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Los Trump, un clan millonario en el centro del poder

Viernes, 20 de enero de 2017 01:30
La familia Trump, en la cúspide del poder.
Una esposa inmigrante abnegada; una hija y un yerno que quieren pisar fuerte en la alta política de Washington; dos hijos empresarios aficionados a la caza mayor; otra hija veintiañera y naciente estrella en las redes sociales y un niño que quiere ser "golfista y empresario", son el clan que rodea a Donald Trump y que ahora redefinen sus roles en el centro del poder mundial.
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Melania Trump
Melania, casada con el magnate desde 2005, lanzó la primera piedra. Ni Washington, ni la Casa Blanca, ella -que admite no tener niñeras- se ocupará de la crianza del pequeño Barron, de 10 años, y el menor de los cinco herederos, en su torre en Nueva York, al menos hasta que el niño concluya sus estudios.
La ex modelo eslovena, bautizada Melanija Knavs, es la primera dama extranjera que pisará eventualmente la Casa Blanca. Nacida en la ciudad industrial de Sevnica, esta mujer de 46 años, llegó a Nueva York para probar suerte con el modelaje en 1996 y recién obtuvo su tarjeta de residencia -la Green Card- en 2001.
En el medio, se movió con un permiso de trabajo conocido como H-1B, una instancia que su marido, en plena campaña, dijo que "sustituye a los trabajadores estadounidenses con menores sueldos. Se hace un extendido abuso".
Melania, quien dijo no se le hubiera "pasado por la cabeza" estar sin papeles, representa, entonces, la excepción a la política antiinmigratoria de su esposo.
La tentación mediática es tomarla como a una belleza bien educada y silenciosa al lado del marido, pero ella ya se forjó una idea de sí misma en el poder. Alguna vez dijo que sería "tradicional", como Jackie Kennedy y que ya trabaja en "muchas, muchas caridades que implican a niños y a diferentes enfermedades".
Pero el "efecto Melania" fue más bien una brisa molesta. Ella salió al ruedo para defender tibiamente a su marido cuando estallaron las denuncias de mujeres abusadas o cuando fue la comidilla de los medios por dar un discurso plagiado de la carismática Michelle Obama.
Incluso, ella misma, que dice tener "piel gruesa" y que se toma todo "día a día", decidió recluirse. De hecho, tras de la victoria, no hubo noticias suyas, excepto la puja entre diseñadores que quieren vestirla o cómo su pueblo natal hace publicidad con su hija dilecta para atraer turistas.
"Elegí no entrar en política", contó en una entrevista en la revista GQ. "Ese el trabajo de mi esposo". Ella tiene opiniones, aseguró, y le da consejos a su marido: "Nadie sabe, ni nunca sabrá", lo que dice puertas adentro. "Es entre mi marido y yo", sentenció.
Dice que no es "demandante"; que "no quiere" cambiar a Trump y se configura como el ideal patriarcal y conservador de esposa y ayudante. "El es un marido muy comprensivo. Si le digo 'necesito una hora para tomarme un baño o darme un masaje', él no tiene nada en contra, me apoya mucho", contó ella, reforzando un rol de socia minoritaria del matrimonio dirigido por Trump.
Y mientras Melania se opaca en la escena pública, Ivanka, la hija mayor brilla y se impone como "la" mujer en el círculo de poder de su padre.
Segunda hija de la unión con Ivana, la primera esposa del magnate, Ivanka -de 35 años- es una adalid perfecta de su padre. Lo acompañó no sólo en los negocios, sino también en la televisión, cuando Trump condujo el polémico reality "El aprendiz".
"Si Ivanka no fuera mi hija, quizás saldría con ella", confesó su padre, en 2006.
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Ivanka Trump
La mujer, que se convirtió al judaísmo por amor a su marido y que medita dos veces al día, fue la más activa en la campaña y quien estuvo detrás de la estrategia de presentar al candidato como alguien externo a la política tradicional.
Aunque aseguró tras la victoria que no sería parte del equipo de gobierno, Ivanka jugará el rol negado a Melania, una especie de Primera Dama involucrada en los temas que le interesan: el papel de la mujer en la empresa y la maternidad en el mundo laboral.
Hace pocos días, renunció a la presidencia de su empresa de ropa, joyas y zapatos, apenas se conoció la noticia que Jared Kushner, su marido y padre de sus tres hijos, fuera nombrado consejero especial de la Casa Blanca, el más joven del nuevo gobierno.
La pareja ya compró una mansión en Washington y se perfila como un joven y pujante matrimonio político, depositario de toda la confianza presidencial. A tal punto que el propio Trump dijo que su yerno era tan talentoso que podría ayudar con "la paz en el Medio Oriente". Y ahora, será el preferido del West Wing, el ala privada del poder.
Del matrimonio con Ivana -quien en cuanto su ex ganó la presidencia le pidió la embajada checa-, tiene dos hijos más: Don Jr. y Eric, las nuevas cabezas de la Trump Organization, que comparten además la afición por la caza mayor.
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Eric Trump
Ambos fueron criados por su madre y la relación paterna se afinó cuando se unieron al negocio. En las fotos, pasaron de ser niños regordetes a convertirse en jóvenes de trajes holgados, con novias modelos, y cabellos engominados.
Eric, de 33 años, casado con la periodista de CBS Lara Yunaska, es el empresario de fuste, correcto con la prensa, prolijo y sin timidez frente a las cámaras. Fue nombrado uno de los "principales 20 filántropos menores de 40 años" por The New York Observer, una publicación de su cuñado, y además es dueño de una bodega y administra 18 campos de golf.
"Mi hermano y yo vamos a tomar el negocio. Estaremos fuera del gobierno, no tendremos nada que ver", dijo desde Punta del Este, donde anunció la construcción de un edificio de 100 millones de dólares y auguró que su padre tendrá "una gran relación con Mauricio Macri".
Su hermano, el primógenito, Don Jr., de 39 años, es un economista con perfil más bajo que se dio a conocer a la escena pública por sus polémicos comentarios sobre la caza mayor -dijo que no iba a pedir "disculpas por ser un cazador"- y una férrea defensa de la portación de armas.
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Donald Trump Jr. y su esposa Vanessa.
Trump tuvo una cuarta hija, fruto de su segundo matrimonio con Marla Maples. Tiffany, de 22 años, es ferviente usuaria de Twitter e Instagram, donde publica fotos de su glamoroso estilo de vida, pero más allá de hablar en la Convención Republicana, nunca se la vio muy activa.
Estudió Sociología, sale con un demócrata confeso, trabajó en una pasantía en la revista Vogue y modeló algunas veces; también tiene su propia canción y video clip. Tiffany dijo admirar y amar a su padre con "todo su corazón", y él, en un programa de televisión, aseguró estar orgullosos de sus hijos, pero de ella "en menor medida".
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Tiffany Trump.
El más pequeño es Barron, siempre vestido de estricto traje, dijo -en palabras de su fiel guardiana, Melania- que quiere ser un "hombre de negocios y golfista". "Es un niño muy decidido y sabe exactamente lo que quiere, por su personalidad, lo llamo el pequeño Donald", comentó ella al sitio Parenting.com.
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Barron Trump y su padre.

Los Trump ya se acomodaron estratégicamente en el centro del poder político y económico, algunos robustecerán los negocios familiares, otros cuidarán el brazo político y si lo hacen mal, papá ya lo dijo varias veces: "¡Están despedidos!".

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Una esposa inmigrante abnegada; una hija y un yerno que quieren pisar fuerte en la alta política de Washington; dos hijos empresarios aficionados a la caza mayor; otra hija veintiañera y naciente estrella en las redes sociales y un niño que quiere ser "golfista y empresario", son el clan que rodea a Donald Trump y que ahora redefinen sus roles en el centro del poder mundial.
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Melania Trump
Melania, casada con el magnate desde 2005, lanzó la primera piedra. Ni Washington, ni la Casa Blanca, ella -que admite no tener niñeras- se ocupará de la crianza del pequeño Barron, de 10 años, y el menor de los cinco herederos, en su torre en Nueva York, al menos hasta que el niño concluya sus estudios.
La ex modelo eslovena, bautizada Melanija Knavs, es la primera dama extranjera que pisará eventualmente la Casa Blanca. Nacida en la ciudad industrial de Sevnica, esta mujer de 46 años, llegó a Nueva York para probar suerte con el modelaje en 1996 y recién obtuvo su tarjeta de residencia -la Green Card- en 2001.
En el medio, se movió con un permiso de trabajo conocido como H-1B, una instancia que su marido, en plena campaña, dijo que "sustituye a los trabajadores estadounidenses con menores sueldos. Se hace un extendido abuso".
Melania, quien dijo no se le hubiera "pasado por la cabeza" estar sin papeles, representa, entonces, la excepción a la política antiinmigratoria de su esposo.
La tentación mediática es tomarla como a una belleza bien educada y silenciosa al lado del marido, pero ella ya se forjó una idea de sí misma en el poder. Alguna vez dijo que sería "tradicional", como Jackie Kennedy y que ya trabaja en "muchas, muchas caridades que implican a niños y a diferentes enfermedades".
Pero el "efecto Melania" fue más bien una brisa molesta. Ella salió al ruedo para defender tibiamente a su marido cuando estallaron las denuncias de mujeres abusadas o cuando fue la comidilla de los medios por dar un discurso plagiado de la carismática Michelle Obama.
Incluso, ella misma, que dice tener "piel gruesa" y que se toma todo "día a día", decidió recluirse. De hecho, tras de la victoria, no hubo noticias suyas, excepto la puja entre diseñadores que quieren vestirla o cómo su pueblo natal hace publicidad con su hija dilecta para atraer turistas.
"Elegí no entrar en política", contó en una entrevista en la revista GQ. "Ese el trabajo de mi esposo". Ella tiene opiniones, aseguró, y le da consejos a su marido: "Nadie sabe, ni nunca sabrá", lo que dice puertas adentro. "Es entre mi marido y yo", sentenció.
Dice que no es "demandante"; que "no quiere" cambiar a Trump y se configura como el ideal patriarcal y conservador de esposa y ayudante. "El es un marido muy comprensivo. Si le digo 'necesito una hora para tomarme un baño o darme un masaje', él no tiene nada en contra, me apoya mucho", contó ella, reforzando un rol de socia minoritaria del matrimonio dirigido por Trump.
Y mientras Melania se opaca en la escena pública, Ivanka, la hija mayor brilla y se impone como "la" mujer en el círculo de poder de su padre.
Segunda hija de la unión con Ivana, la primera esposa del magnate, Ivanka -de 35 años- es una adalid perfecta de su padre. Lo acompañó no sólo en los negocios, sino también en la televisión, cuando Trump condujo el polémico reality "El aprendiz".
"Si Ivanka no fuera mi hija, quizás saldría con ella", confesó su padre, en 2006.
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Ivanka Trump
La mujer, que se convirtió al judaísmo por amor a su marido y que medita dos veces al día, fue la más activa en la campaña y quien estuvo detrás de la estrategia de presentar al candidato como alguien externo a la política tradicional.
Aunque aseguró tras la victoria que no sería parte del equipo de gobierno, Ivanka jugará el rol negado a Melania, una especie de Primera Dama involucrada en los temas que le interesan: el papel de la mujer en la empresa y la maternidad en el mundo laboral.
Hace pocos días, renunció a la presidencia de su empresa de ropa, joyas y zapatos, apenas se conoció la noticia que Jared Kushner, su marido y padre de sus tres hijos, fuera nombrado consejero especial de la Casa Blanca, el más joven del nuevo gobierno.
La pareja ya compró una mansión en Washington y se perfila como un joven y pujante matrimonio político, depositario de toda la confianza presidencial. A tal punto que el propio Trump dijo que su yerno era tan talentoso que podría ayudar con "la paz en el Medio Oriente". Y ahora, será el preferido del West Wing, el ala privada del poder.
Del matrimonio con Ivana -quien en cuanto su ex ganó la presidencia le pidió la embajada checa-, tiene dos hijos más: Don Jr. y Eric, las nuevas cabezas de la Trump Organization, que comparten además la afición por la caza mayor.
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Eric Trump
Ambos fueron criados por su madre y la relación paterna se afinó cuando se unieron al negocio. En las fotos, pasaron de ser niños regordetes a convertirse en jóvenes de trajes holgados, con novias modelos, y cabellos engominados.
Eric, de 33 años, casado con la periodista de CBS Lara Yunaska, es el empresario de fuste, correcto con la prensa, prolijo y sin timidez frente a las cámaras. Fue nombrado uno de los "principales 20 filántropos menores de 40 años" por The New York Observer, una publicación de su cuñado, y además es dueño de una bodega y administra 18 campos de golf.
"Mi hermano y yo vamos a tomar el negocio. Estaremos fuera del gobierno, no tendremos nada que ver", dijo desde Punta del Este, donde anunció la construcción de un edificio de 100 millones de dólares y auguró que su padre tendrá "una gran relación con Mauricio Macri".
Su hermano, el primógenito, Don Jr., de 39 años, es un economista con perfil más bajo que se dio a conocer a la escena pública por sus polémicos comentarios sobre la caza mayor -dijo que no iba a pedir "disculpas por ser un cazador"- y una férrea defensa de la portación de armas.
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Donald Trump Jr. y su esposa Vanessa.
Trump tuvo una cuarta hija, fruto de su segundo matrimonio con Marla Maples. Tiffany, de 22 años, es ferviente usuaria de Twitter e Instagram, donde publica fotos de su glamoroso estilo de vida, pero más allá de hablar en la Convención Republicana, nunca se la vio muy activa.
Estudió Sociología, sale con un demócrata confeso, trabajó en una pasantía en la revista Vogue y modeló algunas veces; también tiene su propia canción y video clip. Tiffany dijo admirar y amar a su padre con "todo su corazón", y él, en un programa de televisión, aseguró estar orgullosos de sus hijos, pero de ella "en menor medida".
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Tiffany Trump.
El más pequeño es Barron, siempre vestido de estricto traje, dijo -en palabras de su fiel guardiana, Melania- que quiere ser un "hombre de negocios y golfista". "Es un niño muy decidido y sabe exactamente lo que quiere, por su personalidad, lo llamo el pequeño Donald", comentó ella al sitio Parenting.com.
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Barron Trump y su padre.

Los Trump ya se acomodaron estratégicamente en el centro del poder político y económico, algunos robustecerán los negocios familiares, otros cuidarán el brazo político y si lo hacen mal, papá ya lo dijo varias veces: "¡Están despedidos!".

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