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El miércoles por la noche, una escena confusa y alarmante sacudió Cerrillos. Testigos vieron cómo un joven que se desplazaba en motocicleta discutía acaloradamente con varios hombres que se movilizaban en un auto blanco. En medio del altercado, los sujetos tomaron al motociclista y lo introdujeron por la fuerza en el vehículo, para luego marcharse con rumbo desconocido, dejando la moto abandonada frente a un negocio al que el joven había acudido a comprar.
Un testigo que observó todo alertó al Sistema de Emergencias 911: “Una persona acaba de ser secuestrada en plena vía pública, en un auto blanco”, denunció.
A partir de ese momento, se activó un amplio operativo cerrojo de búsqueda por parte de las fuerzas de seguridad. La alerta fue inmediata y los controles se desplegaron en distintos accesos y puntos estratégicos del Valle de Lerma. La tensión creció con el correr de las horas, y la ausencia de noticias del joven generó preocupación entre familiares y vecinos.
Sin embargo, la historia dio un giro inesperado cerca de las 2.30 de la madrugada de hoy. El presunto secuestrado regresó caminando a su casa, sin signos visibles de violencia ni rastros de haber estado retenido contra su voluntad. Cuando fue abordado por la Policía, se negó a radicar la denuncia y aseguró que no quería saber nada con el tema.
Este comportamiento llamó profundamente la atención de los investigadores, que venían siguiendo el caso como un posible delito grave. ¿Por qué el joven no quiso dar explicaciones? ¿Qué lo llevó a callar, a pesar de la conmoción generada? ¿Tuvo miedo? ¿Recibió amenazas? ¿Estaba involucrado en alguna situación irregular? **¿Qué quiere ocultar?**
Desde Radio Salta, que fue el primer medio en dar a conocer el caso, se plantearon las hipótesis más inquietantes: una deuda impaga, un ajuste de cuentas vinculado al narcomenudeo o un conflicto por actividades ilícitas. Pero todo quedó en la nebulosa.
Con ninguna denuncia formal presentada, el caso no puede ser investigado penalmente y se convierte en uno de esos episodios que quedan flotando entre lo policial y lo social, entre lo que se ve y lo que se oculta. Las cámaras de seguridad y los testimonios confirman que el episodio existió. Lo que no se sabe --y quizá nunca se sepa- es qué había detrás de esa escena que, por momentos, parecía sacada de una serie de Netflix.
El protagonista de este extraño episodio es un joven de 25 años, que por razones que solo él conoce, decidió guardar silencio. Mientras tanto, Cerrillos sigue hablando del caso que pareció un secuestro y terminó en nada. O, mejor dicho, en algo que huele muy mal.