Las 246 internaciones (199 varones y 47 mujeres) asentadas durante los primeros seis meses de este año dan cuenta del notable incremento con respecto a los 316 casos registrados durante todo 2014. Dependiente del Ministerio de Salud Pública de la Provincia, la Unidad de Desintoxicación es el único organismo en toda la provincia que brinda abordaje de las adicciones en un contexto hospitalario.
Episodios depresivos, intentos suicidas, lesiones autoinfligidas, desnutrición, infecciones venéreas y VIH (Virus de Inmuno Deficiencia Humana) son parte de los problemas colaterales a la adicción que constan en los expedientes. Sin nombres y con códigos internacionales de identificación, los documentos dan cuenta de un policonsumo de sustancias. El factor común en muchas de esas historias es que evidencian la existencia de una enfermedad que según los especialistas se convirtió en una patología social. La pasta base, marihuana y alcohol integran un combo cada vez más incorporado en la vida cotidiana de muchos jóvenes salteños.
La franja que va a de los 20 a los 40 años tuvo 124 pacientes internados en lo que va de 2015. Entre los adolescentes de 15 a 20 hubo 63 casos y entre los mayores de 40 años, 59 pacientes. De acuerdo a los datos suministrados por la UDH, la mayoría de las personas que reciben asistencia son varones. Este año hubo 199 pacientes varones y 47 mujeres. En 2014 se registraron 262 y 54 ingresos, respectivamente.
Abandono y situaciones familiares complejas como la ausencia de la madre o el padre, son algunas de las realidades que figuran en el formulario que cada paciente debe completar para entrar en la unidad.
Al azar, un expediente cuenta la historia de una adolescente de 16 años con intentos de suicidio, cortes en los brazos y consumo de pastillas.
No importa mucho a que clase social pertenezcan, los adictos confirman una tendencia que no contempla estratos.
"Una bomba a punto de explotar"
Asociar a los adictos con presidiarios o con el VIH quedó lejos en el tiempo. Los últimos años de la década de los 80 y los casos de adicción hoy solo representan recuerdos para algunos especialistas.
"Aprendí que la adicción es una enfermedad pero me quedé corta, se convirtió en toda una patología social que está impactando en todas las personas y en todos los niveles sociales", dijo a El Tribuno, Dorys Flores, jefa de la Unidad de Desintoxicación para adictos que funciona en el hospital del Milagro.
Ocho camas y seis especialistas (psiquiatras, médicos clínicos y psicólogos) representan los únicos recursos disponibles en la Unidad. La realidad, para los médicos que trabajan en el lugar, podría mejorar con la creación de más dependencias dedicadas a la desintoxicación, tanto en la ciudad como en el interior.
"Es necesario actuar integralmente con acciones inclusivas y un trabajo en equipo. El consumo de drogas es un flagelo propio de nuestra sociedad y no se le está dando mucha importancia, sobre todo en el tema del narcotráfico que ya está instalado. Esto es peor que el VIH y el cáncer y no se está capacitando al respecto. No hay recursos y eso está generando una bomba de tiempo a punto de explotar", aseguró Flores.
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Las 246 internaciones (199 varones y 47 mujeres) asentadas durante los primeros seis meses de este año dan cuenta del notable incremento con respecto a los 316 casos registrados durante todo 2014. Dependiente del Ministerio de Salud Pública de la Provincia, la Unidad de Desintoxicación es el único organismo en toda la provincia que brinda abordaje de las adicciones en un contexto hospitalario.
Episodios depresivos, intentos suicidas, lesiones autoinfligidas, desnutrición, infecciones venéreas y VIH (Virus de Inmuno Deficiencia Humana) son parte de los problemas colaterales a la adicción que constan en los expedientes. Sin nombres y con códigos internacionales de identificación, los documentos dan cuenta de un policonsumo de sustancias. El factor común en muchas de esas historias es que evidencian la existencia de una enfermedad que según los especialistas se convirtió en una patología social. La pasta base, marihuana y alcohol integran un combo cada vez más incorporado en la vida cotidiana de muchos jóvenes salteños.
La franja que va a de los 20 a los 40 años tuvo 124 pacientes internados en lo que va de 2015. Entre los adolescentes de 15 a 20 hubo 63 casos y entre los mayores de 40 años, 59 pacientes. De acuerdo a los datos suministrados por la UDH, la mayoría de las personas que reciben asistencia son varones. Este año hubo 199 pacientes varones y 47 mujeres. En 2014 se registraron 262 y 54 ingresos, respectivamente.
Abandono y situaciones familiares complejas como la ausencia de la madre o el padre, son algunas de las realidades que figuran en el formulario que cada paciente debe completar para entrar en la unidad.
Al azar, un expediente cuenta la historia de una adolescente de 16 años con intentos de suicidio, cortes en los brazos y consumo de pastillas.
No importa mucho a que clase social pertenezcan, los adictos confirman una tendencia que no contempla estratos.
"Una bomba a punto de explotar"
Asociar a los adictos con presidiarios o con el VIH quedó lejos en el tiempo. Los últimos años de la década de los 80 y los casos de adicción hoy solo representan recuerdos para algunos especialistas.
"Aprendí que la adicción es una enfermedad pero me quedé corta, se convirtió en toda una patología social que está impactando en todas las personas y en todos los niveles sociales", dijo a El Tribuno, Dorys Flores, jefa de la Unidad de Desintoxicación para adictos que funciona en el hospital del Milagro.
Ocho camas y seis especialistas (psiquiatras, médicos clínicos y psicólogos) representan los únicos recursos disponibles en la Unidad. La realidad, para los médicos que trabajan en el lugar, podría mejorar con la creación de más dependencias dedicadas a la desintoxicación, tanto en la ciudad como en el interior.
"Es necesario actuar integralmente con acciones inclusivas y un trabajo en equipo. El consumo de drogas es un flagelo propio de nuestra sociedad y no se le está dando mucha importancia, sobre todo en el tema del narcotráfico que ya está instalado. Esto es peor que el VIH y el cáncer y no se está capacitando al respecto. No hay recursos y eso está generando una bomba de tiempo a punto de explotar", aseguró Flores.