La Selección argentina mostró la parábola más alta en su meseta de rendimiento en lo que va de la Copa América y esto se sustenta no solo en el resultado y la superioridad sobre su rival en el primer mano a mano de la competencia continental, sino también en las mejoras sustanciales en los rendimientos individuales.
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La Selección argentina mostró la parábola más alta en su meseta de rendimiento en lo que va de la Copa América y esto se sustenta no solo en el resultado y la superioridad sobre su rival en el primer mano a mano de la competencia continental, sino también en las mejoras sustanciales en los rendimientos individuales.
Y a la hora de desmenuzar e hilar fino, Lautaro Martínez, su función en cancha, su rol en el equipo y lo determinante que se convirtió en los últimos metros se constituye por estas horas, en la previa del duelo con Brasil, en la certeza más fuerte del equipo. Ayer, el ex Racing volvió a demostrar que es determinante en la zona de fuego, con su nueva aparición en la red y su lucidez en milésimas de segundos en el taco que abrió el partido, pero además se comprometió en el juego cada vez que se asoció con Messi, Agüero y Acuña el tiempo que el binomio de Racing estuvo en cancha.
El Kun también entró en partido como nunca por momentos y mostró mayor compromiso. Y Leandro Paredes con su criterio y su juego claro y limpio jugó su mejor partido del ciclo. Sin embargo, el entrenador pasante, el joven entusiasta Scaloni que seguramente aprenderá mucho de estas pesadas experiencias y tiene mucha proyección a futuro, esta vez fue “salvado” por las resoluciones individuales, por las notables mejoras en las performances personales y por las vacilaciones de Venezuela, algo que no ocurrió ante Colombia y frente a Paraguay en la fase de grupos, donde sus yerros, que son constantes, quedaron más expuestos.
El exfutbolista de Newell’s, Estudiantes de La Plata y el seleccionado nacional, con el 1-0 parcial y la incertidumbre aún imperante prescindió de su mejor hombre en cancha para volver a insistir con un Di María que le aporto poco y nada al equipo y ninguna salida acertada en cada uno de sus desbordes. Scaloni lo hizo otra vez, pero esta vez lo salvaron las resoluciones de los intérpretes en cancha.