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“Coleccionar es aventurarse en un viaje histórico por las mentes de quienes nos precedieron”

La periodista y coleccionista María de los Angeles Rojas dará la charla “Más allá del mundo en rosa”, en el Complejo Museológico Explora Salta, hoy a las 18.
Lunes, 26 de septiembre de 2022 15:30
María de los Angeles Rojas en la muestra "Sueño de Juguetes". Javier Corbalán

Hoy desde las 18, la periodista, docente y coleccionista María de los Angeles Rojas dará la charla “Más allá del mundo en rosa”, en el Complejo Museológico Explora Salta. Con entrada libre y gratuita, la actividad forma parte del calendario cultural de la Provincia y se desarrollará en el marco de la muestra “Sueño de Juguetes. Diseño y Coleccionismo”, que se realiza en la Casa de Arias Rengel hasta el 16 de octubre. 

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Hoy desde las 18, la periodista, docente y coleccionista María de los Angeles Rojas dará la charla “Más allá del mundo en rosa”, en el Complejo Museológico Explora Salta. Con entrada libre y gratuita, la actividad forma parte del calendario cultural de la Provincia y se desarrollará en el marco de la muestra “Sueño de Juguetes. Diseño y Coleccionismo”, que se realiza en la Casa de Arias Rengel hasta el 16 de octubre. 

La comunicadora es coleccionista de Barbies, además de Mi Pequeño Pony, Frutillitas y Pin y Pon y está exponiendo una selección de sus piezas en La Florida 20. Dialogará con el público sobre el fascinante mundo de la muñeca articulada más famosa, sus inicios en este hobby y cómo se sostiene esta actividad en la situación económica actual, además de realizar un sorteo.

“Barbie transmite una imagen de mujer profesional y trabajadora, que vive de su empleo y no se ve condicionada por la sociedad a casarse y tener hijos como única vía de realización personal”, adelantó, en diálogo con El Tribuno, sobre el contenido de su charla.

¿Cuándo empezaste a coleccionar?
Mi coleccionismo creo que tiene tintes hereditarios. Mis bisabuelos paternos, españoles, eran cocineros de un transatlántico y en cada país que visitaban le compraban a mi papá juguetes. Él los tenía en estantes que iniciaban en el suelo y ganaban el techo. 

Esta colección se perdió porque mi abuelo paterno, cuyos consuegros eran aquellos españoles, regaló las pertenencias de su único hijo, mi papá, sin su autorización. Por ello, José María Rojas, ya de adulto, era coleccionista de vehículos y aeronaves a pequeña escala que vendían en las revisterías acompañadas de sus fascículos explicativos. 

Con mi papá tuvimos en vida de él una complicidad por un hobbie al que no le poníamos un nombre, pero que lo llevaba a él a conocer las líneas de Mi Pequeño Pony, Barbie, PinyPon, Ositos Cariñosos y Frutillitas, y a no confundirse jamás en los pedidos navideños ni de cumpleaños. 

Aunque puedo reconocer que allí estaba la savia que alimentó mi coleccionismo, también debo admitir que permaneció dormido hasta que se activó cuando le hice en 2015 una nota para un medio gráfico a Jésica Rosales, una artista de Barbie y coleccionista, aunque ella diga que es una coleccionista amateur. Ella, autodidacta, se había introducido en el ámbito impulsada por las minicosturas para muñecas articuladas. En esa investigación ella tendió redes en la ciudad y dio con algunas coleccionistas en ciernes: Lorena López, Noelia Díaz, Gilda Aguilar, Meghan Fols y yo misma. Jésica organizaba juntadas en su casa y pasábamos tardes enteras mostrándonos las nuevas adquisiciones, contándonos anécdotas, haciendo fotos y soñando con una muestra que íbamos a materializar juntas en abril de 2019 en el Centro Cultural América: la Expo Barbie 60 años, que, sin buscarlo, fue el primer evento en la Argentina que mostró la evolución de la muñeca a través de sus seis décadas de existencia. 

La plataforma de mi coleccionismo es el grupo de “las 26”, como les llamo a las muñecas que sobrevivieron a mi infancia, y sus sets. Desde fines de 2015 le puse un norte a mi actividad y decidí qué ítems quería y podía adquirir. Colecciono Barbie y derivados, y playsets de Barbie. También tengo colecciones de menor porte de Mi Pequeño Pony, Frutillitas y Pin y Pon, todos de los 80.

La muestra “Sueño de Juguetes. Diseño y Coleccionismo”, en la Casa de Arias Rengel. Foto: Javier Corbalán
  

¿Qué es para vos coleccionar?

Coleccionar es una afición y un gusto personal, pero también un salir al encuentro con los otros. Es compartir en todas las acepciones de la palabra: tanto por hacer partícipes a otros, como por fortalecer esa pasión en común que tenemos con algunos y hasta por poner a disposición lo nuestro para la comunidad, como es el caso de esta muestra Sueño de juguetes.

Coleccionar es aventurarse en un viaje histórico por las mentes, motivaciones e intereses de quienes nos precedieron. Al investigar un ítem o proponernos describirlo para catalogarlo estamos aprendiendo cultura. Tiene dimensiones que alcanzan lo emocional y social. Y en este sentido, para mí participar de esta muestra significa un doble renacer: privado y público. 

Después de haber organizado la Expo Barbie 60 años, en febrero de 2020 había iniciado conversaciones para una segunda edición. Luego acaeció la pandemia y murió de Covid-19 la coleccionista más grande de Barbie del país, Mariana Norese, que residía en Buenos Aires y que había tenido la deferencia de venir a dar una charla en la Expo Barbie 60 años, solo por amistad y cariño hacia nosotras. Con la partida de Mariana, el cielo de mi hobbie se tiñó de gris. 

Durante mucho tiempo dejé de hablar de esta actividad. Allí apareció otra artista de minicosturas salteña, Cintia Moisés, virtuosísima, que me invitaba a que hiciéramos juntas sesiones fotográficas. Ella ponía el ojo artístico y la mano segura para que la cámara capturase las imágenes, y yo la acompañaba en lo que podía.

A este renacer privado también llegaría el público con esta invitación del Gobierno de la Provincia para exponer junto a otros coleccionistas en la Casa de Arias Rengel. “Sueño de Juguetes” es mi oportunidad de mostrar a la gente los objetos más queridos de mi infancia: una colección cápsula de Mi Pequeño Pony, en la que hay cosas mías en su mayoría, pero también de mi hermana, María José Rojas, y varias de “las 26”. 

Sin dudas en todos los ámbitos de la vida, no solo en este, hay que buscar renacer desde y volviendo a la infancia.

 

¿Cualquiera puede coleccionar?
Sí, muchos creen que el coleccionismo es para personas con mucho dinero y no es así. Si bien no podemos desconocer la verdad de que hemos nacido en el país equivocado para coleccionar por las trabas a las importaciones y la depreciación del peso en comparación con el dólar, también podemos reconocer en nosotros el ingenio para reciclar y personalizar juguetes usados, acción que tanto bien le hace al medio ambiente. 
Las ferias americanas y los lotes de usados en internet son posibilidades para hacerse de piezas a un bajo costo. También buscar los grupos de Facebook integrados por coleccionistas de todos los rubros, o de Barbie en específico. Muchas veces hay quienes se deshacen de ítems que ya no les agradan, porque los han conseguido en condición MINT, es decir, nunca sacados de la caja, o porque van a vender algunas líneas para financiar otras que les convencen más o a las que les otorgan un mayor significado.
Incluso he visto quienes abandonan el hábito y se desprenden de todo lo que habían atesorado porque precisan reinvertir el dinero o cambiaron de objeto de coleccionismo.
Creo que lo que no puede faltarle a un coleccionista es la avidez por el conocimiento y el dotar a su hobbie de un significado. 
Después se puede sentir representado por los puristas, que solo tienen objetos en estado MINT y adquieren las líneas colector, es decir, pensadas específicamente para un perfil adulto; por los acaparadores, que pueden tener una misma pieza hasta veinte veces y en diversos estados, pero no se deshacen de ninguna aunque varios la deseen y estén dispuestos a pagar precios razonables por ellas; los que viven en el ostracismo y no se dan a conocer porque guardan celosamente sus tesoros; los lúdicos, y en este grupo están los que sacan todo de caja, los que hacen videos con sus figuras, los que les hacen reroot (cambio de cabello), repaint (cambio de rostro) y cambio de cuerpo a sus muñecos para personalizarlos y en general todos los artistas de Barbie; los recuperadores, 
Tengo contacto con coleccionistas de Salta, de todo el país y de España. En Salta integro “El aquelarre rosa”, un grupo formado por cinco mujeres y un varón. También conozco a otros coleccionistas incipientes. 
Es curioso cómo la amistad en el coleccionismo se parece a aquella manera de contactar que nos caracterizaba de niños. El aquelarre rosa es un grupo de apoyo, de aliento, de ayuda mutua e incondicional, de disponibilidad las 24 horas. También lo es para mí Cintia Moisés y lo fue Mariana Norese. Lo menciono, porque coleccionistas de otros rubros me han señalado que esto también se da entre sus congéneres. 

¿En qué se centrará la charla?

“Más allá del mundo en rosa” alude a un lado B de Barbie que me propongo rescatar cada vez que me preguntan por ella. Mi charla se va a desarrollar en tres momentos: la figura de Barbie vista por la niña que fui, vista por la adulta que soy y vista por quien la creó en su momento. 
Ruth Handler, la creadora de Barbie, aspiró con la muñeca a que las niñas de todo el mundo tuvieran innumerables oportunidades de ficcionalización. La Barbie que había salido de fábrica bailarina podía colgar el tutú y mutar en una guerrera que encabezaba la revolución en un reino mágico, en una hechicera poderosa y trashumante, en una emprendedora que se ponían a hacer tartas, tortas, sándwiches y pizzas de plastilinae, en una científica preocupada por la teratogénesis del nuevo milenio... 
Barbie transmite una imagen de mujer profesional y trabajadora, que vive de su empleo y no se ve condicionada por la sociedad a casarse y tener hijos como única vía de realización personal. Y Ken, su novio, es representante de una nueva masculinidad. Él la acompaña en todos sus logros y va de pasajero en el auto rosa intenso de ella.
Barbie ha tenido más de 130 profesiones. Por ejemplo, ha sido astronauta (1965), médica cirujana (1973) y presidenta (1992). En su realidad de fantasía incluso pisó la Luna cuatro años antes de que Neil Armstrong diera “el gran paso para la humanidad”. Y ahora, atravesada por la perspectiva de género que devino en el lanzamiento de las fashionistas de varias razas y tallas (la evolución de 2016), continúa enfrentando juicios perimidos, porque tal vez de la única acusación que no pueda defenderse es de ser un producto no apto para los bolsillos de todos los consumidores.
Hablaré del coleccionismo y puntualizaré en las piezas que elegí para la sala de museo. Allí tengo ítems de Top Toys, barbies y ponies. Siguiendo esa perspectiva de que el coleccionismo es para compartir, voy a sortear algunos productos de Barbie entre los que asistan.
 

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