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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El Estado, jaqueado por todas partes cuando más se lo necesita

Domingo, 09 de junio de 2024 02:28
Javier Milei.
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En los '70, un grupo de intelectuales de izquierda publicó la revista Ideas, artes, letras en la crisis, en la que escribían Eduardo Galeano, Juan Gelman, Ernesto Sábato, Haroldo Conti, entre muchas otras plumas calificadas, con colaboración del maestro de ilustradores Hermenegildo Sabat.

La palabra "crisis" atravesaba la efímera democracia iniciada en 1973 y aparecía como un supuesto instalado en la sociedad. Esa democracia efímera estuvo atravesada por la violencia política, que no llegó a ser guerra, pero que concluyó en un golpe de Estado y una dictadura. Medio siglo después, todo indica que la fractura que supone ese término, que no necesariamente es sinónimo de "oportunidad", perdura y es cada vez más profunda.

La epopeya de 1983, si bien inauguró cuatro décadas de voto ciudadano, que en la Argentina es mucho decir, no produjo una democracia estable, sustentada en el respeto a la Constitución, la división de poderes, la seguridad jurídica y en liderazgos y dirigencias sólidamente representativos.

En las últimas semanas, todo quedó a la vista: Javier Milei, el jefe de Estado consagrado por el voto ciudadano declaró: "Amo, amo ser el topo dentro del Estado. Soy el que destruye al Estado desde adentro. Digamos, es como estar infiltrado dentro de las filas enemigas. Yo odio tanto al Estado que estoy dispuesto a soportar estas calumnias tanto sobre mi persona como sobre mis seres más queridos, que son mi hermana y mis perros".

La frase no requiere más precisiones. Directamente, supone que el Presidente renuncia a su juramento del 10 de diciembre.

Milei fue elegido para consolidar al Estado, sanear sus deudas, optimizar los servicios que le exige el orden constitucional y, sobre todo sostenerlo después de dos décadas durante las cuales se lo manejó como si se tratara de un "cuerno de la abundancia", bajo el dogma de que "donde hay una necesidad, hay un derecho". El desmanejo del Estado terminó como era de esperar: la pobreza se acerca al 60% de la población, la inversión productiva retrocede sin cesar, la educación alcanzó su peor nivel en casi un siglo, la asistencia social se convirtió en un negocio de élites, proliferaron las designaciones de "empleados fantasma" y el trabajo registrado es minoría y no alcanza para sostener la canasta familiar.

"Mientras Milei promete eliminar al Estado, Pablo Moyano, que vive del Estado, extorsiona al Congreso.

Como jefe de Estado, Milei viene privilegiando la búsqueda del equilibrio fiscal y logró bajar el ritmo avasallante de la inflación heredada. Desafía a la sociedad con el ajuste y las promesas de despidos masivos de empleados públicos. Sin embargo, no puede garantizar una reactivación económica que genere posibilidades a quienes, aunque él no lo crea, no llegan a fin de mes. La reactivación requiere seguridad jurídica. Nadie la brinda.

El Ministerio de Capital Humano es donde están abigarradas las áreas de Trabajo, Educación, Políticas sociales y Familia, es decir, las áreas críticas de la sociedad sobre las cuales el Estado tiene una responsabilidad irrenunciable. En ese ministerio se produjeron más de 40 renuncias de funcionarios en seis meses. Ayer se supo que el jefe de asesores de la ministra Sandra Pettovello, Fernando Szereszevsky, renunció en medio de todo el conflicto con los alimentos vencidos porque "tenía que trabajar en la gira de Ratones Paranoicos".

La degradación del Estado queda a la vista. La falta de criterio para designar funcionarios no es culpa del Estado, sino de quienes lo dirigen.

La contraofensiva de Cristina Kirchner es una "movida destituyente", según la terminología instalada en la década anterior por los "intelectuales de Carta Abierta". Esa contraofensiva consiste en generar una gran movilización gremial, convocada por el dirigente camionero Pablo Moyano quien, con voz engolada, amenazó a los senadores para que no sancionen la ley Bases. "O se convierten en héroes de la Patria o van a ser los traidores…". La falta de autoridad de Pablo Moyano y de Máximo Kirchner, dos herederos sin experiencia laboral, artífices de esta convocatoria, muestra el deterioro de una generación política que no sale de la grieta y está destruyendo al Estado y a la sociedad.

"El jefe de asesores de Sandra Pettovello renunció para irse de gira con los Ratones Paranoicos"

Una generación que, el año pasado, vio instalarse a un emergente de la antipolítica, al que no se atrevieron a enfrentar los expresidentes, pero tampoco Axel Kicillof, y que dejó en el camino a Sergio Massa, Eduardo De Pedro, Juan Grabois y a Horacio Rodríguez Larreta, entre otros coetáneos.

La crisis no es la de los '70. Es otra, en el clima inhóspito de un mundo que cambia aceleradamente, y donde la sombra de la exclusión se tiende sobre la mitad de los argentinos.

Un momento de inflexión en el que es imprescindible un Estado fuerte, transparente, eficiente y socialmente hospitalario, tal como lo concibieron quienes lo construyeron a partir de 1853.

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