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12 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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Manos que ayudan: el lado más humano de la peregrinación

Los peregrinos que salieron de San Antonio de los Cobres hacia la Catedral hicieron un alto en El Alfarcito, donde recibieron asistencia y cuidados durante su descanso. 
Viernes, 12 de septiembre de 2025 10:25
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Cada año, miles de peregrinos recorren cientos de kilómetros para llegar al Santuario del Señor y la Virgen del Milagro. En el camino, el esfuerzo físico y la fe se entrelazan, y quienes caminan encuentran también la solidaridad de quienes se dedican a ayudarlos. En Alfarcito, uno de los puntos de asistencia más importantes, se congregan voluntarios que acompañan a los peregrinos que llegaron desde San Antonio de los Cobres, ofreciendo atención sanitaria y contención.

Susana Grande, encargada de sanidad en el punto de ayuda, lleva cinco años colaborando. “Somos alrededor de siete u ocho personas. Yo estoy encargada de sanidad y me dedico a ayudar a los que vienen con ampollas, con los pies cansados”, contó. Sobre el sentido de su labor, explicó: “Es otra forma de mostrar también la fe. La fe la encontrás siempre y cuando estés apoyando a la gente que la necesita”.

Para Susana, el milagro se vive en la ayuda mutua: “Sí, en ayudarnos entre todos y más que nada ser buenas personas y darle a la gente lo que se merece. La verdad que a mí me ha ayudado muchísimo y se me sale el corazón cuando veo las imágenes”. Además, adelantó que participará de la procesión del 14 de septiembre: “Voy a ayudar a lavar los pies, es mi misión en la tierra. Este es el milagro: ayudar y dar”.

Florencia, joven voluntaria de Resistencia, Chaco, participa por primera vez acompañando a su tía, quien lleva siete años colaborando. “Más que nada quería vivir la experiencia de ser servidora y colaborar. Soy creyente del Señor y la Virgen del Milagro, y acá voy a dejarme llevar, acompañar y colaborar”, explicó.

El milagro también se refleja en quienes peregrinan año tras año. Héctor Daniel, quien llegó desde Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, relató cómo su fe lo acompañó en momentos difíciles: “Para mí, el milagro fue en 2009, algo emocionante. Después tuve un milagro en 2018, me enfermé de cáncer, meloma múltiple. Me tuve que operar de columna y hacer un tratamiento largo. Pedí al Señor y a la Virgen del Milagro y salí adelante”.

Sobre su experiencia, agregó: “Cada día agradezco a Dios cuando me levanto y estoy vivo. La solidaridad acá en Salta es muy grande y con mucho amor, y eso dice mucho de los salteños”.

A lo largo de Alfarcito, se ve a los peregrinos recibir masajes en los pies, curar llagas y reponerse antes de continuar su camino. El trabajo de los voluntarios y la fe de los caminantes se entrelazan en cada gesto, recordando que el milagro no solo está en llegar al Santuario, sino también en acompañarse y cuidarse mutuamente durante el recorrido.

 

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