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Dos sacerdotes denunciaron abusos del cura Rosa Torino y hablaron de complicidades

Dos religiosos que se ordenaron en la congregación del cura imputado sumaron sus acusaciones a las de dos exnovicios y una exmonja. De la jornada también surgió otra posible causa por delitos económicos con estafa al Estado.
Miércoles, 30 de junio de 2021 00:00

Ayer se realizó la tercera audiencia del juicio que se realiza contra el sacerdote Agustín Rosa Torino por las denuncias de abuso sexual de dos exnovicios y una exmonja, integrantes del Instituto "Discípulos de Jesús de San Juan Bautista", que el religioso fundó. Se sumaron los testimonios de dos sacerdotes que se ordenaron en el instituto y relataron que también fueron víctimas del mismo delito.

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Ayer se realizó la tercera audiencia del juicio que se realiza contra el sacerdote Agustín Rosa Torino por las denuncias de abuso sexual de dos exnovicios y una exmonja, integrantes del Instituto "Discípulos de Jesús de San Juan Bautista", que el religioso fundó. Se sumaron los testimonios de dos sacerdotes que se ordenaron en el instituto y relataron que también fueron víctimas del mismo delito.

Fue otra jornada adversa para el cura. No solo se sumaron acusaciones de abuso sino también dos diagnósticos lapidarios de profesionales de la salud mental. Además, los testimonios complicaron a superiores de la institución, que no actuaron ante las advertencias sobre los delitos que cometía el imputado y otros miembros de la congregación implicados en abusos.

M.A. testificó virtualmente y aseguró que en la congregación había "juegos sexuales". "Todo el tiempo nos tocaban", dijo. Agregó que era común que "te apoyaran" o hicieran "bromas sexuales". El religioso estuvo en otras delegaciones del instituto en México y Chile. Específicamente sobre Rosa Torino afirmó: "Me tocó la cola yendo al archivo". Indicó que además fue testigo cuando también tocó, en la cocina, a la exmonja Valeria Zarza. "Ella lloraba", recordó.

M. A. recordó además malos tratos y humillaciones por parte de Rosa Torino. Describió que le llevaba el desayuno a su habitación e insistía para que lo dejara pasar.

En ese contexto, M.A. indicó que una noche ingresó a la habitación del sacerdote y lo encontró con un joven en ropa interior en la cama. Aseguró que le comentó esta situación a Luis St"ckler, obispo emérito de la diócesis de Quilmes "pero lo justificó y no hizo nada". El otro sacerdote que testificó también indicó haber hablado con St"ckler.

Consultado sobre cómo se tomaban estas situaciones en la congregación, el cura aseguró que había un discurso general de justificación. "Decían que había que perdonar las tentaciones de los hermanos y que a veces él necesitaba compañía por los ataques que recibía del Diablo. Que el enemigo estaba afuera, que querían destruir la obra de Dios, que (el arzobispo de Salta, Mario) Cargnello quería destruirla", expresó.

El religioso además recordó que, ante sus reproches por las cosas que sucedían, lo tildaban de "rebelde" y fue traslado a Roberts, provincia de Buenos Aires. Además describió amedrentamientos de Rosa Torino luego de las denuncias: "Me llamó un día, me dijo que yo era como un hijo para él, que cómo íbamos a hacer esto y le corté". El sacerdote incluso salpicó a otras autoridades. "Llegaron hermanos superiores a verme porque no querían que hablara, querían que firmara algo y trasladarme a otro destino, pero lo rechacé", señaló.

Con hábito negro y parsimonia llegó J.E.J., que pidió que Rosa Torino se retirara de la sala para testificar. Su relato fue el más movilizante desde que comenzó el juicio. "Por las noches me llamaba con el superior para que fuera a su habitación, me pedía que me metiera en su cama y me rozaba", contó tenso. Las "invitaciones", dijo, vinieron luego de que "tomara coraje" y le dijera a Rosa Torino que se iría de la congregación porque le tenía miedo, al punto de "quedarse sin voz" por lo que sufría. La respuesta, indicó, fue que "él era como mi padre espiritual" y que sus padres eran el "mayor obstáculo para su camino hacia Dios".

El cura M.A. contó que, al ser trasladado a Buenos Aires organizó el viaje a Brasil para la visita del papa Francisco: “Al regreso, un joven de Garín comenzó a alejarse hasta que me enteré que fue porque el padre Néstor lo tocó mientras él dormía, allá en Brasil. Le conté a Rosa Torino y me dijo: ‘Capaz que le gustaba, solucioná eso’. La madre no quiso denunciar por no dañar a la  Iglesia”.
 

 

El momento más álgido fue cuando, al igual que otros denunciantes, contó que Rosa Torino hizo "de médico". "Vivíamos hacinados, con un baño para 12 personas, me agarré hongos en los pies y se fueron a la entrepierna. Le dije a Rosa y me dijo que me iba a revisar él, que podía ser varicoceles. Ahí me pidió que fuera a la habitación y que me bajara los pantalones. Me bajó el slip y comenzó a tocarme. Ahí comenzó mi calvario, me destrozó como persona", advirtió llorando. El religioso tuvo que ser acompañado para testifciar.

Psicópata

El fin de la jornada no fue diferente a su inicio. La audiencia comenzó con los testimonios de la psicóloga y psiquiatra oficiales, que evaluaron al sacerdote denunciado. Si bien ambas dieron diagnósticos negativos respecto a la personalidad de Rosa Torino, el más duro fue de parte de la psiquiatra Gabriela Moyano, que lo describió con una "personalidad con rasgos histriónicos y psicopáticos". Según explicó al Tribunal, eso se traduce en actitudes como "captar, seducir y manipular, y falta de empatía". Moyano sostuvo que las personalidades psicópatas no son una enfermedad, sino "una forma de estar en el mundo, necesitan otras cosas que los demás no, como ser idolatradas, reconocidas, son ególatras". Además ahondó en la falta de empatía de Rosa Torino e indicó que "cosifica a las personas, entonces no tiene culpa, no se responsabiliza" por lo que hace. Conluyó que "estas personas no son plausibles de tratamiento psicoterapéutico ni psicofarmacológico, nacen y mueren así".

La psicóloga Sandra Latorre aseguró que Rosa Torino tiene una "personalidad disociada". "En un momento es representante divino como servicio, a la altura de Francisco de Asís, y por otro intenta tener bajo contenido a otros sentimientos reprochables o libidinosos del ser humano", ejemplificó.

¿Posible estafa al Estado?

Luego de transitar uno de los testimonios más movilizantes, el cura J. E. J. que se formó en el instituto que Rosa Torino había fundado y dirigía, le pidió al Tribunal de Juicio “decir algo más”. En ese momento se refirió a unos “sobres amarillos” que iba a retirar, cuando era miembro de la organización, al obispado de San Nicolás y aseguró que en una oportunidad otro sacerdote le explicó de qué se trataba: “Me dijo esta plata nos la da el Estado porque el obispo de San Nicolás manda una lista, que le da Rosa, de estudiantes de la Congregación en la Universidad Católica (UCA) de Buenos Aires. Pero ahí figuraban personas que ya ni estaban en el instituto. Le daban entre 20 y 30 mil pesos por alumno”, declaró ante los operadores judiciales. “Aquí estamos para juzgar los abusos”, le respondió al testigo el presidente del tribunal, el juez Maximiliano Troyano.
La misma modalidad se denunció en el caso del exobispo de Orán Gustavo Zanchetta, también denunciado por abusos. Una excolaboradora aseguró que se recibían fondos estatales para un curso de seminaristas que no existía. Rosa Torino tiene una causa federal por manejos económicos irregulares. 
 

 

 

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