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Clínicas salteñas advierten que les será muy duro afrontar la segunda ola de coronavirus

Tienen una fuerte lucha con las obras sociales que no les actualizan las prestaciones. El déficit inflacionario que acarrean y la especulación de los laboratorios, otros problemas.
Lunes, 12 de abril de 2021 00:00

Advierten que la llegada de la segunda ola de COVID-19 tapará el sistema sanitario privado. "Así no podemos afrontarla", aseveró Mariano Gutiérrez, de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Salta (Aclisasa). Pero, como todo lo que tiene que ver con el sistema de salud, es complejo y tiene varios factores. Mientras tanto, las clínicas se organizan para buscar soluciones y llegar mejor a la segunda ola. Algunas sacarán una solicitada en los próximos días y otras ya le pidieron una reunión al gobernador Gustavo Sáenz.

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Advierten que la llegada de la segunda ola de COVID-19 tapará el sistema sanitario privado. "Así no podemos afrontarla", aseveró Mariano Gutiérrez, de la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Salta (Aclisasa). Pero, como todo lo que tiene que ver con el sistema de salud, es complejo y tiene varios factores. Mientras tanto, las clínicas se organizan para buscar soluciones y llegar mejor a la segunda ola. Algunas sacarán una solicitada en los próximos días y otras ya le pidieron una reunión al gobernador Gustavo Sáenz.

Uno de los factores que lleva a esta situación es el alto costo de los insumos médicos. Las clínicas quedan entrampadas entre la especulación de los laboratorios, que aumentaron hasta por mil algunos medicamentos, y las obras sociales, que se niegan a pagar esos costos. Así las cosas, la reposición de insumos es cada vez más dificultosa.

Remedios

Desde Aclisasa advirtieron que, por ejemplo, el midasolan, un anestésico, que un paciente intubado suele consumir de 20 a 40 diarios, pasó de estar a 40 pesos cada ampolla en febrero del año pasado, a $1.400 en la actualidad.

Bernardo Biella, gerente de la clínica Virgen de Urkupiña, sumó su testimonio sobre lo que sucede en el caso de la clínica que administra: "Veníamos gastando 130 a 150 mil pesos en oxígeno y pasamos a $700 mil", indicó. A la especulación de precios se le suma el problema con las obras sociales que se niegan a financiar estos costos: "La obra social reconocía 10 litros de oxígeno por día por paciente, pero gastábamos 23. Algunas obras sociales no reconocían el kit de seguridad de salud, otras no reconocían la habitación bloqueada, decían que se podía poner dos pacientes. Aun así se atiende a los pacientes y ese costo era absorbido por la institución de salud privada. Pero en esta segunda ola eso no puede ser posible y es por eso que estamos negociando", aseveró. Según el médico, algunas clínicas ya se organizan para sacar una solicitada.

Quien debiera estar en las tratativas con las obras sociales para bregar por una correcta financiación es la Superintendencia de Servicios de Salud. Los afiliados de las obras sociales también peregrinan por una correcta cobertura; sin embargo, aún ni los propios prestadores sanitarios privados tienen en claro quién está al frente del organismo.

Regulación a medias

Desde Aclisasa se indicó que la Secretaría de Comercio salió a poner valores máximos de $750 pesos para el midasolan que había trepado a valores insólitos. Sin embargo, la regulación no evita la especulación de fondo.

Cuando comenzó la pandemia, hubo aumentos de diferentes insumos como el barbijo y el alcohol en gel. Sin embargo, Francisco Puló, de la Cámara de Farmacia, durante una entrevista radial advirtió que los precios de medicamentos están regulados.

Hace pocos días, el presidente del COE, Francisco Aguilar, se reunió con los representantes de clínicas y sanatorios privados de la capital para coordinar la atención de los pacientes con COVID-19, durante la segunda ola. “Se viene una segunda ola mucho más difícil, en medio de una campaña de vacunación que consume mucho recurso humano”, señaló Aguilar. Y pidió el compromiso de todos los sectores, “en la medida que podamos, para hacer frente a esta     nueva pandemia”.
 

En el mismo sentido se expresaron desde Aclisasa, aunque advirtieron que más allá de la regulación, quienes especulan son los laboratorios. "Cuando de la farmacia dicen que están regulados, es que hay valores que salen a mercado y es eso lo que se tiene que pagar. Los laboratorios que manejan la industria farmacológica son 20. Ellos ponen los precios. Ni las farmacias ni nosotros somos los formadores de precio de los medicamentos", advirtió Gutiérrez.

Recientemente, el observatorio de precios de costos de la salud de la Unión Argentina de Salud advirtió que la inflación en insumos médicos aumentó más que la inflación del costo de vida. En un informe que se conoció a principio de año, indicó que los medicamentos de uso hospitalario aumentaron un promedio de 278%.

Y resaltó que otros productos, como el propofol (que usan pacientes graves con COVID-19) tuvieron aumentos anuales de 335%.
La situación pasiva en la que quedan las clínicas de aceptar precios, se repite también con el costo de las prestaciones. “Si a mí la prestación me sale $100 pesos darla, no puedo aumentarle el precio a las obras sociales que por ejemplo dicen que sale $70. Ahí hay una relación con superintendencia”, destacó el representante de las clínicas. 
El pago por las prestaciones tiene grandes desactualizaciones. Adecra, la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina marcó que en el sector la inflación del año pasado fue del 70% “y la del año anterior un 60%”, destacó Gutiérrez. “Las obras sociales aumentaron 35% y el incremento de este año ronda lo mismo. Es decir que en los 2 años quedamos más de 50% abajo”, añadió por su lado Biella.
En cuanto al Repro II que se anunció para asistir a empresas afectadas por las nuevas restricciones, el representante de Aclisasa aseveró que son de difícil acceso. “El Repro es más complicado, el ATP hizo que las clínicas estén paradas hoy en día. Pero al Repro muy pocas clínicas acceden”, afirmó Gutiérrez en referencia a que por ejemplo, para verificar el 20% de pérdida que se pide como requisito, “se ajusta a balances ajustados por inflación”. También criticó que se pide contar con la misma cantidad de empleados que el año pasado, sin tener en cuenta las situaciones que van surgiendo.

 

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