servilismo dogmático que declama una libertad económica irrestricta pero que nos obliga a perder la libertad más importante de todas; la libertad de pensar distinto y de poder decirlo. No creo que se deban permitir persecuciones ideológicas propias del macartismo ni purgas al estilo estalinista.

No hay nada nuevo bajo el sol. Quizás debamos aprender de Turkmenistán, la dictadura más excéntrica del mundo. Un país donde la extravagancia de sus líderes moldeó la política, la cultura, el calendario y donde la censura dominó el panorama mediático y digital. Cuando asumió un personaje tanto o más excéntrico que su predecesor, el nuevo líder suavizó algunas de las restricciones más absurdas imponiendo otras; las suyas. Creó una falsa idea de normalización mientras que, al mismo tiempo, construyó sus propios monumentos de oro y dejó su marca e impronta personal en cada prohibición que tocó y alteró.

El círculo se cierra rápido. La Revolución muere apenas triunfa a mano de los mismos revolucionarios que recitan, sin saberlo, la inmortal frase de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". Ojalá, Lampedusa no asome su nariz por acá. Ojalá.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD