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Un día en el Cabra junto a sus chicos

Domingo, 22 de diciembre de 2013 03:28

Al leer el título creímos que estábamos frente al epígrafe de una información turística. --­Caramba! Nos equivocamos de sección, nos dijimos.

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Al leer el título creímos que estábamos frente al epígrafe de una información turística. --­Caramba! Nos equivocamos de sección, nos dijimos.

Pero después de poner atención en lo que leíamos, caíamos en cuenta que habíamos abierto la página que nos interesaba, la que contenía anuncios políticos.

La confusión se había originado en el título mencionado, que rezaba que el gabinete provincial, encabezado por el gauchito gobernador, se había reunido en el Hotel del Dique, cuyo propietario es el muy conocido empresario mediático Mario Ernesto Peña.

­Engañadores suelen ser algunos títulos periodísticos!

En este punto nos acució la pregunta: ¿Qué hacía el Gabinete en Cabra Corral? ¿En el Grand Bourg carecen de comodidades? ¿Se les echó a perder el aire acondicionado? ¿O la reunión era un pretexto para ahogar las ganas de navegar? Aunque más no fuese en un catamarán.

Nada de eso. El motivo del encuentro ministerial dado por las urgencias existenciales del esbelto mandatario de alejar los pesares de su gestión.

El 2013 no le fue propicio. Ni amable le fue. Varios de “sus” intendentes se le mostraron díscolos; sus aliados del PRS dejaron de serlo; Leavy, el Gringo Marocco y José Vilariño se cansaron de sus desdenes; el Partido Obrero le dio una paliza en esta ciudad capital, y le llenó el Concejo Deliberante de troskistas irreverentes, poniendo al compañero Miguel en fastidiosa situación.

Para colmo de la plaga, como dice el tango, la derrota de octubre lo obligó a despedir a media docena de sus ministros por incapacidad manifiesta.

Advirtió que muchos de sus caprichos, arbitrariedades (léase el ñaño Rodolfo, entre ellos), y arrogancias, no solamente cayeron mal en la población sino en el propio PJ. En especial la ineficiencia.

Eligió para reemplazar a los funcionarios a los que dio las gracias por los servicios prestados, como se estila, a un grupo de jóvenes sin experiencia alguna en su nueva función. Nadie sabe cómo harán estos neófitos, por más que entusiastas, para corregir los errores de una gestión lamentable.

El asunto fue que Juan Manuel Urtubey, para demostrar quién es el que manda, llevó a sus chicos, y al ministro de Salud, que no tiene nada de adolescente, a retozar un día en el

campo, frente a las aguas llenas de juguetones pejerreyes del Cabra Corral.

El anfitrión, Mario Ernesto Peña, les habrá brindado sabios consejos. Se espera que la factura no hay sido muy pesada.

 

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