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?El judo para mí significó todo, fue mi primer marido?

Domingo, 03 de junio de 2012 04:19

Temperamental pero sobre todo apasionada con lo que hace y le fascina enseñar judo, Mara Narancic dialogó con El Tribuno y Dijo lo Suyo. “Chicos por más que estén todos los papás acá, les aviso que al próximo que hable lo voy a sacar de la colchoneta sea nuevo o viejo, no me importa”, sostiene al inicio de una de sus clases en la Sociedad Italiana (Zuviría 380) y agrega luego: “En judo lo primero que se aprende es el respeto”.

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Temperamental pero sobre todo apasionada con lo que hace y le fascina enseñar judo, Mara Narancic dialogó con El Tribuno y Dijo lo Suyo. “Chicos por más que estén todos los papás acá, les aviso que al próximo que hable lo voy a sacar de la colchoneta sea nuevo o viejo, no me importa”, sostiene al inicio de una de sus clases en la Sociedad Italiana (Zuviría 380) y agrega luego: “En judo lo primero que se aprende es el respeto”.

Hace 34 años que Mara Angélica Narancic está ligada al judo, sin dudas la máxima exponente de nuestra provincia y la primera mujer en Argentina en obtener la graduación de 6§ Dan en 1999. El año pasado, en los festejos de las bodas de plata del Torneo Zvonimir Narancic, la Maestra recibió el 7º Dan y se transformó en la primera mujer no solo en el país con dicho grado sino también en Latinoamérica.

Esposa de Antonio y madre de Mirko (este año cumple 15), comenzó a practicar judo desde grande, cuando tenía 20 años.

Hija de madre italiana y padre yugoslavo, Mara -de 54 años- siempre tuvo un espíritu de liderazgo, “en el colegio me acuerdo era la delegada del curso, presidenta del centro de estudiantes y siempre andaba ahí, metida en todo. Eso sí, cuando terminé en el último año me lleve hasta el agua de los floreros”, dice.

Hace un tiempo largo tiene en mente llevar a cabo el Museo del Deporte en Salta, pero las decisiones políticas todavía no la acompañan. Luchadora incansable, sabe que algún día su museo será realidad.

¿Cómo llega el judo a su vida?

En el año 79", hacía dos años que había dejado la secundaria sin haberme recibido. Empecé a trabajar en la Asociación Bancaria y en marzo de ese año me encontré con una compañera del colegio. Yo había engordado y ella trabajaba en un gimnasio, así que un día salí del trabajo y me cruce al gimnasio donde vi una clase de judo y me enamoré. Me quedé mirando la clase y el profesor, Abel Catán, me comentó que ese fin de semana había un torneo en el club de Agentes Comerciales. Ese lunes 20 de marzo comencé a practicar judo por estar gorda.

¿Antes del judo había practicado otros deportes?

Sí, siempre. En el colegio me dedicaba a casi todos los deportes: básquet, softbol, voley y atletismo. Me gustaba participar en los intercolegiales. Yo vivía en la Córdoba y San Luis, y una vuelta se me dio por hacer el curso de Instructora Deportiva en la Secretaría de Deportes, donde me enseñaron todos los deportes. Ahora hace cuatro años que hago natación porque me operaron de mi rodilla derecha donde tengo una prótesis.

¿Qué significa el judo en su vida?

Es todo. Llegó a ser mi marido. Hasta los 37 años fui soltera, entonces éramos el judo y yo, mis viajes y todo eso. Desde el 95 empecé a vivir con mi marido, llevamos juntos 17 años y cinco de casados. A mi hijo lo tuve de grande, a los 38. Por supuesto, un marido y un hijo te llenan la vida de otra manera, pero hasta los 37 años el judo fue toda mi vida.

¿Tuvo gente que la marcó en su carrera?

Me hice un poco sola, tuve buenos profesores en Salta. Abel Catán, Juan Carlos Romano y después fueron mis amigos, mis maestros Miguel Samañego, Carlos Bianchi, Jorge Borcar que eran los profesores de esa época. Me ayudó mucho Angel Pereyra cuando tuve que rendir el 2§ Dan, Osvaldo Martínez en mi 3§ Dan, Darío Córdoba inclusive un profe que ahora está en la vereda del frente y no quiere acercarse por esas cosas de la vida. Le debo mucho a toda esa gente.

¿Cuándo empezó, era normal que una mujer se dedique a eso?

Cuando empecé había solo 11 chicas en Salta que practicaban judo. Yo tenía un permiso especial de la Federación para luchar con varones. Eran más livianos que yo, la fuerza del varón con el peso mío se equiparaba. Algunas veces ganaba y otras perdía, como todo en la vida. Como en Salta no tenía rivales pedí permiso para empezar a viajar. Me iba a Buenos Aires un mes y estaba en la casa de una chica, de otra y así. En esa época éramos pocas y nos conocíamos todas, nos invitábamos siempre. Practiqué en River, Ferro, Independiente, en Córdoba en el ACB, anduve por todos lados. Por lo general terminaba en Buenos Aires o Córdoba que eran los mejores centros de judo.

¿Cuáles fueron las competencias más representativas?

Desde 1982 participé de tres Torneos Panamericanos, en Chile ese año donde quedé tercera, fui campeona de los Juegos Cruz del Sur que ahora son los Odesur; después en los Panamericanos de México no pude clasificar me hizo muy mal la altura y en los Panamericanos de Cuba, quedé tercera. Viaje al Mundial de Yugoslavia de 1989, en Belgrado, donde se me cayó una alemana y me lesionó el hombro. Participé de varios torneos latinoamericanos e internacionales, donde fui dos veces campeona en cada uno.

¿Comenzó la carrera dirigencial junto con deportiva?

Sí, a los 20 años. Tuve la suerte de pasar por todos los cargos, llegué a ser durante ocho años presidente de la Federación Salteña de Judo. Como dirigente también tuve la suerte de viajar a Chile, Paraguay, Brasil, Cuba, México, Ecuador, República Dominicana, Egipto y Japón. El último viaje fue a Marruecos como delegada del equipo argentino juvenil, hace dos años.

¿Por qué el judo no es un deporte popular como el fútbol?

Es según la idiosincrasia de cada país, en Francia por ejemplo el rugby es considerado el deporte más popular, pero hay más practicantes de judo que rugbiers; en Corea es el taekwondo, sin embargo en las escuelas primarias los coreanos a los chicos les enseñan judo porque es la base para hacer cualquier otro deporte sin problemas de golpearse.

¿Con tantos años y una gran trayectoria por qué no tiene su gimnasio propio?

Porque nunca me interesó. En septiembre van a hacer 25 años que estoy en la Sociedad Italiana y estoy muy feliz acá. Han pasado muchísimas comisiones directivas, algunas me quisieron sacar otras me apoyaron. Esta es mi segunda casa, me siento feliz. Cuando cumplí los 30 años en el judo, les dije a los chicos que era la mujer más feliz del mundo porque durante todo ese tiempo hice lo que me gustaba y no hay nada mejor que eso. Soy feliz dando clases, peleando con los chicos, renegando. Además, tengo la posibilidad de educarlos, tuve alumnos que hoy son médicos, abogados. De los chicos se aprende mucho.

¿Cuáles son las ventajas de practicar judo?

Algunas mamás me dicen que traen a sus hijos para que los eduque porque a ellas no les dan bolilla. Otras porque creen que el deporte es lindo, porque los chicos viajan y porque yo tengo paciencia. Otros chicos vienen por recomendación del psicólogo, pero ojo con esto porque el psicólogo no recomienda cualquier arte marcial.
No en todas las artes marciales el chico descarga energías. Después de practicar judo, llegan a casa y lo único que quieren es dormir porque no dan más. En karate, por ejemplo, hacen marca pero no llegan a dar la piña; si bien gastan energías, no es como una caída del judo. La gimnasia del judo es mortal, cuando los chicos son hiperactivos los psicólogos recomiendan este tipo de actividades.
Es un deporte muy formativo y completo. No solo en las artes marciales, sino en todos los deportes se tendría que enseñar la caída de judo, preserva al chico de cualquier golpe. Como deporte base tendría que ser obligatorio en las escuelas.

¿Por qué el judo no tiene el mismo desarrollo que el boxeo, por ejemplo?

Cuando estaba el secretario Carmelo Di Pietro nos habían dado cuatro escuelas de judo y en esa época tuvimos un hermoso desarrollo. Después nos sacaron las escuelas. Ahora tenemos dos de talentos en las que tenemos a los chicos de los Trasandinos, desde los 15 años en adelante. Con Federico Abud (actual secretario de Deportes) quedamos que además íbamos a poner dos escuelitas más de iniciación, base para atraer más chicos al deporte.

¿Después de tantos años, todavía tiene ganas de seguir enseñando y aprendiendo?

No sé cuánto me queda la verdad. Pueden ser dos, tres o diez. Estoy cansada de algunas situaciones, hay gente que tiene diferencias conmigo y a la larga se tienen que dar cuenta que están errados.

¿De qué se trata el Museo del Deporte que quiere crear?

El proyecto contempla una biblioteca del deporte, una sala de conferencia para que las distintas disciplinas puedan hacer seminarios, información turística deportiva porque mucha gente que llega a Salta no sabe dónde hay gimnasios de judo, nadie sabe la dirección de los clubes y qué deporte se practican.

¿Qué análisis hace del Trasandino en Perú?

Estamos en constante recambio, el equipo de chicas era muy bueno pero tres de ellas, ya grandes, no estarán el año que viene y de las dos que quedan una se va a estudiar y no sabemos si podrá venir. De los varones son todos muy nuevos. Los salteños siempre anduvieron bien, siempre trajeron medallas.

¿Qué necesita una persona para practicar judo?

Mucho amor por lo que hace, constancia, dedicación y dejar de lado un montón de cosas. Si yo no tengo hijos grandes es porque me dediqué hasta muy grande al judo.

¿Quién es la mejor judoka actualmente?

Paula Pareto. Tenemos una campeona del mundo que es Daniela Krukowel (2003), una subcampeona del mundo que es Carolina Mariani y una tercera olímpica que es Paula Pareto.

¿Alguna vez tuvo que utilizar el judo para defenderse o defender?

Antes de aprender judo me defendí varias veces con una buena trompada o una buena patada. Una vez con mi marido tuvimos un inconveniente con unos muchachos que le faltaron el respeto y tuve que meterme, pero no llegué a utilizar el judo simplemente le metí una cachetada y me pare en defensa pero salió corriendo. Nunca utilicé el judo para defenderme, para mí es algo sagrado. 
 

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