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El crudo relato de una joven que dijo ser drogada en un boliche salteño

Salió a bailar junto a una amiga y terminó en su casa sin saber qué había pasado. Tiene vagos recuerdos, como haber estado esperando un remís en la zona de la terminal.
Viernes, 12 de agosto de 2022 00:00

Las denuncias de jóvenes que fueron drogadas en algún boliche salteño dejaron de ser casos aislados -sin tener en cuenta a las que no se atreven a realizar la demanda penal-. El fin de semana pasado una joven de 27 años denunció haber sido drogada en el boliche Elephant. Si bien la damnificada, por motivos que se desconocen, no quiso seguir con el proceso judicial, profesionales de la salud que la examinaron dieron intervención a la Policía y al fiscal de turno, con lo cual se abrió una investigación de oficio.

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Las denuncias de jóvenes que fueron drogadas en algún boliche salteño dejaron de ser casos aislados -sin tener en cuenta a las que no se atreven a realizar la demanda penal-. El fin de semana pasado una joven de 27 años denunció haber sido drogada en el boliche Elephant. Si bien la damnificada, por motivos que se desconocen, no quiso seguir con el proceso judicial, profesionales de la salud que la examinaron dieron intervención a la Policía y al fiscal de turno, con lo cual se abrió una investigación de oficio.

Entre las hipótesis que se manejan a través de los primeros elementos de prueba está la sospecha de que la joven podría haber sido violada por más de un hombre. El encargado de investigar es el fiscal Rodrigo González Miralpeix, de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, el mismo que inició la investigación en la causa del exproductor de moda Pablo Rangeón, condenado a siete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal en contra de C.F.R. Luego la causa pasó a manos del fiscal Pablo Rivero.

Según el testimonio de la presunta víctima de 27 años, el sábado por la noche salió a bailar con una amiga. Cerca de las 2 -madrugada del domingo 7- llegaron al boliche bailable, ubicado en la zona del portezuelo -ingreso a la ciudad capital-. Adentro del local la denunciante sostuvo que le dieron una consumición gratis, sin mencionar quién fue la persona que le dio la bebida. Se trataba de un vaso de vodka con speed.

Luego de ingerir el trago la joven sostuvo que perdió el conocimiento y a partir de ese momento tiene vagos recuerdos como por ejemplo haber estado en la zona de la terminal esperando un remís o un taxi. También dijo recordar que estaba en una superficie dura donde hombres señalaban "cambiemos", en alusión a encontrarse en un estado de indefensión mientras la violaban.

Su relato es coincidente con el que víctimas de abuso sexual de este tipo suelen testificar. Al cabo de varias horas de haber sido drogadas, despiertan sin saber a ciencia cierta si fueron objeto de ultrajes, a la vez se sienten mareadas, como sedadas, y con dolores de todo tipo. En el caso de la mujer de 27 años, esta dijo no saber cómo llegó a su casa, sentía dolores en la cadera, los brazos, piernas y la zona genital.

A fines de abril último, tres amigas salieron a bailar y en menos de 20 minutos dos de ellas cayeron desmayadas. El hecho ocurrió también en uno de los boliches ubicados en la zona del Portezuelo; en esa ocasión una de las jóvenes de 20 años fue la que denunció. Esa noche, según sostuvo en su denuncia, un joven se les acercó y les ofreció un trago que al parecer tenía alguna sustancia.

Se trata de hechos aberrantes contra jóvenes totalmente indefensas, en muchos de los casos las víctimas incluso llegan a ser menores de edad, mujeres que salen a divertirse en la noche salteña y terminan siendo parte de un calvario. En algunos casos y gracias a sus mismas amigas, no caen en las garras del violador. Víctimas de un modus operandi que se ejecuta desde hace mucho tiempo, modalidad que seguirán ejerciendo aquellos despiadados sujetos, monstruos nocturnos, mientras las autoridades sigan sin tomar cartas en un grave asunto.

Pasadas de copas

Hace tiempo que El Tribuno se viene haciendo eco de este tipo de graves y aberrantes hechos donde mujeres son captadas por sujetos en algún boliche. Indefensas, tras haber sido drogadas, en más de una oportunidad el suceso fue relativizado porque las víctimas habrían estado “pasadas de copas”. Sin embargo, se trata de un modus operandi extremadamente peligroso.    
 

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