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Cynthia Dusel Bacon, un ejemplo de resiliencia

Lunes, 20 de marzo de 2023 02:23

Todo comenzó en Alaska. En una de las historias más impactantes que le tocó protagonizar a un científico. En este caso a la joven geóloga norteamericana Cynthia Dusel Bacon.

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Todo comenzó en Alaska. En una de las historias más impactantes que le tocó protagonizar a un científico. En este caso a la joven geóloga norteamericana Cynthia Dusel Bacon.

Cynthia fue parcialmente devorada por un oso y felizmente sobrevivió para contarlo. Ella estudió geología en la Universidad de San José en California. Se graduó de geóloga y de profesora de español en la misma universidad. A mediados de la década de 1970 ingresó como geóloga asistente en el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). Hizo dos misiones de trabajo de campo a Alaska para estudiar las rocas de esa región. En la tercera, en 1977, fue dejada en un estrecho acantilado a pocos kilómetros del río Salcha, a unos 100 kilómetros al sureste de Fairbanks. Allí tuvo la desgracia de encontrarse cara a cara con un oso negro de 350 kg de peso. El oso la atacó y ella trató de defenderse golpeando las rocas con su martillo y haciendo ruido para ahuyentarlo. El oso no se amedrentó y la hizo caer desde donde ella estaba subida. Luego intentó hacerse la muerta, lo cual luego se supo no fue una buena decisión. El animal comenzó a arrastrarla hasta unas arboledas y empezó a devorarla. Impotente, Cynthia vio como el oso le comía los brazos y los trozos de su carne pasaban por la garganta del animal. En la desesperación logró activar el botón antipánico que portaba y alertar al helicóptero con sus compañeros de equipo. Llegó el helicóptero, ahuyentaron al oso y socorrieron a Cynthia que estaba ya en estado de shock. La evacuaron hasta un centro médico donde comenzaron a hacerle las primeras curaciones e intervenciones quirúrgicas.

Trabajando sin los brazos

Cynthia perdió los dos brazos que luego les fueron reemplazados por prótesis especiales. Desde ese momento tuvo que reinventarse completamente y lo hizo aprendiendo a usar las prótesis para todas sus actividades diarias. Al punto que llegó a grabar varios videos donde se muestra picando zanahorias, lavando platos o cambiándose de ropa. En un extraordinario ejemplo de resiliencia siguió con su profesión y volvió muchas veces más a Alaska.

Estudió los complejos de rocas ígneas y metamórficas de la región y los yacimientos minerales, especialmente los que se forman en fondos marinos por actividad volcánica y que son conocidos como sulfuros masivos. Similares a los que se encuentran en Salta, en la mina La Colorada de Cobres, y sobre la cual se acaba de publicar un importante artículo en la revista internacional de geología de América del Sur (JSES), por parte de investigadores de la Universidad Nacional de Salta liderados por María de las Mercedes Ortega Pérez y colaboradores italianos.

Cynthia estudió los complejos rocosos, su tectónica, las edades geocronológicas y la geoquímica. Publicó una gran cantidad de trabajos científicos, incluido uno de los capítulos sobre Alaska en la enciclopedia geológica norteamericana (DNAG). También se desempeñó muchos años en el comité editor de la Sociedad Geológica de América (GSA). Publicó además numerosos mapas y un atlas de facies de rocas metamórficas. Cynthia se casó, tuvo un hijo y siguió con su vida profesional hasta 2014 en que se retiró del servicio activo como geóloga principal de investigación. Ese mismo año fue nombrada científica emérita del Servicio Geológico de Estados Unidos en Menlo Park (California).

Cynthia recibió numerosas distinciones a lo largo de su carrera, especialmente uno de los diez premios de funcionarios federales discapacitados que se destacaron en Estados Unidos en 1981 y el Premio al Mérito del Departamento del Interior de su país. En 2005 fue distinguida como "Miembro Fellow" de la Sociedad Geológica de América. En su larga y exitosa carrera, Cynthia se convirtió además en una mentora y defensora de las mujeres con discapacidad en el área de las ciencias y participó de numerosos congresos y reuniones sobre el tema. Un extraordinario ejemplo de madre, esposa, profesional y orgullo de mujer en el mundo de las ciencias.

Su amiga Marti

Curiosamente otra geóloga iba a pasar por una situación similar con un final diferente. Para entonces, luego del incidente de Cynthia, el Servicio Geológico había entrenado a sus profesionales en el uso de armas de fuego. Marti Miller se desempeñó como cocinera de campaña en Alaska para el Servicio Geológico mientras estudiaba su carrera de geología. Ella conoció a Cynthia dos años antes de que fuera atacada por el oso y se habían hecho muy amigas. Cuando Cynthia permaneció convaleciente en el hospital, Marti la visitó y acompañó muchas veces por lo que estaba al tanto de los detalles del ataque que sufrió en manos del oso depredador.

Al graduarse de geóloga en la Universidad de Stanford en 1980, Marti entró a trabajar como funcionaria activa del Servicio Geológico estadounidense. En 1995 era jefa de proyecto y fue llevada en helicóptero a una remota región de Alaska, unos 50 km al sur de Aniak. Comenzó a muestrear rocas en una zona donde abundan los arándanos salvajes: grandes y dulces. Un oso negro de 350 kg la estaba siguiendo. Se dio cuenta y comenzó a caminar hacia una cresta rocosa. Vio que el oso pasó por el monte de arándanos y no se detuvo. Al contrario, venía sobre su rastro. Se acordó de lo que contó Cynthia en todos sus detalles. Especialmente la estrategia del oso para rodearla y hacerla caer. Llamó por radio y no pudo establecer contacto con el helicóptero. Había probado la radio antes de que la dejaran sola y funcionaba bien. Pero ahora estaba inservible. Ante la emergencia tomó el fusil .30-06 que llevaba, subió unos metros más por la colina y con su mejor voz de mando le gritó al oso que se fuera. Este se siguió acercando peligrosamente. Estaba a tres metros de distancia y avanzaba. Ahí se dio cuenta que en esas circunstancias era ella o el oso. Tomó la poderosa arma en sus manos, apuntó a la cabeza del animal e hizo fuego. La bala Nosler de 180 granos rompió el cuello del oso matándolo instantáneamente. Disparó un segundo tiro que dio en el blanco. Erró dos tiros más presa del pánico y la adrenalina. En realidad ya no hacía falta porque el oso estaba definitivamente muerto.

Comenzó a temblar de los nervios y así la encontraron cuando los colegas del helicóptero volvieron a rescatarla. Muchos de los detalles de los ataques que sufrieron Cynthia Dusel Bacon y Marti Miller se conocieron gracias a sendas entrevistas que les realizara Larry Kaniut, un conocido autor de libros sobre osos de Alaska. Marti Miller es hoy científica emérita del Centro de Ciencias de Alaska. Se ha especializado en la geología, tectónica y recursos minerales de Alaska suroccidental y la región de Prince William Sound. Ha publicado decenas de trabajos profesionales sobre la faja mineralizada de Kuskokwim. Pertenece a numerosas instituciones académicas y ha sido galardonada con diversos premios y distinciones, entre ellos un premio especial al servicio activo.

El spray y la muerte

En 2017 se registró un nuevo ataque de un oso negro depredador sobre una mujer científica. La joven bióloga Erin Johnson estaba trabajando en temas de medio ambiente cerca de la mina Pogo, en Alaska, cuando sufrió el ataque sorpresa de un oso y éste la mató. Para entonces ya se habían popularizado los spray para osos. Su compañera de trabajo, Ellen Trainor de 38 años, lo usó a tiempo y con resultado parcial logró salvar su vida. Después de usar el spray varias veces el oso retrocedía y al rato volvía a avanzar. Erin, la víctima, tenía solo 27 años y dos semanas antes se había casado. A pesar de habérseles advertido del peligro y de ofrecérseles armas y entrenamiento para situaciones difíciles, ellas prefirieron los spray. Erin no pudo reaccionar a tiempo y el oso la devoró. Los oficiales que dieron muerte al corpulento oso negro dijeron que se trataba de un macho extremadamente agresivo que atacó como depredador. Hubo también muchos otros casos de ataques de osos agresivos con consecuencias mortales en exploradores, montañistas, mineros y otras personas que se aventuraron en esos territorios de osos.

Según el oficial Dean Weingarten el uso de spray solo funciona con animales curiosos en parques y no con osos agresivos libres en la naturaleza. Sostiene que los osos violentos deben ser eliminados, eliminando así los genes agresivos. Como sea los osos están en su ecosistema y es el hombre quién por azar se los encuentra y sufre las consecuencias.

 

 

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