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La fábula de Antón Pirulero

Martes, 09 de abril de 2024 01:26
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Al final hasta nos engañaron con el nombre del juego infantil "Al Don Pirulero", porque después de tantos años salió a la luz que el título verdadero es "Antón Pirulero". Lo que se mantiene vigente, hoy más que nunca, es esa parte de la canción infantil que dice: "Cada cual atiende su juego".

Claro que, con el despilfarro estatal de los últimos tiempos, no fue un inocente juego, por el contrario, fueron diseñando una matriz de corrupción difícil de desmantelar; es decir no fue un simple entretenimiento porque tuvieron en vilo a los argentinos.

En agosto de 2021, en plena pandemia que atemorizó al mundo, Alberto Fernández, el presidente de aquel entonces, durante una entrevista con Verónica Lozano advirtió sobre las severas consecuencias legales a las que se exponían quienes violaran la cuarentena; luego el presidente quedó en el ojo de la polémica tras la difusión de las fotos del cumpleaños de su pareja Fabiola Yañez. En esos tiempos, la Agencia Télam, hoy cuestionada por su verdadero rol periodístico, minimizó el hecho ocurrido en julio de 2020.

Mientras crecían el número de muertos y se paralizaba el mundo, sostuvo Alberto Fernández: "A los idiotas les digo lo mismo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo: "la Argentina de los vivos que se zarpan y pasan por sobre los bobos se terminó. Acá estamos hablando de la salud de la gente, no voy a permitir que hagan lo que quieran".

Después apareció el escándalo del vacunatorio Vip que incluyó a políticos y figuras cercanas al poder. En un intento por frenar la conmoción, el Gobierno dio a conocer un listado con 70 personas que recibieron la Sputnik V a partir de gestiones oficiales y en violación del cronograma.

Habría que realizarle un homenaje a los 130 mil argentinos que murieron en el COVID 19 y a sus familiares, que no tuvieron espacio ni tiempo para despedirlos.

Volviendo al juego que no es juego, y mientras se intentó disimular el eco del desproporcionado aumento a los legisladores del 30%, firmado por Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, y por Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación y titular del Senado, la medida abrió un nuevo frente de batalla, esta vez una especie de fuego amigo dentro de las filas oficiales.

El presidente Javier Milei ante la repercusión negativa ordenó que se volviera atrás con el aumento, pero ya era tarde. Tras cartón apareció una denuncia de un sustancial incremento para principales escalafones de la política, incluido el actual presidente, que en febrero pasó a cobrar $ 6.025.801, mientras que enero percibió $ 4.068.738.

"Me acaban de informar que es producto de un decreto firmado por la ex presidenta Cristina Kirchner en el año 2010, que establecía que los cargos políticos siempre debían cobrar más que los empleados de la administración pública, se otorgó un aumento automático a la planta política de este gobierno", se justificó Milei en su cuenta de X.

"Cada día que pasa encontramos una nueva norma que favorecía a los políticos y perjudicaba a los argentinos. Con nosotros los perjudicados van a ser los políticos. Obviamente vamos a derogar ese decreto y retrotraer cualquier aumento que la planta política haya percibido", agregó en su posteo. Y cerró: "En un momento de crisis como el actual en el que la sociedad argentina está realizando un esfuerzo heroico los políticos tienen que ser los primeros en poner el hombro. Se acabó la joda de la política"; algo similar decía Alberto Fernández: "la política de los vivos se terminó. Aparentemente no fue así.

Hace poco, el ministro de Economía Luis Caputo, al referirse a la política implementada cada vez más resistida, argumentó: "No hay que enojarse, cada uno defiende lo suyo". Y está visto que así es.

Precisamente cuando Pablo Moyano afirma que a Luis Caputo habría que tirarlo al Riachuelo, indudablemente está defendiendo lo suyo; al igual que el abrupto final que tuvo la ley Ómnibus en Diputados cuando el tema a tratarse eran los impúdicos Fideicomiso que involucran a la "casta". O acaso Juan Grabois, que manejó miles de millones de dólares ¿no está defendiendo la carencia de los que menos tienen, aunque está visto que no lo hizo con eficiencia y honestidad? En definitiva, hoy sobran los defensores de los pobres y siempre olvidados jubilados, aunque las intenciones vayan de la mano de sus propios intereses.

 

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