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La elección de Nueva York y el futuro político de Estados Unidos

Martes, 25 de noviembre de 2025 01:45
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La izquierda mundial está de fiesta: la amplia victoria de Zohran Mamdani en las elecciones para la alcaldía de Nueva York, la ciudad más importante de Estados Unidos, principal asiento del mundo financiero internacional y sede de las Naciones Unidas es enarbolada entusiastamente como una bandera y una señal premonitoria de un futuro contrapuesto con el rumbo trazado por Donald Trump y el avance generalizado de las derechas en Europa y América Latina.

Por una de aquellas extrañas ironías de la historia esa misma izquierda hundida en los escombros del muro de Berlín, que en la década del 60 saludaba a la Cuba de Fidel Castro como el "faro luminoso de América Latina", hoy invita al mundo a mirarse en el espejo de Nueva York.

Dislates aparte, el acontecimiento no puede pasar desapercibido. El ascenso al gobierno local de un joven inmigrante de 34 años de religión islámica, nacido en Uganda y con madre india, que proclamó a los cuatro vientos su condición de "socialista" y un programa de acción cuyo contenido eriza la piel de los cultores de la ortodoxia económica en el mundo entero impacta fuertemente en una franja significativa de la sociedad, que llega a imaginar hasta un éxodo masivo de empresas y personas espantadas por el tenor de sus propuestas y, sobre todo, de su retórica radicalizada.

Pocos días antes de la elección, un estudio realizado por la firma JL Partners y publicado por el Daily Mail consignaba que un 9% de los habitantes de Nueva York (alrededor de 765.000 personas) aseguraba que se mudaría de la ciudad si triunfaba Mamdani mientras que un 25% de los encuestados consideraba la posibilidad de hacerlo. El informe alertaba sobre el peligro de una "aniquilación demográfica histórica".

Un capítulo especial dentro de ese inédito clima de temor abarcaba a un segmento significativo de la comunidad judía local, la segunda más numerosa del mundo después de la población del Estado de Israel, preocupada por la filiación musulmana de Mamdani pero sobre todo por sus inflamadas declaraciones de repudio a la intervención militar israelí en Gaza en represalia contra el terrorismo de Hamas.

A principios de año las encuestas indicaban que Mamdani tenía una intención de voto del 1% y su equipo de campaña le asignaba una posibilidad de triunfo del 3%. Con siete años de ejercicio como concejal, era un personaje prácticamente desconocido. El mismo candidato no era tampoco optimista sobre el resultado de su postulación.

En un diálogo confidencial con sus colaboradores, Mamdani confesó que le había dicho a su entonces prometida, Rama Duwaji, que no pensaba ganar la elección, pero pretendía crear un modelo de campaña para una izquierda militante que en el futuro pudiera romper el predominio del "establishment" demócrata de Nueva York.

El tsunami

Pero ese escepticismo quedó rápidamente atrás cuando en las elecciones internas del Partido Demócrata el joven Mamdani derrotó al veterano Andrew Cuomo, ex gobernador del estado de Nueva York, un arquetipo de la "vieja guardia", y emergió súbitamente como un "outsider" que venía a desterrar las anquilosadas prácticas de la política tradicional, casi como una versión de izquierda de Trump.

En esa contienda, Cuomo contó con el apoyo del actual alcalde demócrata, Eric Adams, sobre quien pesaban acusaciones de corrupción que le obligaron a abandonar su candidatura. Una vez derrotado, Cuomo optó por desacatar el resultado de la compulsa y presentarse como candidato independiente. Esa pretensión le valió el inesperado respaldo de Trump, quien abandonó al candidato republicano, Curtis Sliwa, para frenar a Mamdani.

A partir de su consagración como candidato oficial del Partido Demócrata en una ciudad multicultural, donde la llamada "población WASP" (blanca, anglosajona y protestante) es minoritaria por la presencia de importantes minorías afroamericana, hispana y ahora también de origen asiático y con una impronta ideológicamente "progresista" en la que en las elecciones presidenciales de noviembre de 2023 la entonces vicepresidenta Kamala Harris había aplastado a Trump y obtenido el 68% de los votos, Mamdani tomó la delantera y monopolizó

la agenda pública. Con una campaña agresiva, centrada en sus violentos ataques a Trump y favorecida por las réplicas del primer mandatario, quien a la recíproca no vacilaba en acusarlo de "loco comunista" y amenazaba con restarle todo apoyo financiero a la ciudad, Mamdani generó una polarización que le permitió cosechar el apoyo de sectores que, aún sin comulgar con sus propuestas, veían en su ascenso un canal para expresar su rechazo a la administración republicana.

En esta batalla contra Trump Mamdani tuvo el apoyo de Kathy Hochul, gobernadora del estado de Nueva York, y de la fiscal general del Estado, Letitia James, que había demandado judicialmente al gobierno federal para frenar la política antimigratoria. En un evento público, James llamó a Mamdani "mi hermano menor".

En esa ocasión Mamdani, a quien le gustaba presentarse como "la peor pesadilla de Trump, enfatizó: "Estamos en un período de oscuridad política: Trump y sus agentes del Servicio de Control de Inmigración se llevan a nuestros vecinos inmigrantes ante nuestros propios ojos. Su gobierno autoritario está llevando a cabo una política de tierra arrasada y de represalias contra cualquiera que se le oponga".

¿Efecto boomerang?

Pero el resultado de Nueva York no fue un rayo caído en medio de una noche estrellada. Coincidió con las victorias demócratas en las disputas por las gobernaciones de Virginia y Nueva Jersey. En Virginia la candidata demócrata, Abigail Spanberger, derrotó a la republicana Winsome Earle- Sears, respaldada por el gobernador Glenn Youngkin. En Nueva Jersey la demócrata Mikie Sherrill, venció al republicano Jack Ciatttarelli.

Los demócratas también triunfaron en un referéndum realizado en California sobre la modificación del mapa de los distritos electorales del Estado mientras que otra consulta popular celebrada en Pensilvania, uno de los denominados "estados pendulares", donde los resultados suelen variar entre elección y elección, ratificó la designación de tres magistrados de la mayoría demócrata en el máximo tribunal local.

Este avance demócrata coincidió con un mal momento para la imagen de Trump en la opinión pública. Una encuesta de Reuters-IPSO mostró que el mandatario tenía un 40% de aprobación y un 57% de desaprobación. Las cifras son más negativas en relación con el costo de vida, donde el índice de rechazo trepó al 67%.

Pero el estrellato de Mamdani, proyectado como una personalidad de relieve nacional y sucesor del veterano Bernie Sanders como exponente del ala izquierda del Partido Demócrata, genera una lógica aprehensión en las filas de su propio partido que temen que su perfil radicalizado ahuyente al electorado independiente y perjudique sus chances en las cruciales elecciones legislativas del año próximo, en la que aspira a romper la actual mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso.

La etiqueta "socialista" es políticamente letal en Estados Unidos, un país donde las ventajas del capitalismo son menos discutidas que la existencia de Dios. Los republicanos ya habían intentado asignarles ese rótulo a los dos últimos presidentes demócratas, Barack Obama y Joe Biden, pero la imputación carecía de una mínima base de sustentación. En el caso de Mamdani esa vulnerabilidad es reconocida por el afectado.

Ni lerdo ni perezoso, Trump pretende aprovechar esa ventaja y convertir la campaña electoral de 2026 en una cruzada nacional contra el fantasma comunista encarnado en la izquierda demócrata. De allí que la dirección demócrata haya resuelto rodear a Mamdani para persuadirlo de la conveniencia de morigerar esa imagen. Obama se ofreció públicamente como "consejero" del alcalde electo.

La victoria de Mamdani colocó al Partido Demócrata ante un dilema estratégico. El aparato tradicional busca atenuar los efectos negativos de la proyección nacional de su figura. Pero el flamante alcalde y la izquierda demócrata que lo acompaña sienten que llegó la hora de asumir una posición nítidamente diferenciada de Trump y apostar al fracaso de su gobierno para que la elección presidencial de 2028 sea una opción entre dos modelos antagónicos sobre el futuro de Estados Unidos. Demás está decir que Trump reza para que sus rivales de izquierda tengan éxito en su propósito.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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