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Las consecuencias impensadas que traerá el último temporal

Faltan desagües y control sobre el riego rural. Hay carencia técnica y de planificación. El costoso sistema de presurización de riego para 300 finqueros quedó hecho añicos.
Lunes, 31 de diciembre de 2018 01:40

Solo llovió copiosamente durante media hora en el Valle de Lerma hace poco más de una semana, pero fue suficiente para generar gravísimas consecuencias a nivel económico, dejando al desnudo las falencias en infraestructura.

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Solo llovió copiosamente durante media hora en el Valle de Lerma hace poco más de una semana, pero fue suficiente para generar gravísimas consecuencias a nivel económico, dejando al desnudo las falencias en infraestructura.

De hecho, la problemática en el Valle de Lerma gira en torno a la falta de equilibrio entre las urgencias y la planificación. Ambas deben tomarse en cuenta a la hora de mejorar los servicios al campo, emprender desarrollos inmobiliarios y ejecutar obras de infraestructura.

Pero ante una realidad que es arrolladora, sobre todo en países como el nuestro, no se explica que en una provincia desde donde se exportan profesionales al mundo, las cosas sucedan por falta de previsibilidad, de estudios a fondo y "carencias" técnicas.

El problema de las inundaciones es un ejemplo testigo.

Después de cada tormenta, las aguas provenientes de los sectores altos del oeste (Rosario de Lerma) circulan alocadamente arrasando con todo a su paso en los sectores medios (cascos urbanos de La Merced y Cerrillos) y bajos (barrios aledaños a la ruta 26).

Las causas son múltiples y deben ser analizadas regionalmente, algo que en una serie de informes El Tribuno puso de relieve en los dos últimos años.

La falta de un desagote "ordenado" es el resultado, entre otras cosas, del taponamiento de los históricos desagües ferroviarios, falta de control sobre el agua de riego rural, surgimiento de urbanizaciones en zonas de escurrimiento sin una adecuada canalización, etc. Y, por sobre todas las cosas, devela una carencia técnica alarmante de los órganos de planificación y de control, y de decisión política a nivel provincial.

Para tener en cuenta: el costosísimo sistema de presurización de riego que apunta a beneficiar a poco más de 300 finqueros del área tabacalera del Valle de Lerma, fue duramente golpeado por las inundaciones en estos dos últimas temporadas. El tramo de cañerías que se extiende desde Camino a Los Vallistos hasta La Merced, quedó hecho añicos y a cielo abierto. El caudal que baja por el Camino a Finca Berruezo, es prácticamente un río que ha comido la traza en más de dos metros de profundidad. Tanto que un vecino del lugar debe colocar una escalera para alcanzar la puerta de su vivienda. Además de potreros, en la zona vive gente.

De la mencionada obra, catalogada como la más grande de su tipo en Latinoamérica, participaron, además de la empresa ejecutora, entidades públicas y privadas provinciales, nacionales e internacionales. La pregunta es: ¿nadie pudo prever que esto podía suceder?.

Los lugareños de la zona del Camino a Berruezo y Camino a Los Vallistos (La Merced - Cerrillos) contaron en más de una ocasión, que antes que se realizaran estos trabajos la zona no se inundaba como ahora. También apuntaron a que en fincas ubicadas en las zonas más elevadas, límite con Rosario de Lerma, se desviaron los cursos de agua hacia el camino que desemboca en pleno corazón del pueblo de La Merced.

Llegó el momento en que tomen una activa participación, quienes deben hacerlo: universidades con carreras prestigiosas y profesionales que recorren el mundo asesorando sobre estos temas, organismos de control como Recursos Hídricos, entidades competentes como Vialidad de la Provincia y de la Nación, partes interesadas como el sector tabacalero, consorcios de agua, municipios, legisladores; instituciones consultoras como Copaipa, Colegio de Arquitectos, entre otros.

No hay tiempo ni lugar a dudas de que ha llegado el momento de asumir responsabilidades, porque las consecuencias de cada temporal en el Valle de Lerma son devastadoras. No solo destruye lo poco o mucho que cada vecino construye y mantiene con gran esfuerzo, sino que también echa por tierra millonarias obras de infraestructura, como la traza de la ruta nacional 68 hecha a nueva hace poco más de seis años, caminos rurales que los municipios deben rehacer una y otra vez después de cada lluvia, redes de servicios, calles, espacios verdes, etc.

No se puede pensar una solución aislada y sin la intervención de Provincia y Nación. Si no se comienza a trabajar desde ahora, las consecuencias a todo nivel pueden ser "impensadas".

Para tener en cuenta

Datos interesantes a tener en cuenta: en 1974, una crecida arrasó el puente sobre el río Arenales (avenida Chile) y el ubicado sobre Las Víboras (inmediaciones del Parque El Rey). Destrozó, además, el Camino de Los Vallistos que hasta ese entonces era una vía perfectamente transitable. La última obra hídrica de magnitud en el departamento Cerrillos y que facilitaba el escurrimiento comenzó a ejecutarse ese mismo año y se trata del Canal Oeste, cuya extensión es de 12 km por 8 m de ancho, que fue desviado de su traza original para no afectar fincas tabacaleras. En 2008 un experto internacional recorrió la zona para evaluar la situación y aconsejó una obra integral que involucre a toda la cuenca.

Una década después, aún no se concreta ni siquiera un proyecto al respecto.

 

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