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Lorena Astudillo: "El Cuchi resumía mis recuerdos luminosos de la infancia”

Lorena Astudillo sube al escenario de El Teatrino este sábado para compartir su arte con los salteños. La compositora, cantante y docente habló con El Tribuno sobre música, lugares y encuentros.
Viernes, 01 de abril de 2022 11:53

Lorena Astudillo se presenta en El Teatrino, este sábado, a las 21. La cantante y compositora subirá al escenario con Carlos Vargas, Leo Goldstein y el grupo Hilaza. La artista y docente también dará un taller de canto. “Además de madre, que eso uno no lo pone en una agenda... trabajo mucho y divido entre las clases de canto y todo lo que se emparenta con el trabajo psi, no soy psicóloga clínica pero conecto mucho ambas cosas”, dice. 

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Lorena Astudillo se presenta en El Teatrino, este sábado, a las 21. La cantante y compositora subirá al escenario con Carlos Vargas, Leo Goldstein y el grupo Hilaza. La artista y docente también dará un taller de canto. “Además de madre, que eso uno no lo pone en una agenda... trabajo mucho y divido entre las clases de canto y todo lo que se emparenta con el trabajo psi, no soy psicóloga clínica pero conecto mucho ambas cosas”, dice. 

En 1999 publicó “Lorena canta al Cuchi”, y en 2017 editó “El Cuchi de cámara”, también con la obra de Gustavo Leguizamón. En 2015 ganó el Premio Konex como “mejor cantante femenina de folclore de la década”. 

Su séptimo disco, “Crisálida”, con temas de propia autoría, salió en 2020. “Trabajo mucho con la composición; depende de las épocas. Soy una compositora que va alternando... Eso también me lleva mucha energía y amor. Y también preparar los conciertos”, dice en una charla con El Tribuno que repasa las pasiones y los ritmos y acentos de nuestros lugares.

El sábado tocás con músicos de Salta...
Es una aventura hermosa. Bueno, conozco hace muchísimos años a Carlitos Fernando Vargas... a Leo Goldstein lo escuché tocar y es una maravilla, vamos a tener la oportunidad de compartir y también con el grupo vocal Hilaza... es una fecha que me da mucha alegría.

¿Tenés otras presentaciones en el NOA?
No, voy a Salta exclusivamente. Voy a estar el día previo, ensayando; luego el concierto y al día siguiente hacemos el taller. Tengo varios días y, puede ser por lo que te decía al principio, esta situación de ser madre... soy de esas que les cuesta soltar. Yo creo que a partir de ahora que ya mis hijos me dicen “andá, má, andá nomás”. Sí, sí... digamos que es más un asunto mío, me cuesta mucho viajar largo; prefiero no atorarme y estar con esa sensación de ir pasando, porque si lo quisiera podría hacerlo, podría juntar esto con esto, podría ser Salta, Tucumán y de ahí nos vamos a Jujuy y ahí nos vamos a... No. Si bien es menos práctico, en un sentido, para mí cada situación es una situación que vale en sí; me gusta hacer esto: prepararme para el lugar al que voy, saber con qué me voy a encontrar, con quiénes me voy a encontrar. Dejarme tiempo también para compartir... me da gusto poder quedarme, compartir, viajar un poquito, a veces también hago turismo cuando me llevan y me dicen “te vamos a mostrar”, y conocer cada lugar. Me encanta porque amo a mi país en toda su extensión y con todas sus diferencias en costumbres y paisajes y, también, por supuesto, las similitudes.

En tu primer trabajo -de 1999- interpretás música del Cuchi Leguizamón, hiciste el “Cuchi de cámara” en el 2017 y en tu último disco componés...
Sí, “Crisálida” es el último, pero hay otro más que quedó como tapado en la “pilita de discos”, se llama “Un mar de flores”, pero evidentemente debe ser como tímido el gesto que hice. El disco ese me dio muchas sorpresas. “Pobrecito este disquito”, decía yo, y fue superreconocido, me nominaron a los premios Gardel por ese álbum, también por el “Cuchi de cámara” y también por el primero... Tuve lindas sorpresas. En realidad, como compositora y en discos... el primero es en el 2013, “Mar de flores”, y el segundo es de 2020: “Crisálida”, en plena pandemia; mejor no pude haber elegido el momento. Bueno tenía que salir y en un parto uno no puede hacer alguna estrategia... Es un disco que escucho y me gusta. Y eso es lo más valioso para mí.

En “Crisálida” los ritmos latinoamericanos están muy presentes.
Tenemos un tema siempre con las fronteras, pero viajamos un poquito y vemos que somos una patria grande, y cuanto más nos podamos enlazar con la música más lazos de cariño hay, de conocimiento... Como dice Atahualpa: “No se puede querer lo que no se conoce”. O, por lo menos, acercarse... Y me inspiran los pasos que voy dando. En un viaje en el que fue fui ahora con mi compañero, pasé por un lugar que se había incendiado y la primera canción que escribí ahora habla del incendio, que corre solo. Y cosas que como piedritas voy juntando del camino, y por Latinoamérica tuve la suerte de viajar, de pasar por algunos países. Nos hermanan tanto tantas cosas...

Viajar enriquece... 
Mirá, esto que parece osado, en los 60, pongamos el 64... aparece el nuevo cancionero. Ya decían eso Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, Mercedes Sosa. Decían qué desatino ponernos a dividir la música argentina en géneros como el urbano, folclore, tango... ¡cuánto perdemos cuando no nos hermanamos en la música argentina! Que sea amplia, si bien cada uno va prefiriendo... Yo tengo el corazón puesto en el folclore, siempre que escribo, escribo raíz folclórica argentina, y luego puede tener influencias... Yo tuve una abuela española, una abuela italiana... tengo giros españoles porque, de golpe, me fui a España, tengo una hermana allá, y se juntan esas herencias y se van enriqueciendo y no dejan de ser. Y creo que el Cuchi decía que el límite está en dónde se puede bailar o no. Cuando no se puede bailar, ya está: se terminó tu buena intención, lo hiciste mal. Y el ritmo, que es lo más rico, es el corazón de nuestro folclore. Es una aventura muy linda, cuando uno no tiene condicionamientos económicos -que es mi caso. Yo decidí hace mucho no preocuparme, si bien cada vez que viajo es parte de mi trabajo, pero no depende ni una mínima decisión de cuánto más o menos voy a ganar; entonces estoy libre y hago lo que quiero.

Te encontrás con las regiones y sus músicos...
Es tremendamente rico, cómo se aprende. Si te vas a San Juan o te vas a Mendoza si se dan dos besos, tres besos o uno. Cómo es el cogollo, cómo se diferencia una cosa de la otra y, a la vez, esa hermandad... porque estamos ahí. Lo que sería bueno es entender que tenemos diferencias, pero hay algo que nos abraza. Y eso nos haría más fuertes.

“Cuánto perdemos cuando no nos hermanamos en la música. Que sea amplia, si bien uno va prefiriendo...”

Cantar es una forma de contactar con las propias raíces, vuelvo al principio: ¿qué viste en el Cuchi?
¡Ay Dios! ¡Me enamoré! Primero, te podría contestar que el amor no se explica porque es un amor, y uno dice “me enamoré”, y se enamoró. Lo que puedo explicar es que el Cuchi Leguizamón resumía mis recuerdos luminosos de la infancia. Todo arte es un reflejo de la infancia, por lo menos sirve para iluminar la infancia: uno quiere seguir jugando como si fuera una niña o un niño. Eso me lo permitió. Me acordaba de las zambas que me cantaba mi papá... a mi papá le encantaba el Cuchi, te estoy hablando de cuando yo tenía 5, 6 años de edad. Y después, de grande, cuando terminé mi carrera de Psicología, inmediatamente -5 minutos después- empecé una carrera de música e hice una carrera que tenía orientación jazzística y solía cantar jazz... Pero decía “me falta la palabra, no puedo hablar en inglés, no me gusta cantar en inglés”. ¿Qué pasó? En algún momento encontré por las circunstancias de la vida, por meditaciones y demás... descubrí que esta obra resumía todo. Resumía armonías sofisticadas como el jazz, la excelencia con mucha influencia de la música clásica, la raíz, la poesía... La obra del Cuchi es única, es muy particular, es muy difícil no enamorarse de esa obra, la de él con Castilla, que era su hermano creador, con Armando (Tejada Gómez), con Miguel Ángel Pérez, con toda esa serie de poetas descomunales. Es una obra mayor esa. 

“El concierto va a ser un verdadero encuentro de amigos y amigas, y con la música que amamos”.

Y la llevaste a los escenarios, con instrumentos de cámara...
Para mí, el Cuchi tiene que estar. Por eso empecé con el “Cuchi de cámara” que, en realidad, era el “Cuchi sinfónico”, pero como terminé haciéndolo como producción personal... cada disco son 5 años de ahorro y este creo que fueron 10 (risas)... porque no tengo más producción que mi propia economía. Para mí tenía que llegar a las grandes salas, a los grandes teatros, llegamos al CCK, al Teatro Provincial de Salta, después estuve en Mendoza, en Rosario... en grandes salas. Y la música del Cuchi en esas salas funciona como una gran obra, además de llegar a las peñas... Entonces, ese era el propósito que yo tenía... no me duró mucho porque no pudimos mucho, pero hicimos bastante, presentaciones muy sentidas, y lo hicimos adrede para que se escuche al Cuchi en otros ámbitos.

¿Qué van a presentar en El Teatrino?
Vamos a hacer un poquito de grandes maestros, que siempre es bueno recordarlos, obras clásicas que todos sepamos para calentar un poquito el corazón, voy a presentar varias obras mías. Voy a estar con Carlitos Vargas y Leo Goldstein, en guitarra y piano. Después, el placer de compartir con Hilaza, vamos a hacer un tema juntas, no solo van a estar abriendo y mostrando su arte... Y será un poquito de esas dos cosas. Es un verdadero encuentro de amigos y amigas y con la música que amamos. Y va a haber una sorpresa que no te la puedo decir, pero va a haber un sorpresón, una invitación que va a estar honrándonos y para mí será tocar el cielo con las manos...

 

"Cantar es un derecho, todos podemos cantar"

Lorena Astudillo es docente de canto y psicóloga, y esas dos labores la encuentran en contacto permanente con los demás. “¿Se aprende a cantar?”, le pregunta El Tribuno, y una vez más su palabra toma el color de la pasión. “¡Claro! Ese es otro de los mitos espantosos que yo tiraría abajo con una topadora. Todos y todas podemos cantar porque está en nuestra naturaleza. Muchas veces el problema más grande es mental; es decir ‘no, yo no sirvo para esto’. No, no es verdad”, dice, y agrega: “Todos podemos cantar... hago ejercicios grupales en los que salimos a cantar sin ningún parámetro, nada... ejercicios de improvisación. Y te aseguro que en minutos se está armonizando... por supuesto no está la referencia de un piano, un instrumento temperado que tiene su lógica, su matemática, pero es sumamente emocionante”. 

“Todas y todos debemos cantar porque es un derecho, nos lo quitó el protagonismo, los solistas, las carreras artísticas... Mirá que me estoy tirando contra mi propio rubro (risas); pero cada vez más creo que se tiene que cantar, que cualquiera tiene que cantar y tiene que sentir que se puede”.

Sobre el canto como profesión, Lorena dice: “El que elige un camino artístico tiene que saber soportar la agonía de presentarse, de tener un miedo que se muere... Me pasa a mí muchas veces. Y el deseo es tan fuerte, tan profundo, que lo puede vencer. No todo el mundo tiene que pasar por eso, pero todo el mundo tiene que cantar”.

La ganadora del premio Konex 2015 como mejor intérprete de música folclórica de la década agrega: “En Salta, ustedes son los que me enseñan a mí eso... la gente canta en los asados; en las reuniones se canta, se dicen poemas, se están intercambiando cosas en el cotidiano y no son artistas”.

Experiencias

El cuerpo, la tierra, el derecho al arte pasan por la reflexión de la cantante. En @lorenaastudillo_oficial está la información sobre sus actuaciones y su visita a Salta. Y recalca que no hace falta tener experiencia, “cuanto más diverso más rico es”, señala. “La gente dice ‘me gusta la música, me gusta bailar, me gusta conectarme sensiblemente con la música, con el movimiento’. Eso es importante. Lo mejor es lo diverso, que tengan ganas de conocer y de experimentar, contactarnos con la naturaleza... y con nuestra naturaleza”, cierra.

Instagram@lorenaastudillo_oficial  https://bit.ly/3iW5rPt

 

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