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¿Qué enseñan los libros?'

Viernes, 12 de julio de 2024 02:00
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"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora"

(Proverbio hindú).

¿Qué enseñan los libros por el simple hecho de ser libros? En nuestra sociedad la lectura no se valora (o no lo suficiente) por el acto en sí. No buscamos tanto el conocimiento en los libros como el placer de la lectura en sí, emplear el tiempo disfrutando en algo tan sencillo como leer. Los libros necesitan que frenemos el ritmo de nuestras vidas y que tengamos la paciencia suficiente para desgranar página a página qué nos quieren contar, y puede que estos sean dos de los aprendizajes que más nos benefician hoy en día: ralentizar para disfrutar y desarrollar la paciencia.

La lectura puede ser algo sencillo, natural y espontáneo, o convertirse en una tarea dificultosa a la que resistirse.

La digitalización masiva de nuestras vidas, al proporcionar una gran cantidad de información de forma online, ha jugado un papel relevante en desarrollar la lectura como un acto placentero para unos y como innecesario para otros.

Hoy en día podemos consultar cualquier tipo de información sin necesidad de utilizar un libro accediendo a la información desde cualquier dispositivo móvil. En cambio, cuando leemos por placer la mayoría de las personas prefieren oler, tocar y pasar las páginas de un libro físico.

La gran mayoría de los educadores tenemos bastante claro que lo que aprendemos de los libros va más allá de su uso escolar, de lo beneficioso en la formación de las personas. Leer un libro hace que mejore, casi inmediatamente, nuestra comprensión y velocidad lectora. Nos ayuda a cometer menos faltas de ortografía, por la memoria lectora y ejercitamos y estimulamos áreas cerebrales que nos llevan a imaginarnos personajes y escenarios durante la lectura.

Los libros nos ayudan a que nuestra imaginación deje de tener límites y nos hacen viajar a épocas y lugares en los que de otra forma no podremos estar. Además, los libros son utilizados para ayudar a los niños a imaginar situaciones y de ellos aprender qué comportamientos son adecuados y cuáles no. El discurso narrativo de los libros infantiles, en su mayoría cuentos, buscan que el lector se identifique con los protagonistas, viva sus aventuras y también aprenda cómo resolver los conflictos.

Utilidad

El reto al que nos enfrentamos es la utilidad de los libros para los analfabetos funcionales. Este término fue popularizado por Paulo Freire a partir de la década de los setenta, y se refiere a aquellos lectores que no consiguen comprender lo que leen. Esto puede darse por ignorar el significado de las palabras o por la desconexión de ideas y contextos de lo que están leyendo. Este tipo de personas se encuentra cómoda utilizando como soporte de lectura una pantalla y una red social o similar. Son lecturas rápidas en las que la comprensión es relativamente superficial.

En cambio, si hablamos de la población cuya lectura es reflexiva y/o placentera, por norma general, continúan prefiriendo las páginas de un libro de papel. Favorecer que los nuevos lectores pertenezcan a este segundo grupo en el que la lectura es comprensiva depende, en gran medida, de los adultos de hoy.

El valor de un libro va más allá de su precio o de lo que explique en sus líneas. Leyendo un libro, como venimos exponiendo en estas líneas, aprenderemos a tener paciencia y fomentaremos nuestra imaginación, además de poner en marcha multitud de conexiones cerebrales que favorecen el desarrollo de nuestras potencialidades.

 

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