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Enseñan rodeados por la tragedia y la enfermedad

Los docentes del Instituto Especial Domiciliario y Hospitalario cuentan sus prácticas pedagógicas, entre las enfermedades, las tragedias y las alegrías.
Domingo, 25 de febrero de 2018 00:00

En Salta hay un colegio secundario que no tiene aulas, timbres ni patios para salir a jugar. Una escuela donde los chicos no se forman en fila, rezan o tienen que andar apurados para no llegar tarde a clases.

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En Salta hay un colegio secundario que no tiene aulas, timbres ni patios para salir a jugar. Una escuela donde los chicos no se forman en fila, rezan o tienen que andar apurados para no llegar tarde a clases.

Es el Instituto Especial 7215 de Atención Domiciliaria y Hospitalaria Secundaria Salta. Y atiende a todos esos niños y adolescentes que están enfermos en sus casas o en los hospitales y que necesitan el servicio de la educación pública y universal.

La modalidad de la institución brinda servicio pedagógico a aquellos alumnos que se encuentran en situación de enfermedad que involucra movilidad reducida.

Ahora bien, el colegio necesita todo un análisis institucional para conocer su funcionamiento, destacar sus logros y quizá, quién sabe, poder participar de alguna manera.

El miércoles último hubo reunión de profesores, en su casa de avenida Hipólito Yrigoyen 39, y El Tribuno participó y tuvo la oportunidad de charlar con sus docentes y el único directivo.

El colegio tiene 18 docentes y una matrícula, en 2017, de 1.030 estudiantes. Trabajan en las internaciones domiciliarias y en los hospitales Papa Francisco, San Bernardo, Materno Infantil y Arturo Oñativia.

Entonces salen todos los días los docentes para las casas de los pacientes que son alumnos. Y los profesores cuentan sus prácticas pedagógicas, que se convierten en carne viva, en ese espacio que funciona como sala de profesores. El lugar es un reciclado garaje que se hizo oficina pública y que en realidad allí funciona la Escuela de Ajedrez. Allí comparten en sus praxis un desahogo a los múltiples condicionantes por los que están atravesadas sus intervenciones pedagógicas.

Hablan casi todos a la vez. "Nosotros tenemos espacios diferentes, tiempos distintos y una relación con nuestros estudiantes muy personalizada. Por lo tanto, debemos usar herramientas pedagógicas distintas y es por eso que venimos y compartimos todo. Desde la salud de nuestros alumnos, los ánimos y los avances en cuanto a los contenidos", dijeron.

El colegio tiene que articularse dentro de un complejo entramado de atenciones. Si es en los hospitales con los médicos, los controles, las visitas. Si es en los domicilios con los papás, con los tratamientos.

"Nuestro sistema es de exportación", dijo el director Favio Cruz Antúnez. El directivo usa un sistema de almacenamiento de archivos compartidos en la nube de internet; es decir en un "drive". Esa información, a la cual todos los docentes acceden, es utilizada para dar las clases en el momento pautado y con los contenidos programados.

Así es que los docentes arrancan la semana sabiendo qué harán durante los 5 días hábiles. A qué casa irán, a qué hospital y qué enseñarán a cada uno de los chicos.

También diseñaron una red social interna por la cual todos los estudiantes y docentes están intercomunicados entre ellos. Es una plataforma virtual a la que todos acceden y utilizan como herramienta pegógica necesaria para la interrelación entre pares y con los docentes.

Las tareas, las preguntas, las consultas, las notas, todo está ahí; hasta una biblioteca virtual.

Sin embargo, la modalidad sigue siendo presencial y personalizada. Las salas de internaciones, las viviendas de los pequeños enfermos y hasta una terapia intensiva sirven de marco para que se produzca ese proceso mágico de la educación.

Entonces hay que estar atentos para verlos en los hospitales. En esos intríngulis que conforman los hospitales, con médicos de diferentes especialidades, enfermeros, pacientes, familiares, auxiliares no médicos, camilleros, cocineros, técnicos, limpieza, payamédicos, voluntarios, entre todos ellos están los profesores. Están con sus uniformes fucsia para ellas y celeste para ellos en los pasillos de los hospitales, en los costados de las camas, en las rehabilitaciones haciendo su trabajo.

"Más allá de tener chaqueta y no delantales es porque debemos mantener la mayor limpieza, porque nuestros alumnos no tienen las defensas en las mejores condiciones", advirtieron.

Aunque se debe decir que los comienzos fueron duros. Hace cuatro años que arrancaron y en un primer momento no había tiempo ni espacio para ellos. Con el tiempo los fueron encontrando y hoy se puede decir que están institucionalizados. Física y Geografía, Matemáticas y Literatura se filtraron en los controles, medicaciones, las comidas, limpiezas y visitas de familiares.

"Tenemos una pedagogía que celebra la vida. Cada pérdida es una pena enorme", declaró Cruz Antúnez y lo dijo porque muchas veces luchan contra la infalible muerte.

 

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