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Yariguarenda, el turismo vuelve a rescatar la cultura

Es un paraje ubicado a 13 kilómetros de Tartagal, en el pleno paraíso de la exuberancia de las Yungas salteñas.
Lunes, 25 de octubre de 2021 09:04

Yariguarenda vuelve a funcionar a pleno luego de la flexibilización de las restricciones de la pandemia. 
El nombre significa “Lugar de sapos”, en lengua guaraní, es el nombre original del paraje también conocido en el norte salteño como Virgen de la Peña, debido a que allí se encuentra el Santuario construido en honor a la misma. 
Está muy cerca de la ciudad de Tartagal, en el extremo norte de nuestra provincia; un lugar tropical en donde la exuberancia de la vegetación llena los ojos.
En la zona se desarrolla desde el siglo XX una actividad ecoturístico pionera.

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Yariguarenda vuelve a funcionar a pleno luego de la flexibilización de las restricciones de la pandemia. 
El nombre significa “Lugar de sapos”, en lengua guaraní, es el nombre original del paraje también conocido en el norte salteño como Virgen de la Peña, debido a que allí se encuentra el Santuario construido en honor a la misma. 
Está muy cerca de la ciudad de Tartagal, en el extremo norte de nuestra provincia; un lugar tropical en donde la exuberancia de la vegetación llena los ojos.
En la zona se desarrolla desde el siglo XX una actividad ecoturístico pionera.


“A partir de ahora volvemos a funcionar con todos nuestros servicios ya que la pandemia hizo que restrinjamos todo contacto con el exterior como una decisión de la comunidad. Todo este tiempo nos sirvió para capacitarnos y organizarnos para mejorar la atención de nuestros visitantes. También nos dedicamos intensivamente a nuestra actividad principal de producción que es la agricultura orgánica y sana. Desde ahora abrimos nuestras puertas a todos los turistas que quieran conocer la magia de nuestras yungas, nuestro sistema de producción y mantenerse alejado de todo lo urbano”, dijo Natalia Valdez.


El nombre de la comunidad, que en guaraní denominan Yariguarenda, fue puesto por los “mayores” en alusión a la cantidad de sapos y ranas que, en distinto tamaño y variedad, se encuentran en esta zona. Yariguarenda forma parte del amplio territorio guaraní, situado entre Tartagal y Pocitos, ocupación tradicional del pueblo ancestral, que puede verse reflejada claramente por los nombres en este idioma, tanto de comunidades y quebradas que han trascendido, como de otros espacios comunitarios menos conocidos para el no indígena, como Cuña Muerta, Yacuy, Aguay, Guandacarenda, Caraparí, Capirenda, etcétera.

 

Para mayor información buscar “Yarigua­renda Tartagal”, en Facebook y también en Instagram. El paraje está ubicado a los 13 kilómetros al norte de la ciudad de Tartagal, por la ruta na­cional 34.


En Yariguarenda el visitante encontrará la conjunción exacta de varias especies de aves, sus cantos, y el sonido de la cascada, los cuales hacen que ese lugar renueve nuestras alma. 


Desde las comunidades indígenas surgió desde hace unos cuantos años la propuesta Turismo Rural Comunitario Yariguarenda Tartagal. Los guaraníes son excelentes anfitriones y toman como una actividad para enriquecer y revalorizar su cultura y su cosmovisión como pueblo milenario.

La belleza de sus paisajes, propios de la selva de montaña (Yungas), se entremezcla con la fe de miles de fieles que, año a año cada tercer domingo de agosto, peregrinan por la ruta nacional 34 hasta llegar al santuario de la Virgen de la Peña.

Según dicen creyentes, la Virgen es muy milagrosa, tanto que su devoción convoca en su día a más de cien mil peregrinos de Argentina, Bolivia y Paraguay, movidos por los de testimonios de fieles que, a lo largo de los años, aseguran haber visto a la Virgen en la ladera de uno de los cerros de Yariguarenda.

Durante todo el año se puede disfrutar de sus cascadas, la exuberante vegetación, el avistaje de aves, las caminatas por senderos. Eso sí, es un lugar mágico alejado de cualquier tecnología que hace todo ideal para pasar unos días en contacto pleno con la naturaleza y lejos de las preocupaciones de la vida urbana.

Virgencita...

Según cuentan los relatos, es en medio de esas serranías que en los primeros años del siglo XX comenzaron las apariciones de la Virgen, que más tarde adquirió el nombre de Virgen de la Peña. Según el culto católico, hay referencias documentadas de tales apariciones desde el año 1904. Se estima que la devoción comenzó entre 1907 y 1908, cuando la Virgen se le aparece a doña Romualda Burgos. Una tarde, mientras la mujer estaba en su patio con familiares y hacheros saboreando unos mates, dirigió su mirada hacia la sierra de San Antonio y comenzó a exclamar que la Virgen se hallaba en el cerro.


 

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