La devoción hacia la figura del Gauchito, como todos conocen a Antonio Gil, cuya leyenda nos llega desde la provincia de Corrientes, se ha incrementado en los últimos años en el departamento de Guemes, con la construcción de pequeños santuarios a la orilla de la ruta nacional 34, ruta provincial Nº 11 y provincial Nº 10, y también pueden verse santuarios dentro de casas de familias, donde los pañuelos rojos acompañan la fe de sus moradores.
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La devoción hacia la figura del Gauchito, como todos conocen a Antonio Gil, cuya leyenda nos llega desde la provincia de Corrientes, se ha incrementado en los últimos años en el departamento de Guemes, con la construcción de pequeños santuarios a la orilla de la ruta nacional 34, ruta provincial Nº 11 y provincial Nº 10, y también pueden verse santuarios dentro de casas de familias, donde los pañuelos rojos acompañan la fe de sus moradores.
Todos los 8 de enero, fecha de su fallecimiento, los santuarios son visitados por aquellas personas que los construyeron para compartir música del Litoral, comidas y bebidas.
Uno de los santuarios más destacados en el municipio de Güemes está ubicado a pocos metros del acceso sur a la ciudad, a la vera de la ruta nacional 34, en terrenos del ingenio San Isidro. El santuario fue construido por la familia Avellaneda hace doce años y este enero reunió a más de 500 personas. “Hace doce años que venimos con mi familia a este lugar, yo lo construí porque le hice un pedido al Gauchito y me otorgó más, por esa razón comenzamos a venir primero en familia, después se fueron sumando amigos hasta llegar al presente, y hoy la cantidad ya ha superado nuestras expectativas”, manifestó Leonardo Avellaneda.
Cada uno con sus pedidos y agradecimientos llegan a venerarlo.
Muy temprano el miércoles 8 comenzaron los preparativos para recibir a los visitantes, la colaboración de la Policía de la Provincia y personal de Tránsito municipal fue indispensable para controlar el tránsito y evitar accidentes, teniendo en cuenta que se debe circular por una ruta nacional y detenerse a mitad de camino para acceder al santuario.
“Primero era mucho gasto, pero ahora te puedo decir que nadie viene con las manos vacías, creo que llego a recibir mucho más de lo que necesito para realizar esto que para mí es una fiesta. Aquí todos nos conocemos y compartimos la música, un almuerzo, hay bailes pero ningún disturbio, tenemos permiso hasta las 19 y a esa hora todos se fueron con total tranquilidad, los que estaban en condiciones de conducir regresaban en sus vehículos, otros tenían conductores designados, los remises trabajaron mucho, por suerte todo salió muy bien”, expresó Avellaneda. Para los organizadores el trabajo es mucho, a lo que se suma la responsabilidad sobre tantas personas.
Un culto especial
“No es fácil armar todo esto, estar tan cerca de una ruta es una preocupación, por eso ponemos mucho énfasis en el tema seguridad, quiero agradecer a la Policía de la Provincia y al personal de Tránsito por su colaboración”, dijo emocionado Avellaneda.
“Me emociona mucho ver como muchas personas vienen a agradecer por algún favor recibido, o viene a realizar un pedido; todos lo hacen con mucha fe, creo que ver y compartir esas situaciones compensan todo este trabajo” finalizó.
El Gauchito Gil es una figura religiosa, objeto de devoción popular en la Argentina. Su fundamento histórico está en la persona del gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, de quien se sabe poco con certeza. No está comprendido dentro de la liturgia católica