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El Premio Nobel de la Paz, otorgado a Corina Machado estableció un "divortium acuarum" moral.
La metáfora orográfica y acuática, elegida es perfecta para explicar la separación de las aguas que ha provocado el discernimiento de este galardón a la infatigable líder venezolana que ha consagrado su vida a la lucha por la libertad de su pueblo.
En efecto, el prestigio ético de la distinción proviene de una tradición más que centenaria. Todos los años este premio consagra la excelencia humana logrado en diversas actividades. Recientemente ha iluminado a una figura femenina que se alza como una nueva Antígona contra un tirano que se autodefine como un "bolivariano" cabal, y pretende confundir a los demócratas con un lenguaje falsamente progresista, mientras asesina, tortura y reduce a sus opositores con métodos sádicos que no respetan los derechos humanos.
Un dato que no podemos pasar por alto. Esta vez, la Academia noruega otorgó el Nobel de la Paz a una persona que no proviene del progresismo. Esta decisión implica que este altísimo tribunal del mérito, la más alta instancia ética del mundo, respalda a Corina en su hazaña libertaria.
Debemos recordar que en 2019 la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, la ex presidente de Chile Michelle Bachelet, una impecable socialista, presentó un informe lapidario que se agregaba a otra demoledora denuncia sobre la Dictadura inmisericorde de Maduro y sus acólitos, documentos que fueron presentados oficialmente ante el máximo organismo mundial.
Este hecho contundente no alteró la amistad entre el cruel tirano caribeño y nuestra ex presidente CFK, quienes incluso mantuvieron estrafalarios negocios bilaterales, que fueron ruinosos para Argentina. Este baldón al régimen tampoco fue registrado por los izquierdistas folclóricos de nuestra América, ciegos defensores que siguieron idolatrando al desquiciado dialoguista con el pajarito donde supuestamente había reencarnado el propio Chavez.
"Una nueva Antígona contra un tirano que se camufla con un tosco canto de sirenas manchado de sangre y odio"
Por otra parte, el Nobel justamente asignado le brinda argumentos morales a las acciones emprendidas por los EEUU para resolver la situación venezolana.
No es cierto que esta potencia de primera magnitud intente atacar un Estado débil, a un presidente legítimamente elegido, y a unas fuerzas armadas y policiales que actúan dentro de la ley, sino que interviene para cesar la actividad de un grupo de narcos, sicarios y tiranos que han ocupado un gobierno y que, desde ese copamiento institucional intentan justificarse con un falaz y deplorable relato socialista y con rimbombantes argumentos antiimperialistas.
Simplemente aplicando la frase evangélica: "por sus frutos los conoceréis", podemos llegar a la verdad. Una nación que ha expulsado a 8.000.000 de habitantes, habla de su desastrosa gestión.
Esperamos que el desenlace se produzca rápidamente y que no provoque más sufrimiento a un pueblo que ha debido padecer una dictadura larga, cruel y destructora, que se mantiene en el poder para enriquecerse y que nada le importa del "Bien Común" de sus ciudadanos.
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