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La sombra del cartel de Sinaloa, la organización criminal que fundó Joaquín “El Chapo” Guzmán, parece haberse proyectado sobre el sur de Salta, en una de las zonas más calientes del tráfico de drogas entre Bolivia y Argentina. Las sospechas se consolidaron tras descubrirse que los paquetes de cocaína transportados en la avioneta estrellada en un campo de Rosario de la Frontera llevaban la misma marca que otro cargamento incautado en 2022 en México.
Los 364 kilos de cocaína hallados tenían grabado un logotipo que replica el de una línea de marroquinería de lujo con sede en Milán, Italia. Este mismo símbolo fue utilizado por los narcotraficantes del cartel de Sinaloa para identificar 1,6 toneladas de cocaína decomisadas en el barrio de Tepito, en la Ciudad de México, durante un operativo encabezado por Omar García Harfuch, entonces titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Además del sello de la marca italiana, los ladrillos de droga también llevaban impreso el logotipo de una reconocida empresa de autos eléctricos estadounidense. En el mundo del narcotráfico, estos distintivos sirven para marcar la propiedad o el destino del cargamento, una práctica habitual para garantizar el control de las rutas internacionales.
De México a Salta: la misma marca, el mismo método
Tres años después y a más de 6.000 kilómetros de distancia, el mismo logotipo volvió a aparecer en el cargamento hallado en el sur salteño. La coincidencia despertó sospechas sobre la posible presencia operativa o influencia logística del cartel mexicano en la región fronteriza argentina.
La Gendarmería Nacional descubrió los paquetes enterrados en una caleta, junto a los restos de la avioneta Cessna que se estrelló en una finca aún sin propietario identificado. Los ladrillos prensados de cocaína llevaban la inscripción "Prada”, idéntica a la del envío incautado en México que tenía como destino final Los Ángeles, Estados Unidos.
Cinco detenidos y una causa que sacude a Salta
Por el caso hay cinco personas detenidas, con prisión preventiva dictada por la jueza federal Mariela Giménez, a pedido del fiscal Eduardo Villalba y la fiscal general adjunta Mariana Gamba Cremaschi.
Entre los acusados se encuentran los bolivianos Juan Pablo Quinteros Peredo y Henry Álvaro Mercado Cuajera, piloto y copiloto de la aeronave. En tanto, Julián Darío Mansilla, Jonathan Alejandro Gómez y Jorge Alberto Cuellar fueron imputados como partícipes necesarios del delito.
Las autoridades sospechan que se trata de una célula local que actuaba como operador logístico, posiblemente sin conocer el verdadero origen de la droga.
Un accidente que reveló toda la trama
El accidente ocurrió en un campo ubicado entre las rutas provinciales 3 y 31, cerca de Rosario de la Frontera. Un trabajador rural registró en video el momento en que la avioneta descendía de manera errática antes de impactar contra un Volkswagen Gol Trend, que se incendió de inmediato.
En el lugar, los gendarmes hallaron 136 kilos de cocaína dentro de la aeronave y el vehículo completamente calcinado. El fiscal Villalba, a cargo de la Delegación Noroeste de la Procunar, supervisó el operativo junto a su equipo.
Mientras avanzaba la búsqueda de los prófugos, Mansilla se presentó en la comisaría de Antillas para denunciar que su auto había sido robado, pero su intento de coartada se derrumbó rápidamente: los investigadores habían encontrado en el lugar del siniestro un registro de conductor a su nombre.
La pista de los dólares y el hallazgo final
Los pilotos bolivianos fueron capturados en la terminal de Metán, luego de que una vendedora de kiosco alertara a la policía porque intentaron pagar una bebida energizante con dólares. Habían caminado casi 40 kilómetros desde el punto del accidente para tomar un colectivo hacia Bolivia.
Según la investigación, los miembros de la célula local habían preparado una pista clandestina marcada con una lona. Sin embargo, al aterrizar, la aeronave golpeó el auto estacionado y se desató el incendio.
A pocos metros del lugar se encontraron dos dispositivos de navegación satelital, lo que permitió a las fuerzas rastrear el desplazamiento de los implicados y recuperar otros 228 kilos de cocaína enterrados en el monte, cerca del límite con Santiago del Estero.
Un corredor narco que ya tiene antecedentes
No es la primera vez que el sur salteño se convierte en escenario de una operación de este calibre. En 2018, la Justicia Federal secuestró 334 kilos de cocaína en la misma zona, y en 2021, seis miembros de aquella organización fueron condenados a penas de entre seis y doce años.
Con este nuevo hallazgo, el sur de Salta vuelve a quedar bajo la lupa de las autoridades federales y de los organismos internacionales que investigan la narcorruta boliviana-mexicana.
Mientras tanto, la coincidencia entre las marcas impresas en los paquetes y los símbolos del cartel de Sinaloa vuelve a encender una alarma: el norte argentino podría haberse convertido en una nueva escala de tránsito de la cocaína mexicana rumbo a los Estados Unidos.