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6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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El culto a la propia estupidez

Jueves, 16 de enero de 2025 01:22
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Todos somos seres humanos; todos pertenecemos a la misma especie. Para muchos una especie maravillosa digna de ser protegida y que debe seguir floreciendo; otros podrían caracterizarnos como una bacteria infecciosa que, por el bien del universo (si es que el universo tuviera alguna consciencia o hubiera otras especies inteligentes dignas de su maravilla inabarcable y de su misterio inexpugnable), deberíamos ser extinguidos. Cada cual tendrá su mirada al respecto. También podemos ser ambas cosas a la vez.

De lo que no queda duda alguna es que, aún perteneciendo a la misma especie, en el día a día, parece haber muy pocos intentando "ser" humanos. Humano como proceso; como consciencia de imperfección y de trabajo inacabable. Humano como hermano del otro; de cualquier otro; de todos los otros. Humano como reconocimiento cabal y profundo de nuestra más completa ignorancia en todo sentido. En el sentido más absoluto imaginable.

Y con muchos que parecen buscar "ser no-humanos". Por ejemplo, el director ejecutivo de la Fundación Faro, Agustín Laje. Este "ensayista" -palabra que le queda demasiado grande-, reposteó un texto -de una cuenta que se atribuye al asesor presidencial Santiago Caputo- respecto al fallecimiento del periodista Jorge Lanata: "Lanata construyó el relato oficial sobre la década del 90 y nos legó toda una generación de periodistas pelotudos que creen que ser zurdos es ser inteligentes. No alcanzaron sus últimos años de anti-kirchnerista para reparar ese daño. Que Dios se apiade de su alma", dijo en su insidioso mensaje.

Mezclar una ideología -cualquiera- con la inteligencia o la falta de ella es una prueba irrefutable de la estupidez de quien así se pronuncia. Las ideologías no tienen coeficiente intelectual. Los insultos de quienes -por defender una ideología- denigran a la persona que la profesa, si demuestra la total ausencia de todo coeficiente intelectual digno de ser tenido en cuenta. Y sólo hay una cosa peor que la estupidez; el idiotismo moral. Del lado que sea.

Cristina Elisabet Fernández de Kirchner es una idiota moral con todas las letras. Una persona corrupta; jefa de una banda criminal que se dedicó a estafar y a vaciar al Estado en nombre de cada causa noble que tergiversó y malversó. No sé si aprendimos que la corrupción pauperiza intelectual y físicamente. Que la corrupción mata. Cristina y el kirchnerismo más rancio representan una forma de enanismo moral en estado puro.

Ahora bien. Dicho esto; no toda idea kirchnerista fue mala ni todo kirchnerista un "casta corrupto"; tampoco un "zurdo idiota". Conozco "zurdos" muy inteligentes así como conozco a muchos muy estúpidos. Conozco a muchos "zurdos" muy morales y también conozco a muchos que son, ellos también, completos enanos morales. Porque el enanismo moral no es una ideología; es una condición. Una postura ante la vida. La forma de ser de esos que no intentan "ser humanos".

"Kirchnerista" no puede ser un insulto; ni una condición; ni un estigma. Como no lo puede ser, tampoco, "peronista", "radical", "macrista" o militante del partido político que sea. De lo contrario, "Mileísta" también debería ser un insulto.

Visionario

Jorge Lanata acuñó el término "la grieta". Fue visionario. Definió a la grieta -cuando nadie la había visto todavía- como un problema atemporal y no como una situación coyuntural. La definió como un problema cultural y como algo que sería en extremo difícil de superar. También dijo que "dos media Argentina no hacen una Argentina". Tuvo -y tiene- razón.

Cuanto más se empeñe el partido oficialista en crear dos "media Argentina" -de un lado "ellos" y del otro lado "todos los otros"-; peor nos va a ir. Más primitivos nos vamos a volver. Más brutos vamos a ser. Más cerradas van a ser las categorías; los insultos y las barrabasadas. Más perseguidas las minorías y los pensamientos divergentes. Lo ocurrido hace poco en el Teatro Broadway es una pequeña muestra de lo que no deberíamos dejar que suceda jamás. Allí, uno de los máximos referentes libertarios dijo: 'El que se mueve es gay'. Apenas dicha la frase, las cámaras enfocan al público que sobreactúa una postura rígida. Daniel Parisini y sus secuaces monitorean desde el escenario las expresiones. Ante el movimiento de un joven, el Gordo Dan -exasperado- comienza a gritar: "¡Se movió! ¡Puto, puto, puto!" ante el aplauso rabioso de los presentes. Una sala llena de enanos morales.

Así, corremos el riesgo de convertirnos en grupúsculos que se denigran unos a otros. Que se vuelven unos contra otros. Una no-sociedad que se automutila y se auto fagocita cual uróboro furibundo. No entenderlo es no entender nada. No aprender de los errores del pasado sólo nos convierte en una sociedad cada día más estúpida; menos inteligente. Y con menos futuro.

No se es estúpido por ser zurdo tanto como no se es inteligente por ser libertario. Sí, se es estúpido por llamar estúpido a un "zurdo"; tanto como por denigrar a cualquier otra persona que profese -de manera honesta-, cualquier ideología. La que sea.

"Ser humano" es difícil. Mucho más fácil es ser un gran mediocre de esos que tanto abundan. Me parece que el camino que estamos tomando es peligroso y resbaladizo. Ojalá nos demos cuenta a tiempo. Ojalá.

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