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12 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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Orlando Moya: el Cachi lo despidió con lágrimas y silencio

La escuela y la pista de Cachi llevan el nombre del soldado Moya.
Domingo, 12 de octubre de 2025 01:44
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Luego de rendidos los honores de rigor, el vehículo con los restos del soldado Moya partió a Cachi seguido por una caravana de coches que trasladaban a oficiales, suboficiales, soldados, la señora madre del difunto, el señor Humberto Oliver, familiares y amigos. Al respecto, Oliver recordó para El Tribuno que aquel viaje realizado hace cincuenta años fue uno de los más tristes que le haya tocado vivir. "Su padre, Aníbal Moya –cuenta Oliver- había preferido esperar a su hijo en el pueblo que lo había visto nacer, ir a la escuela y crecer hasta incorporarse al Ejército. El regreso fue muy triste; Asunción, como buena criolla, sobrellevaba con un silencio admirable la infinita pena de haber perdido a su hijo.

Como ya habíamos hecho avisar a los amigos de Cachi la hora que aproximadamente arribaría el cortejo, al pasar por Payogasta pudimos ver gente apostada al costado del camino esperando el paso del vehículo que transportaba al soldado Moya. Algunos agitaban sus pañuelos con tristeza y otros alcanzaban ramitos de flores.

Doña Asunción solo miraba con serenidad las múltiples manifestaciones de cariño que la gente le expresaba. Parecía ausente y que sus lágrimas solo se derramaban hacia su interior profundo ya que muy pocas veces las vi rodar por sus mejillas. Y así, en los 10 kilómetros entre Payogasta y Cachi, se pudo ver gente de grupo en grupo, parada y estrechando el camino, para saludar el paso silencioso de la caravana. Por fin, y ya casi al mediodía, el móvil que portaba el féretro alcanzó el puente carretero.

En la cabecera opuesta, una gran cantidad de vecinos se acercaron para el último saludo al ahora Cabo Orlando Moya. Allí estaba su padre Aníbal, acompañado por el intendente don Juan Choque, el párroco P. Zontac, directivos y docentes de la Escuela "Dr. Victorino de la Plaza"; los vecinos Felipe Wayar, Pío Díaz, Florindo Moya, el Dr. Arne Hoygaard, las familias Carral, Tedín, Corimayo, Aramayo, Navarro, Chiliguay y muchísima gente del pueblo y lugares cercanos. Recuerdo –prosigue Oliver- que la familia pidió que Orlando fuese velado en su casa, y así fue. El velatorio comenzó esa tarde y al día siguiente, con todos los honores militares, el Cabo Orlando Moya fue sepultado en el cementerio de Cachi, lugar al que llegó el féretro acompañado por casi todo el pueblo. Hoy, el mausoleo que guarda sus restos dice en su pórtico: 'Homenaje de la Unión Provincial". Tiempo después, cuando fui intendente gestioné que la escuela de Finca Rancagua se llame "Cabo Anibal Orlando Moya"; que una arteria del pueblo lleve su nombre al igual que la pista de aterrizaje", concluye Oliver.

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