El padre de Gabriel Mandagaray, el oficial que murió ahogado en 2021 durante el curso de ingreso a un cuerpo especial de la Policía de Río Negro, afirmó al declarar en el inicio de un segundo juicio por el caso, que "nadie controló" lo que sucedía en ese curso y que para los encargados del mismo su hijo "pasó a ser un número".
En este nuevo debate están acusados los exfuncionarios de dicha fuerza, Carlos Grasso y Oscar Szymansky, quienes estaban al frente del Departamento Académico y el Departamento de Perfeccionamiento y Capacitación, y ahora afrontan cargos por "incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos".
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Mientras que en el primer juicio se dictaron cuatro condenas con penas de hasta de hasta 4 años y 10 meses de prisión efectiva.
Este segundo debate es presidido por el juez Marcelo Chironi de Viedma y durante el mismo se buscará determinar si Grasso y Szymansky no cumplieron con su deber de supervisar la realización del curso.
Uno de los primeros testigos fue el padre de la víctima, Antonio Mandagaray, quien recordó que cuando él llegó al lugar del hecho "decían que se había perdido el número 30". "Mi hijo pasó a ser un número, todo el mundo disparaba y yo esperaba ver a alguien de Capacitación que me dijera que había pasado", indicó.
"El tenía 25 años y nadie controló ¿Saben por qué? Porque esa área era para mandar a los que les faltaban meses para retirarse". Para el papá fue la "irresponsabilidad", la "vagancia" y la "inoperancia" de los acusados la que se llevó a su hijo "a otro mundo".