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Madre carenciada necesita materiales para levantar su casa

Tiene once hijos, no tiene camas ni colchones suficientes y viven todos hacinados entre plásticos y chapas.
Viernes, 18 de junio de 2021 02:51

Susana Olivera, una madre de muy bajos recursos, necesita de manera urgente materiales de construcción para poder acondicionar su humilde y precaria vivienda.

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Susana Olivera, una madre de muy bajos recursos, necesita de manera urgente materiales de construcción para poder acondicionar su humilde y precaria vivienda.

La mujer tiene once hijos y está sin trabajo, por lo que sus necesidades y la de su familia, cada día se acrecientan. Además tiene a cargo a su madre, que está postrada.

En el terreno en el que viven, las habitaciones están a medio terminar; no tienen puertas y las paredes son de plásticos y chapas, lo que facilita la entrada del frío o el viento. El piso, al ser de tierra, cada vez que llueve, el lugar se inunda.

El menor de los hijos tiene dos años y la mayor veintiún años, quien también es mamá soltera, todos duermen prácticamente hacinados en cinco colchones que están en pésimo estado, sin sábanas ni acolchados o colchas.

Solamente tiene una cama, donde duerme y está postrada la madre de Olivera, una cama cucheta y el resto de los colchones están sobre bloques.

"Yo antes trabajaba eligiendo poroto pero un día quedé sin trabajo. Si bien cobro el salario de ellos y la pensión por madre de siete hijos, no me alcanza para nada", manifestó la humilde madre a El Tribuno.

En cuanto a las necesidades estructurales, expresó: "Solamente tengo dos opciones, o compro el material con el salario o los alimento a ellos, pero lamentablemente tengo que elegir darles de comer, aunque apenas me alcanza".

"En una habitación, tengo dos colchones y ahí duermen cinco de mis hijos, en medio del frío. A la par tengo la otra habitación donde duerme mi mamá, y a ella la tengo sola en esa habitación porque está enferma, es una paciente de riesgo y por eso tengo miedo que se contagie con el virus".

"En definitiva, yo estoy a cargo de todo y me tengo que dar vueltas como sea", lamentó.

Para colaborar con la familia Olivera las personas de buen corazón pueden comunicarse al teléfono 3876-454795. La dirección completa es barrio Ramón Abdala, calle Anta, manzana 69, lote 17, de la ciudad de Rosario de la Frontera  Le falta todo: camas, colchones, frazadas, puertas, ventanas, ropa, calzado y mercadería.

 

Justo al frente de la vivienda de Susana, está la de su hija quien tiene un hijo menor con problemas de asma. Su nieto al igual que su hija, viven en una habitación construida con plásticos de silo bolsas.

"Mi nietito tiene asma y también duerme en esas condiciones", acotó con angustia.

Cabe señalar que la familia no tiene mesa ni sillas. Además necesita camas, colchones, sábanas y mantas.

Ni para bañarse tienen

Para alimentarse cocinan a leña y fuego y para bañarse o higienizarse deben calentar agua, por lo que el baño es sumamente precario.

Por la situación en la que viven, la mujer, solicitó todo tipo de ayuda.

"Ya sea al Gobierno provincial o al que pueda, necesitamos toda la ayuda posible. Mis hijos no tienen camas, duermen amontonados en esos colchones, que los levanté de afuera de la casa de un barrio y cada vez que se levantan de dormir, amanecen con dolor en el cuerpo", relató.

"Todos vivimos en estas condiciones, yo también duermo en un colchón con dos de mis hijos, no tengo sillas, mesas ni heladera", contó.

Cuando llueve, señaló, "se inundan las piezas y el comedor, como es una bajada y el piso es de tierra, nos inundamos y toda la casa se convierte en un lodazal".

Otras necesidades

Entre otras de las múltiples necesidades, Olivera mencionó: "Tengo hijos niños y adolescentes y no me alcanza para comprarles ropa ni calzado".

"Para comer tampoco nos alcanza. Por eso necesito mercadería. Y para construir necesito, chapas, ladrillos y cemento. Pero lo más urgente son las camas y los colchones, ya que todos dormimos en pésimas condiciones", dijo la humilde mujer a El Tribuno.

" Mi casa no tiene nada, ni ventanas ni puertas, la verdad que me hace falta de todo. Ahora que se acerca el invierno, todo es peor, entra frío y agua por todas partes", concluyó acongojada de su propia miseria y la de sus hijos.

 

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