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"Tener cáncer y ser pobre es una muerte asegurada"

Planean comprar un aire acondicionado y un TV con las dietas que donó un edil.
Viernes, 28 de enero de 2022 02:02

Pepa se siente cansada y se le nota en el tono de su voz; está cansada de batallar hace 20 años -desde que era una muchacha jovencita- contra el cáncer que le detectaron cuando recién comenzaba a planear su vida. Igual cantidad de años lucha al frente de un grupo de pacientes y de sus familiares que padecen en el norte esta cruel enfermedad.

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Pepa se siente cansada y se le nota en el tono de su voz; está cansada de batallar hace 20 años -desde que era una muchacha jovencita- contra el cáncer que le detectaron cuando recién comenzaba a planear su vida. Igual cantidad de años lucha al frente de un grupo de pacientes y de sus familiares que padecen en el norte esta cruel enfermedad.

Josefa "Pepa" Romero se hizo más conocida el año pasado cuando organizó y encabezó una multitudinaria marcha pidiendo que las autoridades de Salud de la Provincia cumplieran con algo que como tantos reclamos que se hacen en el norte de esta provincia, es una obviedad: que los enfermos de cáncer que asisten al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal y que provienen del Chaco salteño y de las localidades de Salvador Mazza, Aguaray, General Mosconi y el propio Tartagal tuvieran la atención de un médico oncólogo. Pero las necesidades de estos más de 300 pacientes que padecen cáncer, que no tienen obra social por tanto no les queda otra opción que recurrir a la salud pública, son muchas más.

"Acá todo es deprimente"

"Es muy angustiante lo que pasa la gente pobre que padece cáncer, porque para todos es muy difícil transitar la enfermedad con una buena calidad de vida y, por el contrario, para la gran mayoría significa la muerte. Usted imagínese que los enfermos pueden hacerse algunos tratamientos acá en Tartagal pero otros hay que hacerlos en Salta, y llegar no es fácil para quien no tiene un trabajo, una obra social, no tiene ni dónde quedarse los días del tratamiento. El enfermo oncológico despues de una quimioterapia tiene que tener compañía, no puede estar solo. Y eso requiere dinero para hospedarse, para moverse en Salta, para comer. Por eso mucha gente se queda acá, prefiere no seguir con el tratamiento y se muere, es así de triste", explica Pepa Rome ro.

La sala de enfermos oncólogicos se ubica en el mismo hospital Juan Domingo Perón, sobre la calle Tucumán, y según relata Pepa "carece de todo; tenemos disponibles unas camas y unas sillas para cuando los pacientes van a hacerse poner los sueros para los tratamientos. Pero no tenemos ni un televisor ni un equipo de aire acondicionado. Son una especie de boxes pero las paredes no tienen pintura, es todo muy deprimente. Sabemos que el enfermo oncológico necesita tener una contención psicológica porque no es solo la quimioterapia; muchos necesitan una alimentación especial y el acompañamiento de otros profesionales, además del oncólogo, pero no tenemos nada. Por eso cuando este chico Nicolás Arce, que asumió como concejal en diciembre, me habló para decirme que iba a donar su dieta para los enfermos oncológicos, fue una bocanada de aire fresco".

Pepa se entusiasma y recuerda que "él ya cobró su primera dieta que le correspondía por los 20 días del mes de diciembre y ya compramos materiales, primero para mejorar la sala donde nos atendemos para hacer los tratamientos y la quimioterapia. Con los otros sueldos vamos a comprar un equipo de aire acondicionado porque acá tenemos temperaturas de 45 grados a veces y es inhumano estar haciendo el tratamiento y que por lo menos estemos en un lugar fresquito. También vamos a comprar un televisor, porque no es un lujo sino es un entretenimiento mientras hacemos el tratamiento, y seguro los comerciantes de Tartagal nos van a hacer un descuento para que podamos estirar un poco más esa dieta".

Pepa recuerda "esa marcha en la que todo Tartagal nos acompañó para pedir por un oncólogo y ahora viene una doctora que atiende varios días a la semana. Pero eso no es suficiente, porque hay que estar enfermo o tener alguien en la familia con cáncer para saber lo que es. Y más si se trata de gente humilde económicamente. Yo he visto morir a muchas compañeras que quizás con un mejor tratamiento, con contención, con acompañamiento, con mejores condiciones, todavía estarían con vida. Por eso digo que ser pobre y del interior de Salta y tener cáncer es la muerte segura", asegura Pepa con una voz que casi se le apaga porque, como dicen los carteles que exhiben cuando hacen alguna marcha, "el cáncer no espera".

 

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