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La droga escribió en un motel otra historia de horror familiar

El Tribuno accedió a información de la investigación. Padre e hija mantenían -al parecer- una relación incestuosa, con abusos de larga data. La joven es adicta a la pasta base y fue demorada. Se investiga qué pasó realmente.
Domingo, 16 de mayo de 2021 21:40

La muerte de un hombre durante una relación incestuosa con su propia hija en el interior de un motel alojamiento del macrocentro escribió con horror otra cara del flagelo de la drogadicción en la capital salteña. En la madrugada del sábado la policía acudió ante un llamado del motel La Siesta, de Villa María Ester, por un incidente con una mujer fuera de sí que intentaba por todos los medios abandonar el lugar montada en la motocicleta de su amante, quien no salía de la habitación pese a los llamados desde la portería.
A la llegada de la policía la mujer confesó que su pareja era su propio padre y que el mismo había sufrido una descompensación cuando mantenían relaciones después de haber consumido pasta base y otras drogas.
El hombre, de 61 años, según un informe confidencial obtenido por El Tribuno, padecía diabetes, obesidad e insuficiencia cardíaca como enfermedades de base.
La mujer de 32 años -se indicó a la vez- es adicta a la pasta base desde hace muchos años y ambos tienen domicilio en el barrio San Ignacio.
Fuentes confidenciales aseguraron anoche a El Tribuno que la pareja había ingresado una hora antes y al parecer comenzaron a consumir sustancias hasta que en las primeras horas de la madrugada la joven salió de la habitación sola, y montada en la motocicleta de su padre intentó salir del motel. 
Con la llegada de la policía el incidente se convirtió en horroroso al advertir tanto el personal del motel como los policías que el hombre no presentaba signos vitales.
Comunicado el fiscal en turno, dispuso que se realicen las pericias de rigor y la preservación de los registros de las cámaras de seguridad, declaraciones informativas y la demora de la joven mujer.
El cadáver del hombre fue retirado en la mañana del motel La Siesta, ubicado en Villa María Ester, ante la mirada de numerosos curiosos.
Los primeros análisis sobre el inusual suceso direccionaron el hecho a un abuso de larga data, nacido quizá de la vulnerabilidad de la mujer por su adicción a la pasta base y en esa línea investigativa trabaja la fiscalía. 
La sórdida historia tiene además insólitas revelaciones, como que el padre de la joven -al parecer- era quien le compraba la droga o le suministraba el dinero para la misma, y una vez en ese estado de éxtasis y de indefensión la mujer, de 32 años, accedía a las relaciones sexuales incestuosas con su progenitor.
En ese contexto, la policía levantó los rastros de la habitación y pretende reconstruir cómo llegaron y qué consumieron antes del desenlace, por lo que serán necesarios los análisis toxicológicos.
Una fuente dijo que la mujer está “muy comprometida”, pero no reveló el alcance de esa frase. Los detalles de las atrocidades de la droga en la juventud son interminables, pero en la noche del sábado el horror del flagelo urbano mostró otra vez que con droga de por medio los límites son solo una declamación.

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La muerte de un hombre durante una relación incestuosa con su propia hija en el interior de un motel alojamiento del macrocentro escribió con horror otra cara del flagelo de la drogadicción en la capital salteña. En la madrugada del sábado la policía acudió ante un llamado del motel La Siesta, de Villa María Ester, por un incidente con una mujer fuera de sí que intentaba por todos los medios abandonar el lugar montada en la motocicleta de su amante, quien no salía de la habitación pese a los llamados desde la portería.
A la llegada de la policía la mujer confesó que su pareja era su propio padre y que el mismo había sufrido una descompensación cuando mantenían relaciones después de haber consumido pasta base y otras drogas.
El hombre, de 61 años, según un informe confidencial obtenido por El Tribuno, padecía diabetes, obesidad e insuficiencia cardíaca como enfermedades de base.
La mujer de 32 años -se indicó a la vez- es adicta a la pasta base desde hace muchos años y ambos tienen domicilio en el barrio San Ignacio.
Fuentes confidenciales aseguraron anoche a El Tribuno que la pareja había ingresado una hora antes y al parecer comenzaron a consumir sustancias hasta que en las primeras horas de la madrugada la joven salió de la habitación sola, y montada en la motocicleta de su padre intentó salir del motel. 
Con la llegada de la policía el incidente se convirtió en horroroso al advertir tanto el personal del motel como los policías que el hombre no presentaba signos vitales.
Comunicado el fiscal en turno, dispuso que se realicen las pericias de rigor y la preservación de los registros de las cámaras de seguridad, declaraciones informativas y la demora de la joven mujer.
El cadáver del hombre fue retirado en la mañana del motel La Siesta, ubicado en Villa María Ester, ante la mirada de numerosos curiosos.
Los primeros análisis sobre el inusual suceso direccionaron el hecho a un abuso de larga data, nacido quizá de la vulnerabilidad de la mujer por su adicción a la pasta base y en esa línea investigativa trabaja la fiscalía. 
La sórdida historia tiene además insólitas revelaciones, como que el padre de la joven -al parecer- era quien le compraba la droga o le suministraba el dinero para la misma, y una vez en ese estado de éxtasis y de indefensión la mujer, de 32 años, accedía a las relaciones sexuales incestuosas con su progenitor.
En ese contexto, la policía levantó los rastros de la habitación y pretende reconstruir cómo llegaron y qué consumieron antes del desenlace, por lo que serán necesarios los análisis toxicológicos.
Una fuente dijo que la mujer está “muy comprometida”, pero no reveló el alcance de esa frase. Los detalles de las atrocidades de la droga en la juventud son interminables, pero en la noche del sábado el horror del flagelo urbano mostró otra vez que con droga de por medio los límites son solo una declamación.


Consentir con droga es imposible 

Se denomina incesto a las relaciones sexuales consensuadas que involucran a individuos pertenecientes a una misma familia, es decir que comparten un lazo consanguíneo directo, tales como hermanos, padres e hijos, abuelos y descendientes, o cualquier otro nexo biológico entre ambos.
El incesto es una práctica condenada culturalmente, e incluso prohibida legalmente en casi la totalidad de las civilizaciones, que han preferido siempre la exogamia a la endogamia.
La exogamia (con el prefijo exo, extranjero, de afuera), opuesta a la endogamia (endo, interno), consiste en la búsqueda de parejas viables para emprender relaciones amorosas o sexuales por fuera del entorno familiar.
Sin embargo, hubo casos de incesto en la historia de la civilización: gobernantes excéntricos o castas aristocráticas muy cerradas que buscaban preservar la “pureza” de su linaje. 
Aun en esos casos se los menciona como algo extravagante y moralmente reprobable, lo del motel parece un abuso sistemático que derivó en muerte, por lo que requiere una investigación profunda. 
 

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