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Rosario de Lerma: Agrias disputas entre puesteros de Cerro Negro del Tirao

Los enfrentamientos entre familias llegaron hasta la destrucción de puestos y corrales.
Lunes, 05 de diciembre de 2022 02:04

A una familia de Cerro Negro del Tirao, jurisdicción del municipio de Rosario de Lerma, le voltearon el puesto porque saca agua y pastorea sus majadas en una propiedad que supuestamente sería de otra familia. Hay amenazas de muerte y en los cerros ya nadie duerma tranquilo.

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A una familia de Cerro Negro del Tirao, jurisdicción del municipio de Rosario de Lerma, le voltearon el puesto porque saca agua y pastorea sus majadas en una propiedad que supuestamente sería de otra familia. Hay amenazas de muerte y en los cerros ya nadie duerma tranquilo.

En los cerros de la precordillera salto-jujeña ya no se respira la tranquilidad de antes. Es que la puja por tierras y las denuncias entre los lugareños por amenazas de muerte por supuestamente invadir propiedades y hacerse del ganado ajeno son moneda corriente por estos tiempos. Algunos dicen ser tenedores de las tierras por vínculos ancestrales, otros alegan usurpaciones porque en los cerros no vive nadie.

En Cerro Negro de Tirao, tan lejos de Rosario de Lerma como tan cerca de Cachi, algunos puesteros denuncian aprietes de familias que dicen ser propietarios legítimos de vastas extensiones de tierras perdidas en medio de los cerros.

La altura promedio en estos parajes oscila en los 3.500 metros sobre el nivel del mar. Llegar desde Rosario de Lerma involucra desandar por caminos de herradura y largas horas de caminatas o a lomo de mula. Por Cachi se puede llegar por un camino de tierra que serpentea entre los cerros y llega hasta la escuela de Tirao, que es el epicentro de esta comunidad, dispersa entre los distintos puestos.

Por ahí, entre las profundas quebradas del paisaje donde la vista se pierde, la familia de Claudio Quipildor denunció que le "voltearon" su puesto, le rompieron sus pertenencias, sus corrales, y lo amenazaron con que si volvía la cosa se iba a poner peor para él, su mujer y sus pequeñas hijas.

Los supuestos agresores son la familia Abán. Al parecer, propietarios de sangre de estos terruños. La finca se llama La Cueva, y queda a unas dos horas de caminata de la escuela de Tirao. La familia Abán, cuestionada, parece que no hace buenas migas con el resto de la comunidad. Cuentan los lugareños que algunas veces le cortaron el agua a la escuela y al puesto sanitario. Los Abán se defienden y responden afirmando: "Tenemos los papeles de la propiedad".

 

Allá en medio de los cerros, el cerro, el agua y el pastaje son fundamentales para sobrevivir. En esta época del año, las primeras lluvias hacen que las partes más bajas que se pongan verdes y abunda el líquido vital. Pero cuando todo se seca, los animales deben ser trasladados de un punto a otro.

Los Quipildor llegaron a esta parte de la finca La Cueva porque no vivía nadie por ahí y, además, la madre de Claudio, dice que tiene comprada esa parte de la tierra. Entonces, su hijo, el denunciante de los actos de vandalismo contra su familia, se asentó con su mujer, Soledad, y sus hijas en la zona. Allí tienen 6 caballos, 3 vacas, 30 ovejas y 40 cabras.

"Vivimos de lo que nos da la Madre Tierra. Con agua y algo de pasto que buscamos entre los cerros alimentamos a nuestros animales. Pero esta gente llegó y de manera muy violenta nos tiró todo abajo. Tuvimos que salir corriendo con nuestras hijas y llevamos nuestra hacienda a casa de mi madre cerca de la escuela", contó a El Tribuno, Claudio Quipildor desde Payogasta.

Quieren recuperar animales y algunas pertenencias

La familia Quipildor, ante la destrucción de su puesto y corrales, debió pedir ayuda a la Municipalidad de Payogasta, zona de los Valles Calchaquíes, porque está cerca de Cerro Negro del Tirao. Allí les dieron una pieza donde puede vivir, por ahora.

Pero están muy afligidos porque sus quesos y algunos animales quedaron en el viejo puesto ahora destruido. Luego de la denuncia radicada en la policía, los Quipildor esperan poder volver a su puesto y al menos poder sacar todas sus pertenencias de ese alejado paraje.

La repercusión que ha tenido este caso de enfrentamiento entre puesteros y supuestos terratenientes es increíble. Desde Rosario de Lerma y Campo Quijano, numerosas personas con familiares en esos cerros se solidarizaron con los Quipildor.

La cuestión de tenencias ancestrales y de sangre se hace más fuerte en los parajes más alejados de nuestro interior y nadie puede dar un marco de seguridad jurídica a estos temas para frenar los ataques y las peleas entre los mismos pobladores.

 

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