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El artículo 1 de la Ley 24.660, capítulo primero (ley de ejecución de la pena privativa de la libertad) señala que "la ejecución privativa de la libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley, procurando su adecuada reinserción social...". Para tal fin el régimen penitenciario deberá hacer uso de los medios necesarios que resulten apropiados.
Desde el Servicio Penitenciario local no niegan el trato diferenciado que reciben Torrico y Lasi en el pabellón de máxima seguridad -pabellón M-, lugar que fue construido para albergar a este tipo de criminales. Asesinos que terminan siendo "presos vip" en un sector exclusivo del penal, donde además de gozar de algunas comodidades -televisor LED y equipo de música-, ambos disfrutan de momentos de recreación en un lugar que, según las autoridades del Servicio, fue dispuesto por la Justicia salteña.
Paradójicamente, dos hombres que violaron y mataron a niños y jóvenes inocentes están "castigados" y al margen del resto de la población que convive en un sector común que a diario recorren cientos de presos, delincuentes de menor cuantía, quienes sí deben aceptar la rigurosidad de la ley. El desprecio por la vida humana, el despiadado y salvaje acto de matar a niños y mujeres parecería tener un valor agregado a la hora de ir a prisión, al menos para Torrico y Lasi.
¿Beneficios de la ley?
"Hacen lo que quieren adentro del penal", señala una voz en off a modo de información. En momentos de recreación, cuando ambos se juntan, además de disfrutar de sus beneficios también transgreden la ley ¿Quién los controla? Nadie. Al uso de celulares se le suma el consumo de bebidas alcohólicas y la utilización de los uniformes de guardiacárceles, entre otras transgresiones.Pasar el límite que marca lo que está permitido y lo que no es una mera formalidad en el interior del penal. A esta altura a nadie sorprende que Torrico tenga no uno sino varios celulares en su poder. Hasta se habla en voz baja de salidas transitorias a lugares prohibidos para algún encuentro amoroso. Fue condenado en diciembre de 1999 y desde ese momento nunca dejó de estar bajo el ojo de la tormenta. Ahora, en Gustavo Lasi, el confeso asesino de las turistas francesas, encontró un aliado.
Más que beneficios, estos criminales parecerían gozar de plena impunidad. Su comportamiento, al menos el de Torrico, hizo que en más de una oportunidad el personal del Servicio Penitenciario quedara expuesto e incluso perdiera su trabajo. El último hecho relevante ocurrió en noviembre, cuando en la celda de Torrico personal penitenciario encontró un celular que contenía más de 80 fotos, muchas comprometían a celadores o guardiacárceles. Dos de ellos fueron puestos a disposición y esperan que la Justicia investigue, ya que en el celular que tenía Torrico aparecen durmiendo en el pabellón M.