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Guerra contra la inflación: Las medidas anunciadas profundizan la crisis política

Fuerte rechazo al aumento de retenciones a la agroindustria.  El acuerdo convocado por Fernández parece destinado al fracaso
Domingo, 20 de marzo de 2022 00:00

El desafortunado anuncio presidencial de una "declaración de guerra" a la inflación, se tradujo, en los hechos, en la profundización de una crisis política en el seno del gobierno, que involucra al Frente de Todos pero también a Juntos por el Cambio, y que oscurece el horizonte para toda la sociedad.

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El desafortunado anuncio presidencial de una "declaración de guerra" a la inflación, se tradujo, en los hechos, en la profundización de una crisis política en el seno del gobierno, que involucra al Frente de Todos pero también a Juntos por el Cambio, y que oscurece el horizonte para toda la sociedad.

Alberto Fernández parece empeñado, o condenado por sus propios límites, a jugar con fuego y a desparramar bombas de tiempo.

Porque el anuncio de los instrumentos que se aplicarán para frenar los precios consisten en un viaje en el tiempo, hacia atrás. Huele a naftalina la propuesta de acuerdo de precios y salarios con empresas, gremios y organizaciones sociales, aumento de retenciones y un fideicomiso aportado por los exportadores de alimentos semiprocesados para evitar la suba de los precios internos del trigo. La primera detonación se produjo con los empresarios invitados al acuerdo, porque revive la "mística antiproductiva" que no solo generó hace 14 años el crítico conflicto con el campo, sino que alimenta la certeza de que los grupos radicalizados del kirchnerismo, los mismos que intentaron boicotear el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, imponen su idea de que la crisis "la paguen los ricos".

En estos mismos días, el diputado oficialista cordobés Osvaldo Carro propuso extender por una década "el impuesto a la riqueza" aplicado "por única vez" con motivo de la pandemia. Esta visión clasista proclama un "igualitarismo" visceral, que no diferencia "riqueza" de "capital productivo", pero que tampoco toma en cuenta que la presión tributaria ya es, de por sí insostenible. El efecto de esa supuesta reivindicación es visible: en una década, el PBI per capita cayó casi el 20%, el gasto público se duplicó en relación al producto y los indicadores de pobreza, indigencia y desempleo alcanza hoy un nivel desconocido desde los años "30.

La fragilidad de Alberto Fernández nace de su dependencia extrema de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, quien trata de salvar su imagen ante una crisis que desborda a todo el oficialismo.

De ese modo, el acuerdo mínimo alcanzado por una mayoría notable de diputados para impedir el default, de ninguna manera va a sostenerse para llevar adelante las medidas que se anunciaron de inmediato.

Fernández hoy está peleado con la vice, con la mitad K del oficialismo, y con la otra mitad, que se decepciona con él por la falta de decisión para sacar a La Cámpora de todas las "cajas" que maneja (Anses, PAMI, Aerolíneas) y los cargos que ocupan en el Gabinete.

Y también, volvió a romper lanzas con sus aliados coyunturales en esa histórica votación.

Pero en este tembladeral político, la mayor amenaza se cierne sobre la ciudadanía: el aumento internacional de los hidrocarburos anticipa que este año se deberán duplicar las compras de gas en el exterior: se estiman entre 13 y 17 mil millones de dólares, que el país no tiene. En diez años, el déficit energético sumó, hasta 2021, US$ 35.000 millones.

Los precios de los alimentos, "la mesa de los argentinos y las argentinas", crecen vertiginosamente desde noviembre, a despecho de los controles impuestos por el secretario de Comercio Roberto Feletti. Y van a seguir aumentando mientras no exista un plan económico ajustado a la realidad de la inflación.

El problema es endémico, entre otras cosas, porque nadie le pone el cascabel al gato. El Estado gasta más de lo que recauda; para financiar el déficit, no recurre al crédito sino a la emisión sin límite, que le permite seguir gastando más de lo que recauda. De paso, apela permanentemente al desdoblamiento cambiario y a obstruir la exportación genuina.

Los acuerdos de precios nunca funcionaron, y el que anticipó Fernández el viernes, parece muerto antes de nacer.

Inflación, pobreza y crisis política

La crisis económica es endémica en la Argentina; combinada con la fractura del Gobierno, el cóctel es letal. La situación actual evoca el Rodrigazo: el ministro Celestino Rodrigo provocó un aumento masivo de precios que debilitó aún más a la frágil presidencia de Isabel Perón. El economista Roberto Cachanosky opinó hace una semana que la Argentina se aproxima a “un Rodrigazo en cuotas, pero en cuotas muy altas. Los ajustes que se tienen que hacer son mayores, y con un colchón social más chico. En 1975, la pobreza era mínima, ahora tenés un 50% de pobres, el escenario es muy complicado”. 
 

 

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