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“Entre EEUU y China no hay guerra comercial sino posicionamientos por el control tecnológico”

Lunes, 27 de mayo de 2019 02:06

“En el siglo XXI, lo que parece una guerra comercial, es en realidad una forma de cooperación entre EE.UU. y China”. El abogado Jorge Castro, uno de los más conocidos – y didácticos – especialistas en política internacional, parece contradecir opiniones muy establecidas acerca de los enfrentamientos y negociaciones de los últimos meses entre el presidente Donald Trump y la República Popular China. “Siempre me rijo por los hechos, prescindiendo de ideologías. Y el crecimiento récord de la economía norteamericana se ubica en el centro de los acontecimientos mundiales”, afirma.

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“En el siglo XXI, lo que parece una guerra comercial, es en realidad una forma de cooperación entre EE.UU. y China”. El abogado Jorge Castro, uno de los más conocidos – y didácticos – especialistas en política internacional, parece contradecir opiniones muy establecidas acerca de los enfrentamientos y negociaciones de los últimos meses entre el presidente Donald Trump y la República Popular China. “Siempre me rijo por los hechos, prescindiendo de ideologías. Y el crecimiento récord de la economía norteamericana se ubica en el centro de los acontecimientos mundiales”, afirma.

En una entrevista con El Tribuno, Castro describió las características de la “nueva revolución industrial”, sustentada en la informatización de la producción y los servicios. “La inteligencia artificial, la robótica y el internet de las cosas solo pueden desarrollarse a escala global y en forma cooperativa. Es el punto de partida de un mundo distinto, en el que el poder ya no es económico, territorial o militar, sino que consiste en el dominio y desarrollo de las nuevas tecnologías de avanzada. Este escenario lo lideran Estados Unidos y China, que están reacomodando sus relaciones”. Jorge Castro preside el Instituto de Planeamiento Estratégico, ha desempeñado el periodismo en diversos medios, fue secretario de Planeamiento de la Nación (1998-99), y docente de la UBA, la Universidad del Salvador y FLACSO.

  ¿Cómo se presenta hoy el escenario mundial para nuestro país?

  En el centro de los acontecimientos mundiales está el crecimiento récord de la política norteamericana en los últimos dos años. Conviene recordar que el Producto Bruto de los Estados Unidos asciende este año a 21.6 billones de dólares. Lo sigue China, con 14.6 billones de dólares. Esto es obra directa del gobierno de Trump, que ha realizado una transformación de fondo en dos cuestiones fundamentales. Ha realizado el mayor recorte de impuestos en el país desde el gobierno de Ronald Reagan, en los 80. Implica una mejora en la tasa de retorno del 30 % para las empresas norteamericanas y las multinacionales que invierten en ese país. Y es inversión en tecnología.

-      ¿Y no afectó al Estado?

-      El resultado es que en estos últimos dos años, 2017 y 2018, el producto ha crecido a razón del 3% anual, y el último trimestre, la economía norteamericana creció 3,2%. La productividad aumenta porque aumentó la inversión, En los últimos dos años Estados Unidos ha recibido 11 billones de dólares, en gran parte, de transnacionales norteamericanas que han llevado al país los capitales que tenían en el exterior. El impuesto a las ganancias ha sido rebajado del 35%, que era la tasa más elevada del mundo avanzado, al 21%. Esto es lo que ha actuado como estimulo para el crecimiento de la inversión y ha permitido el despliegue de la nueva revolución industrial.

-      ¿Qué es la nueva revolución industrial?

-      Es el proceso de informatización completa de la manufactura los servicios, que se realiza a través de tres tecnologías: la inteligencia artificial, la internet de las cosas y la robotización. Este crecimiento de excepción le ha permitido a EE.UU. recuperar en dos años el liderazgo internacional, que había perdido en 2008 cuando se produjo la crisis financiera internacional y el eje del proceso de acumulación capitalista global pasó de los países avanzados a los emergentes. Esto, ahora, se ha revertido.

-      ¿En qué nos afecta este escenario?

-      Estados Unidos es la mayor economía del mundo y lo que allí ocurre cambia el escenario mundial. La recuperación del liderazgo y el récord económico son el fenómeno decisivo. La extraordinaria capacidad de iniciativa del país -y de Trump- se apoya en la reestructuración del poder mundial, que es lo que están realizando y consiste en la renegociación de las relaciones entre EE.UU. y China.

-      ¿No hay, entonces, guerra comercial?

-      Nada de eso. Solo hay una recomposición de la relación de fuerza entre las dos grandes potencias que protagonizan la nueva revolución industrial.

-      ¿Cómo definiría esta transformación mundial?

-      Se trata de una cuestión de largo plazo. Estructural. Una nueva relación entre las dos grandes potencias que llevan adelante la  revolución tecnológica, y frente a las cuales, las mayores economías del mundo, no hay terceros países. Este es el dato central para interpretar los acontecimientos mundiales de 2019.

-      ¿Qué pasará con los vecinos, México y Canadá?

-      El gobierno de Trump ya lanzó un nuevo acuerdo de libre comercio, un nuevo NAFTA, para América del Norte, que ya está   en revisión del Congreso. Está en marcha un proceso de integración extraordinario, por el que México y Canadá se convierten en partes estructurales de la economía norteamericana y se incorporan a esta nueva era industrial.

-      Sorprende, si se piensa en el perfil de Andrés López Obrador, un presidente ubicado en las antípodas de Trump.

-      No hay que subestimar a la gente. Lopez Obrador ha llegado a un acuerdo pleno con Trump para enfrentar en conjunto el problema de la inmigración desde los países centroamericanos a los Estados Unidos. Y ha sellado otro acuerdo, también con Trump, para desarrollar un plan de inversiones en el sur de México, en Chiapas, y el Centroamérica.

-      ¿Usted despoja su análisis de lo ideológico?

-      Prefiero fijarme en la realidad de las cosas: el crecimiento record norteamericano y la revolución que protagoniza ese país con China son las cosas decisivas para todos.

-      ¿Qué pasará con Europa?

-      Europa está cada vez más relativizada y marginada de los acontecimientos. Sufre un proceso de desarticulación aguda y creciente, cuya manifestación extrema es el Brexit británico. También, en el epicentro de la crisis de la Unión Europea aparece el conflicto de Bruselas con el gobierno de Matteo Salvini, en Italia, y el enfrentamiento generalizado con los países de la Europa oriental encabezados por Polonia y Hungría. La Unión Europea fue la principal organización, de orden mundial, creada por Estados Unidos después de la guerra. Fue una creación política extraordinaria y hoy se está produciendo la desarticulación.

-      Usted descarta la hipótesis de guerra comercial. ¿Cabe esperar un mundo sin conflictos?

-      Entre China y EE.UU. hay una disputa en torno de la forma en que se controlarán las tecnologías de la nueva revolución industrial, sobre todo, la inteligencia artificial. Lo comercial, en esta nueva sociedad global, carece de importancia. Creo que hay que mirar la realidad de este siglo, en un mundo plenamente integrado por las tecnologías, donde los acontecimientos internacionales están regidos por la instantaneidad. Un mundo digitalizado en todos los aspectos de la vida cotidiana.

-      ¿Un mundo sin conflictos?

-      Con otros conflictos, como el surgimiento de actores no estatales que recurren al instrumento bélico. Por ejemplo, el narcotráfico.

-      ¿Y los aprestos bélicos con Irán?

-      Irán es el país más importante de Medio Oriente junto con Israel.   Trump trata de reestructurar esa región colocando al régimen islámico bajo un sistema de sanciones comerciales y financieras. Le exige que entregue su material nuclear, inmovilice a los grupos Hezbollá y Hamas, que controla, y que se retire la Guardia Revolucionaria Islámica de Siria. Trump ha formado una nueva coalición en la que las fuerzas fundamentales son Arabia, Israel y Egipto, liderados por EE.UU. y enfrentados con Irán.

-      Usted exhibe otro perfil del liderazgo de Trump…

-      Trato de mirar la realidad tal como es. Su gestión se apoya en récord económico y una desocupación del 3.6% la más baja en  51 años. Trump llegó con el voto de los trabajadores industriales de los estados del medio oeste y en esa región se registra la masa de inversión, aumentaron los salarios y desapareció, prácticamente la inflación.

-      ¿Qué sucede con la Argentina en este escenario?

-      El país está dentro de ese mundo y es muy alentadora la sanción de la nueva Ley de Conocimiento, sancionada por unanimidad en el Senado y por todos los diputados, menos dos, del Partido Obrero. Sancionada el jueves, a pesar de la crispación de estos días. El historiador Tulio Halperin Donghi decía que la cultura cívica argentina es “maníaco depresiva” es maníaco depresiva: dos horas de euforia y catorce de depresión. Por eso, no hay que tomar muy en serio a los argentinos cuando están eufóricos, y tampoco cuando están depresivos.

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