El miércoles fracasó el lanzamiento por una tormenta eléctrica y aunque ayer se presentó lluvioso, puntualmente a las 16.22, hora de Argentina, el cohete de la compañía Space X, del empresario Elon Musk, partió con dos astronautas estadounidenses al espacio desde el Cabo Cañaveral de Florida. Se trata de la misión tripulada más peligrosa y de alto nivel confiada por la NASA a una empresa privada.
Seguido por las redes sociales minuto a minuto y desde el sitio de la NASA, algo impensado cuando la carrera espacial comenzó hace más de medio siglo, el clima casi le pone un freno nuevamente a la misión hacia la Estación Espacial Internacional, el centro de investigación en la órbita terrestre. Al comienzo del día, los expertos calculaban una chance del 50% de que la misión se cancelara.
El estado del tiempo no era solo monitoreado sobre el Kennedy Space Center de Florida sino que también se tenía en cuenta cómo está en el Atlántico, donde se prevé que caiga la cápsula si hay una emergencia.
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El miércoles fracasó el lanzamiento por una tormenta eléctrica y aunque ayer se presentó lluvioso, puntualmente a las 16.22, hora de Argentina, el cohete de la compañía Space X, del empresario Elon Musk, partió con dos astronautas estadounidenses al espacio desde el Cabo Cañaveral de Florida. Se trata de la misión tripulada más peligrosa y de alto nivel confiada por la NASA a una empresa privada.
Seguido por las redes sociales minuto a minuto y desde el sitio de la NASA, algo impensado cuando la carrera espacial comenzó hace más de medio siglo, el clima casi le pone un freno nuevamente a la misión hacia la Estación Espacial Internacional, el centro de investigación en la órbita terrestre. Al comienzo del día, los expertos calculaban una chance del 50% de que la misión se cancelara.
El estado del tiempo no era solo monitoreado sobre el Kennedy Space Center de Florida sino que también se tenía en cuenta cómo está en el Atlántico, donde se prevé que caiga la cápsula si hay una emergencia.
Pero, cuando a menos de diez minutos del lanzamiento apareció Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, cualquier posibilidad de que el despegue se pospusiera para el domingo se desvaneció.
“Es increíble”, afirmó el mandatario norteamericano desde el Centro Espacial Kennedy en la costa este de Florida, a donde arribó poco antes a bordo del Air Force One, acompañado por su vice, Mike Pence. Segundos después del despegue, pidió “apagar la música” y “escuchar el poder de la máquina”.
“Verdadera genialidad, nadie hace esto como nosotros. Es una gran nave, una hermosura. Cuando ves una estela así es increíble”, dijo Trump, y agregó estar “orgulloso de la gente de la NASA, los que trabajaron de forma pública y privada”.
Tres minutos después de un lanzamiento exitoso, a las 16.25 de Argentina, la cápsula se desprendió: los astronautas siguieron su viaje en la Crew Dragon, mientras que el Falcon 9 comenzó su regreso para poder ser reutilizado.
Los astronautas
Poco antes, Bob Behnken (49 años) y Doug Harley (53) se habían despedido de sus esposas e hijos y habían llegado al cohete a bordo de un automóvil eléctrico de la firma del multimillonario emprendedor Musk, el dueño de Tesla y el sistema de pago Pay Pal, cuyo sueño es hoy tener las llaves del espacio para poder llevar pasajeros a una nueva dimensión, si es posible hasta la Luna y Marte. Es la primera vez que la NASA, aunque financió parte del proyecto, no controla el espectáculo porque la misión está a cargo de Space X, la empresa fundada por Musk en 2002.
Los astronautas son los primeros en partir de Estados Unidos desde 2011, ya que desde los frustrados lanzamientos de los transbordadores los estadounidenses debían volar desde territorio ruso y con cohetes Soyuz de ese país. El objetivo es llegar a la Estación Espacial Internacional, que orbita a 400 kilómetros sobre el nivel del mar a 27.000 kilómetros por hora, y donde tienen permanecer hasta agosto.
Donald Trump, junto al vice Mike Pence, se convirtió así en el tercer mandatario en funciones del país en observar la salida de un vuelo tripulado, después de Richard Nixon y Bill Clinton.