¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Carta de un "boomer" a un bebé de 2025

Domingo, 29 de diciembre de 2024 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Querido bebé: estás llegando a la vida en un momento muy particular; una era de algoritmos inteligentes. Ellos te registraron a partir de tu concepción y, mucho antes de que nacieras, ya eras una entidad para ellos. Con los genes correctos y con un poco de suerte, te podrían acompañar otros 125 años. Tal vez más.

Apenas nacido te vamos a rodear de "cosas inteligentes": desde mecedoras, monitores, lámparas y sistemas de sonido; hasta televisores, pantallas, tabletas y otros dispositivos similares. De manera natural y como un juego, comenzarás tu inmersión en el mundo algorítmico y habrá comenzado el proceso de aprendizaje de ambos. Van a enseñarte, pero, al mismo tiempo, van a estar aprendiendo de vos; quizás ellos más que vos. Habrá que ver cuál será el resultado de esta ecuación.

No menor, vos y toda esta nueva generación de máquinas, convivirán con una cercanía y estrechez como nunca. A medida que crezcas, las cámaras serán omnipresentes. Te verás en la pantalla y aprenderás a sonreír y a saludar a las personas al otro lado de ella. Aprenderás que las imágenes que tú brindas con tanta naturalidad son una moneda social. Como buen hijo de digitales nativos; no se te ocurrirá asociar esto a ninguna forma de vigilancia; tampoco como una invasión a tu privacidad ni como una quita de grados de libertad. Por el contrario, si te faltaran, de seguro te generaría un notable estado de ansiedad; el panóptico invertido naturalizado -la pesadilla última de cualquier orwelliano-, será algo natural para ti.

Los expertos imaginan que pronto conocerás a tu primer agente inteligente dedicado a vos; un tutor virtual que monitoreará tu progreso y sincronizará tus datos en la nube para que una cohorte de tutores auxiliares pueda ayudarte en tus "áreas de mejora". Con el tiempo, este asistente virtual se habrá convertido en tu guía; en tu muleta y en tu vector. En algún momento podría suceder que tu agente sepa más de ti que vos mismo. "Conócete a ti mismo" podría ser una máxima que caiga en el olvido. Quizás, tu agente y vos se transformen en una entidad única e indisoluble; quizás se convierta en tu mejor amigo; o en tu único amigo.

Porque no sabemos si toda la tecnología inmersiva te permitirá socializar e integrarte con los otros niños de tu edad o, si por el contrario, los aislará. Querido bebé, siento decirte que serás parte de la generación "guinea-pigs": "los conejillos de indias". ¿Cómo resultará la experiencia? Nadie lo sabe. Podría resultar para bien; tanto como que no.

Es muy difícil anticipar todos tus posibles futuros. Parafraseando al inigualable Jorge Luis Borges, un futuro de senderos que se bifurcan comienza a desplegarse -infinito- ante ti.

Por ejemplo, es difícil imaginar cómo será el desarrollo urbano ni las opciones de movilidad pero, quizás, la pregunta correcta sea si, cuando seas mayor, sentirás la necesidad de "salir" al mundo exterior. A medida que el mundo virtual y la realidad aumentada mejoren y se expandan; tu necesidad de contacto social podría quedar limitada a interactuar con tus conocidos en salas de recreación virtuales; salas que se abrirán desde la comodidad de tu habitación. Cada una de estas salas podría recrear espacios tales como un bar; una pista de baile; un estadio; un cine o cualquier lugar al que se les ocurra ir. ¿Practicarán deportes grupales reales? ¿O deportes individuales -reales-? ¿Habrá lugares para poder andar en una bicicleta real? ¿O sólo salas como las que se comienzan a ver hoy para rondas interminables de juegos virtuales? Quizás el futuro comience a ser más parecido al anticipado por la película "Ready Player One" de lo que quisiéramos creer.

Peor. Si las relaciones virtuales que has mantenido han sido demasiado complacientes y todas han sido diseñadas para agradarte, podrías tener problemas para lidiar con gente real en escenarios reales; por lo que podrías preferir encuentros virtuales con avatares a medida; lo cual podría bifurcar hacia senderos todavía más extraños. En el extremo, a cierta altura de tu vida, podrías decidir que no vas a encontrar a nadie mejor que tu IA. Que te preguntes algo así como: ¿Por qué "buscar" o "encontrarme" con alguien cuando puedo quedarme en casa con mi compañero virtual?

Es extraño, pero los humanos somos buenos construyendo relaciones con entidades no humanas y, llegados a este punto, hay un tema incómodo que podría surgir: la sexualidad. Los avances actuales en sexualidad virtual, e incluso en porno virtual, dejan entrever un posible sendero en esa dirección. De nuevo la misma pregunta reformulada; ¿para qué lidiar con alguien real si puedes hacerlo con alguien diseñado para otorgarte todo el placer que puedas requerir?

En algún momento te asentarás en una vida doméstica, pero puede ser que tu "hogar" no se parezca mucho al lugar en el que creciste. Quizás, más que imaginar un hogar del futuro, haya que pensar en algo así como "un espacio" donde ocurra todo: trabajo, escuela, ocio, familia, recreación. Un espacio arquitectónico robótico reconfigurable: paredes que se modifican; objetos que se despliegan; muebles que aparecen o se esfuman en las superficies; cosas que se recombinan. Toda la potencia informática necesaria integrada. "La máquina para habitar"; imaginada por Le Corbusier. Una suerte de celda, vacía de todo excepto de nosotros, y de nuestras máquinas y sus algoritmos.

Para cuando llegues al punto culminante de tu carrera de seguro la jornada laboral de 9 a 18 (que hoy se desmorona) se habrá liquidificado alcanzando una fluidez donde la vida se gana sobre la marcha y la economía de plataformas impera. O dado que los agentes virtuales son más realistas y pueden imitar tu voz y tus gestos, podrías estar usando un "duplicado" tuyo para que se desenvuelva en el mundo laboral por ti. Y, en profesiones que fueron reemplazadas por IAs, quizás puedas llegar a ser ese "humano en el bucle" que supervisa al enjambre de máquinas. En ninguno de estos tres hipotéticos escenarios tu estatus económico y social será igual.

Me pregunto si a esta altura tendrás necesidad de reproducirte y en qué nuevos senderos podría seguir bifurcándose tu vida y la de ese nuevo bebé.

Al fin, cuando te retires, te integrarás a espacios grupales donde una súper IA armonizará las necesidades de todas vuestras IAs. En este nuevo espacio, el hogar recopilará todos sus datos de salud de manera pasiva permitiéndoles conservar la dignidad sin portar el estigma de la enfermedad ni el de la fragilidad. Los hogares grupales ayudarán a las personas con desafíos de movilidad o cognitivos a vivir de manera independiente por más tiempo. Los muebles robóticos podrían ayudarlos a levantarse; buscar sus cosas o hasta cambiarlos. Podrían ser tan sofisticados como para ofrecer apoyo y ayuda cuando lo necesiten y mantenerse al margen cuando no.

Al final, espero que tus últimos años no sean demasiado solitarios ni dolorosos. Seres queridos lejanos podrían visitarte a través de su propio "duplicado digital" o enviarte ropa inteligente: una bufanda que brilla o se calienta cuando alguien piensa en ti; o un dispositivo en la piel que simula el toque de una mano añorada. Si estuvieras muy enfermo; podrías escapar a un mundo virtual que te reconforte.

Tal vez puedas alcanzar una forma de inmortalidad virtual. Hoy mismo se están creando sitios web conmemorativos y hay personas inscribiéndose en servicios de mensajería póstuma. Estas opciones ofrecen cierto consuelo al final de la vida, pero no podrán preservar tu memoria por siempre; las empresas quiebran, los sitios web fallan. Pero ¿y si se pudiera "subir" la conciencia a la nube?

Hoy, la idea tiene tracción. Hay personas que esperan resucitarse a sí mismos más adelante en cuerpos clonados o en entidades robóticas; pasar la eternidad como parte de una mente colectiva; o ser "un rayo de luz cargado de consciencia que pueda viajar por el cosmos". No creo que suceda en los próximos 125 años; tampoco lo descarto por completo. Quizás haya una última cosa por intentar: una IA que sea tu clon digital. Un clon que tú mismo irías "curando" -toda tu vida-, usando tu memoria digital. Ahora sí, una réplica que podría vivir toda la eternidad.

Me gustaría poder decir que te dejamos un mundo que ha superado las amenazas de nuestro tiempo: un desastre climático inexorable; una inequidad digital y social cada vez más acuciante; un persistente coqueteo con la guerra nuclear; la posibilidad de que una pandemia natural o creada por nosotros nos mate; o que las máquinas inteligentes resulten ser demasiado inteligentes. No lo sé. Nadie lo sabe.

Espero que la democracia sobreviva y que la tecnología sean sólo dispositivos opcionales en una sociedad próspera, equitativa, saludable y sana; no herramientas de vigilancia y de control de una distopía tecnológica. Tampoco lo sabemos; ustedes lo averiguarán.

Sé que esta carta podría ser una visión, una advertencia, o un sueño afiebrado. Lo único que importa es que, este momento, es el punto de partida hacia infinitos futuros posibles que se irán desplegando ante ti y ante los bebés que, como tú, irán a nacer. Les queda este mundo en las manos. Perdón, no supimos hacer nada mejor. De veras deseo que a ustedes les vaya mucho -mucho- mejor.

 

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD