¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Carmen Puch y Velarde, la heroica esposa del general Güemes

Murió el 3 de abril de 1822, a los 25 años de edad y a poco de perder a su marido y a su hijo 
Domingo, 03 de abril de 2022 09:31

Un día como hoy, pero de 1822, expiraba en Horcones, Rosario de la Frontera, María del Carmen Puch y Velarde, esposa del general Martín Miguel de Güemes, asesinado nueve meses y 13 días antes.
Según datos biográficos aportados por el historiador Atilio Cornejo, doña Carmen había nacido en la ciudad de Salta el 21 de febrero de 1797, en la “Casa de los Puch”, Calle de la Estrella (hoy Ituzaingó). Era hija de don Domingo Puch, español oriundo del pueblo de Olariaga, Vizcaya, y de doña Dorotea de la Vega Velarde. Tuvo cuatro hermanos: Gerónimo, Manuel, Juan de la Cruz y Dionisio que llegó a ser gobernador de Salta.
Contrajo matrimonio con el teniente coronel Martín Miguel de Güemes, el 10 de julio de 1815, cuando contaba con 17 años de edad, y fue madre de tres varones: Martín del Milagro (2/9/1817), Luis (21/7/1819) e Ignacio, fallecido a poco de nacer y, según dato aportado por el Lic. David Slodky, nacido el 31 de julio de 1820.
A los cuatro días de consagrado su matrimonio, Güemes informó de su boda al Director Supremo don Ignacio Álvarez Thomas en los siguientes términos:
“Excmo Sr. 
Consultando la tranquilidad de mi espíritu, el mejor servicio de Dios y de la Patria, he contraído matrimonio el 10 del corriente con Da. María del Carmen Puch, hija legítima, y de matrimonio del teniente coronel graduado Dn. Domingo Puch, y de Da. Dorotea de la Vega Velarde, de las principales y más antiguas familias de este pueblo. Sus virtudes morales, su acrisolada conducta y su decidido amor al sistema de América, y demás bellas cualidades que la adornan son bien notorias a cuantos la han tratado. Tengo el honor de comunicarlo a V.E. para su superior inteligencia y fines conducentes; ofreciendo, como ofrezco su sinceridad, afecto y respetos.
Salta, julio 14 de 1815. Firmado: Martín Güemes”.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Un día como hoy, pero de 1822, expiraba en Horcones, Rosario de la Frontera, María del Carmen Puch y Velarde, esposa del general Martín Miguel de Güemes, asesinado nueve meses y 13 días antes.
Según datos biográficos aportados por el historiador Atilio Cornejo, doña Carmen había nacido en la ciudad de Salta el 21 de febrero de 1797, en la “Casa de los Puch”, Calle de la Estrella (hoy Ituzaingó). Era hija de don Domingo Puch, español oriundo del pueblo de Olariaga, Vizcaya, y de doña Dorotea de la Vega Velarde. Tuvo cuatro hermanos: Gerónimo, Manuel, Juan de la Cruz y Dionisio que llegó a ser gobernador de Salta.
Contrajo matrimonio con el teniente coronel Martín Miguel de Güemes, el 10 de julio de 1815, cuando contaba con 17 años de edad, y fue madre de tres varones: Martín del Milagro (2/9/1817), Luis (21/7/1819) e Ignacio, fallecido a poco de nacer y, según dato aportado por el Lic. David Slodky, nacido el 31 de julio de 1820.
A los cuatro días de consagrado su matrimonio, Güemes informó de su boda al Director Supremo don Ignacio Álvarez Thomas en los siguientes términos:
“Excmo Sr. 
Consultando la tranquilidad de mi espíritu, el mejor servicio de Dios y de la Patria, he contraído matrimonio el 10 del corriente con Da. María del Carmen Puch, hija legítima, y de matrimonio del teniente coronel graduado Dn. Domingo Puch, y de Da. Dorotea de la Vega Velarde, de las principales y más antiguas familias de este pueblo. Sus virtudes morales, su acrisolada conducta y su decidido amor al sistema de América, y demás bellas cualidades que la adornan son bien notorias a cuantos la han tratado. Tengo el honor de comunicarlo a V.E. para su superior inteligencia y fines conducentes; ofreciendo, como ofrezco su sinceridad, afecto y respetos.
Salta, julio 14 de 1815. Firmado: Martín Güemes”.

La más bella

Para el Dr. Bernardo Frías, Carmen era “la mujer más bella de su tiempo; de tez blanca, de cabello rubio y abundantemente crespo; sus ojos de un azul profundo, su estatura más bien baja; tenía una bondad tan elevada como su hermosura”.
Pero mucho antes de que Frías se refiriera a la belleza de Carmen, otros hombres adscriptos a la causa patriótica o no, aportaron datos similares sobre esta dama salteña. Así por ejemplo, el 10 de agosto de 1815, el Dr. José Andrés Pacheco de Melo le escribe a Güemes a días de su casamiento: “Me hallo repuesto de mis males y de todos modos dispuesto a tu servicio y el de madame Carmen, con quien me aseguran te has casado. Doyte la enhorabuena por la elección tan acertada que habéis hecho, tanto por la hermosura de esa señorita cuanto por las virtudes que la adornan. Hazme la gracia de ponerme a sus órdenes”.
Un año después, y superado el conflicto entre Rondeau y Güemes luego del “Pacto de los Cerrillos”, aquel le escribe desde Jujuy el 29 de abril de 1816 diciéndole al despedirse del gobernador de Salta: “Mis finos afectos a su Carmen divina”. 
Más formales son las referencias a la esposa de Güemes, de Belgrano, Pueyrredón y Alejandro Heredia, aunque siempre y con respetuoso afecto le llaman “Carmencita”.
Y así fue que por mucho tiempo, cuando se hablaba de la esposa de Güemes, las referencias más notables solo se referían a su belleza personal pero poco, o casi nada, al papel que había cumplido al lado de su esposo, como mujer comprometida con la causa patriota. En este punto hay que destacar que Carmen provenía del hogar de los Puch, hogar que desde un principio abrazó la causa de la Independencia. Era la casa de don Dionisio Puch, quien además de sostener “Mi patria es la patria de mis hijos”, aportó hartos bienes y dinero para la Guerra de la Independencia. De manera que doña Carmen provenía de un hogar compenetrado con los problemas políticos de la época y por lo tanto referirse a ella solo resaltando su belleza es al menos injusto. Fue sin duda una heroína, como bien resalta David Slodky en su trabajo “Al encuentro de la heroína Carmen Puch de Güemes” (2007), al transcribir un párrafo de la carta que el Marqués de Tojo envía a Güemes el 9 de septiembre de 1816: “Dile a mi brujita -dice Fernández Campero- que será una heroína si sigue acompañándote”, y concluye: “Exprésale que la quiero porque dulcifica tus trabajos”.

La heroína

Una de las acepciones de la palabra heroína es “mujer ilustre por sus grandes hechos o gestas asociadas con la valentía, la fuerza moral y la capacidad de enfrentar el peligro o la adversidad en bien de otros”. Y justamente en estos últimos años, estudiosos e historiadores se dieron a la tarea de demostrar que doña Carmen Puch, además de ser una bella dama, también debía ser considerada una heroína. Este proceso reivindicatorio se afianzó a partir de abril de 1972, cuando el Instituto de Estudios Históricos San Felipe y Santiago organizó los actos recordatorios por los 150 años de su muerte.
Aquel programa conmemorativo comenzó el 2 de abril de 1972 con una audición que se transmitió por Radio Nacional Salta y que estuvo auspiciada por la Comisión Femenina del Instituto San Felipe y Santiago. En su transcurso se leyó el trabajo “Evocación a Carmen” de Eulalia Figueroa de Freites, poemas de Julio César Luzzatto y páginas de Carmen Rosa San Miguel, Inés Arias Saravia e Inés Flora Zelaya. 
El 3 de abril de 1972, día del aniversario, se ofició por la mañana una misa en la Catedral para orar por la memoria de Carmen Puch. Asistieron autoridades provinciales, municipales y militares, quienes luego le rindieron homenaje en el mausoleo de la familia Güemes, en el cementerio de la Santa Cruz y donde aún descansaban sus restos. Hablaron el Ing. Rafael P. Sosa, por el Instituto San Felipe y Santiago, y la señorita Flora Inés Zelaya, directora del Hogar Escuela “Carmen Puch de Güemes”. Finalmente por la tarde, en la Sala Capitular del Cabildo, se llevó a cabo una evocación patriótica literaria a cargo de la profesora de historia Olga Chiericotti y la poetisa Clara Saravia Linares de Arias. En la oportunidad, la historiadora destacó que Carmen Puch, además de haber sido la bella y abnegada esposa de Güemes, debía ser considerada según su parecer, una heroína de la Guerra de la Independencia. Por su parte don Cesar Perdiguero, en El Tribuno de ese mismo día, escribió una nota que tituló: “La heroica mujer de Güemes: la amenaza de un secuestro y otras tribulaciones”.
Fruto de estas consideraciones y de los aportes de otras investigaciones, en el año 2007 el gobernador de Salta, Dr. Juan Carlos Romero, promulgo la ley N° 7454 (19/7/07), en virtud de la cual las cenizas de Carmen Puch de Güemes fueron trasladadas desde el cementerio de la Santa Cruz al Panteón de las Glorias del Norte. Esto posibilitó que sus cenizas descansen junto a las de su esposo, luego de 185 años de estar sepultados en distintos lugares. 
 Falleció el 3 de abril de 1822, a los 25 años de edad. Según un relato muy difundido, Carmen se habría dejado morir por amor al enterarse del asesinato de su esposo el 17 de junio de 1821. Lo más probable es que haya sufrido -como dicen algunos investigadores- una profunda depresión de la que no se pudo recuperar. 
 Se presume que ello ocurrió al tener que huir de los realistas cuando en avanzado estado de gravidez, se vio forzada a cabalgar varios días hasta Rosario de la Frontera primero y luego proseguir hasta La Candelaria. Luego de ello dio a luz a Ignacio, quien a breve plazo y en una fecha incierta murió. 
.
 

PUBLICIDAD