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Arabia Saudita: una revolución desde arriba

Jueves, 12 de julio de 2018 00:00

En una sociedad mediática en la que tiene más vigencia que nunca el viejo aforismo de que "una imagen vale más que mil palabras", las fotos publicadas en los medios periodísticos internacionales mostrando a mujeres conduciendo automóviles por las calles de Ryad representan la punta del iceberg del formidable cambio que protagoniza hoy Arabia Saudita, cuyas vastas consecuencias se derramarán en la región y en todo el mundo islámico.

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En una sociedad mediática en la que tiene más vigencia que nunca el viejo aforismo de que "una imagen vale más que mil palabras", las fotos publicadas en los medios periodísticos internacionales mostrando a mujeres conduciendo automóviles por las calles de Ryad representan la punta del iceberg del formidable cambio que protagoniza hoy Arabia Saudita, cuyas vastas consecuencias se derramarán en la región y en todo el mundo islámico.

Las profundas modificaciones que experimentan la vida cotidiana de los treinta millones de habitantes del reino constituyen una garantía de la irreversibilidad de las ambiciosas reformas encaradas por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán (MBS), quien a sus 32 años se erigió en el nuevo "hombre fuerte" de la principal monarquía del Golfo Pérsico y encabeza con mano de hierro la transformación más importante de la historia del reino desde el descubrimiento de los yacimientos de petróleo en medio del desierto en 1934.

Uno de los aspectos fundamentales de esta metamorfosis es la incorporación masiva de las mujeres saudíes al mercado de trabajo. Las autoridades eliminaron obstáculos legales como la necesidad de obtener un permiso de su responsable masculino (padre, marido, hijo o hermano) para trabajar.

Para graficar la dimensión de estos cambios, operados en una sociedad ultraconservadora, vale consignar que recién en enero pasado las mujeres fueron autorizadas a concurrir a los estadios de fútbol.

La gerontocracia se despereza

Los resultados empiezan a estar a la vista. Lina al-Amena (parlamentaria, alpinista y empresaria del sector deportivo) señala que "lo social y lo económico están interrelacionados y el permiso de conducir a las mujeres es un símbolo de cómo ellas van a estar al volante del país".

No es una simple expresión de deseos: Tamadur bint Yussef al-Ramah, viceministra de Trabajo y Desarrollo Social, es la primera mujer en acceder a una alta jerarquía gubernamental.

El relevo generacional en una cúspide de poder signada por la gerontocracia (el actual rey, Salmán bin Abdulaziz, tiene 82 años) refleja un fenómeno demográfico y social. Más de la mitad de la población saudí tiene menos de 25 años. Ghazi Binzagr, miembro del Comité de Asuntos Sociales de la Shura (asamblea consultiva del reino), sostiene que "en la superficie todo parece simple, pero el cambio económico traerá más cambios sociales". Explica que "las jóvenes generaciones tienen expectativas, son una fuerza laboral preparada que quiere reformas. Mohamed bin Salmán es el representante de esa generación".

Otra manifestación de esta transformación en ciernes es el cambio en la vida cultural, cuya primera expresión palpable fue la habilitación legal para la instalación de salas cinematográficas, antes prohibidas. Ahmad bin Aqeel al-Khatib, titular de la Autoridad General del Ocio, ya anunció la decisión de inyectar nada menos que 64.000 millones de dólares en diez años en proyectos destinados a la cultura y el entretenimiento.

Cada año, los sauditas gastan millones de dólares para ver películas y visitar parques de entretenimiento en los centros turísticos de los países vecinos, como Dubai y Bahrein, al que se accede a través de un puente. Al-

Khatib prometió que pronto se invertirá la tendencia: "ahora el puente lo van a utilizar en el otro sentido".

El nuevo despotismo ilustrado

Los saudíes saben que protagonizan el advenimiento de una nueva era histórica. "En menos de 70 años hemos alcanzado en Arabia Saudita un nivel de desarrollo y de cambio económico y social que ni siquiera Occidente ha logrado hacer en 100 años. Ahora esperamos evolucionar con estabilidad y sin divisiones, sin cambios que rompan los vínculos de la sociedad ni destruyan nuestros valores religiosos y sociales, mientras obtenemos una mejor calidad de vida", explica el príncipe Jaled bin Abdala, primo de Mohamed bin Salmán.

La estrategia global de esta "revolución desde arriba", impulsada por una elite ilustrada (educada en las mejores universidades estadounidenses y británicas), está explicitada en el programa "Visión 2030", un documento que establece los objetivos de las reformas, basado en la diversificación de la estructura productiva, la paulatina privatización de las actividades económicas monopolizadas por el Estado y el aliento a la inversión extranjera.

Ibrahim Al - Omar, gobernador de la Autoridad General de Inversiones, puntualiza que "Visión 2030 no es solo una visión ambiciosa para cambiar el país, sino que es una hoja de ruta con objetivos claros. En total, hay formulados 96 objetivos estratégicos". El plan enumera metas concretas para 2030, entre ellas el incremento del 45% al 60% de la participación del sector privado en el producto bruto interno y que las exportaciones no petroleras alcancen el 50% del total. Incluye una drástica reducción en una administración pública sobredimensionada y la creación de 1.200.000 nuevos empleos en el sector privado.

En materia de privatizaciones, la mirada está puesta sobre Aramco, cuyas ganancias son la columna vertebral de los ingresos fiscales. El objetivo es avanzar hacia una privatización parcial y paulatina de esta "joya de la corona".

La megapetrolera estatal es un gigante en expansión. Con una inversión de 20.000 millones de dólares, compartida con su socio Dow Chemical, puso en operaciones un complejo industrial integrado por 26 plantas petroquímicas para elaborar productos derivados del petróleo y el gas.

El plan indica que el dinero de las privatizaciones será invertido en la diversificación de la economía y la ampliación de la infraestructura social. MBS anunció la inversión de 500.000 millones de dólares en la construcción de una zona industrial y comercial de 26.500 kilómetros cuadrados, que se extenderá por las fronteras con Jordania y Egipto. Este monumental emprendimiento, adyacente al Mar Rojo y al Golfo de Aqaba y cercano a las rutas marítimas del canal de Suez, se abastecerá con plantas de energía solar y eólica y se focalizará en la biotecnología, la manufactura avanzada y la producción de alimentos.

Arabia Saudita es la potencia económica más importante del mundo árabe. Es la cabeza de la OPEP y el único país árabe que integra el G-20. Por su condición de custodia de los "Santos Lugares", es también la referencia principal del mundo islámico. Cinco veces al día muchísimos entre los 1.800 millones de musulmanes del mundo entero se vuelven hacia ese país en oración. El canciller Adel al-

Jubeir sostiene que "cuando la gente mira hacia Arabia Saudita, ve a La Meca y Medina y quieren emularla. Cuando ven apertura y moderación, y tolerancia e innovación, eso es lo que quieren ser". Lo que ocurra entonces con estas reformas influirá decisivamente en el devenir político del Islam.

 

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