Miguel Angel Caruso es el dueño de Casinos MAC Group, que desde 2001 le alquilaba a Enjasa las máquinas para los casinos electrónicos de la capital salteña y el interior. Los contratos de alquiler de esos tragamonedas, ruletas y mesas de Black Jack electrónicas, fueron firmados por Video Drome, una de las subsidiarias del Casinos MAC Group.
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Miguel Angel Caruso es el dueño de Casinos MAC Group, que desde 2001 le alquilaba a Enjasa las máquinas para los casinos electrónicos de la capital salteña y el interior. Los contratos de alquiler de esos tragamonedas, ruletas y mesas de Black Jack electrónicas, fueron firmados por Video Drome, una de las subsidiarias del Casinos MAC Group.
Los acuerdos con Enjasa vencían el 31 de diciembre de 2012, pero Caruso jugó un as que tenía en la manga para seguir en Salta, ya no como proveedor tercerizado de Enjasa sino como amo y señor de los casinos.
Ya a mediados de 2012 el Enreja había dado un notorio aval a las aspiraciones de Caruso, al legitimar a Video Drome como supuesta operadora de juegos de azar en Salta. Enjasa, la empresa que había ganado la licencia, impugnó esa habilitación ante el Ente Regulador, haciendo valer su condición de "operadora exclusiva", pero el recurso fue rechazado.
Caruso empezó con una pequeña lavandería en el barrio Providencia, de la ciudad de Córdoba, donde en 1987 instaló las primeras máquinas de video póker. Desde la clandestinidad de aquellos bares montó en veinte años un verdadero imperio de tragamonedas y casinos electrónicos.
En la causa por el crimen del exsenador radical Regino Máders, asesinado en septiembre de 1991 por encargos del hampa que quedaron sin esclarecimiento judicial, Caruso negó haber ofrecido dinero, en ese entonces, para evitar una prohibición del juego en Córdoba. No pasó mucho tiempo para que Caruso pasara a ser el amo y señor de los casinos y el juego legalizado en Córdoba
Lejos en el tiempo quedaron también sus cuestionados desembarcos en Catamarca, con la venia de Luis Saadi, y en Tucumán, a comienzos de los noventa, asociado con los hermanos Ale, quienes hegemonizaban desde mucho antes el juego clandestino en el Jardín de la República.
A través de Video Drome, Cosmopolitan Club y otras firmas de su propiedad, Caruso expandió sus negocios de fabricación, importación, alquiler y operación de máquinas de video póker y ruletas electrónicas a media Argentina y otros países.
Además de Córdoba, Catamarca, Tucumán y Salta, se hizo de licencias en Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Misiones, San Juan, Tierra del Fuego, Mendoza (Las Leñas), San Luis, La Rioja, Neuquén y Jujuy. Fuera del país explota casinos electrónicos en Paraguay (Asunción y Ciudad del Este). Sus conquistas internacionales incluyeron también a México, Uruguay, Colombia y Ucrania.