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12 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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En tierras del Ucumar: la búsqueda del oso más austral del mundo plasmada en un documental

Un equipo binacional de biólogos y documentalistas recorrió las Yungas del noroeste argentino y el sur de Bolivia para seguir los rastros del mítico “juco”, el oso andino o de anteojos. Se trata del proyecto Yaguajuco, que busca protegerlo y dar voz a las comunidades que conviven con él desde hace siglos.
Domingo, 12 de octubre de 2025 06:58

En lo más profundo de las Yungas, el aire es denso, húmedo, y el canto de las chicharras se mezcla con el sonido de las botas sobre el barro. Avanzan despacio, atentos a cada rama rota, a cada huella apenas marcada en la tierra. Son biólogos, documentalistas y guías locales en busca de una sombra que muchos aseguran haber visto y otros tantos juran que es solo una leyenda: el juco, el misterioso oso andino que inspiró la leyenda del Ucumar.

Así comenzó la “Expedición Juco”, una travesía de un mes y medio entre el noroeste argentino y el sur de Bolivia, impulsada por el Proyecto Binacional Yaguajuco, liderado por el investigador salteño Fernando Del Moral, junto a la bióloga Noelia Gómez, el investigador boliviano Alvaro Rendón Lazo, el experto catalán en osos Marià Serrat y los técnicos Jacob Serrat y Eloi Cruset. El grupo recorrió las selvas, quebradas y cerros siguiendo las huellas del oso más austral del mundo.

Buscamos documentar su presencia y fortalecer los lazos con las comunidades que conviven con él desde tiempos ancestrales”, explica Del Moral. Su equipo combina ciencia, cultura y conservación, y todo ese viaje quedará registrado en un documental que se encuentra en proceso de edición, con el apoyo de la productora catalana Les Últimes Feres.

Entre leyendas y huellas

El juco -también llamado ucumar o ucumari- no es un personaje nuevo en las montañas del norte. Desde hace siglos, los pueblos originarios cuentan historias sobre un ser mitad hombre, mitad oso, que custodia las aguas y los frutos del monte. En la ciencia moderna, ese ser tiene nombre: Tremarctos ornatus, el oso andino o de anteojos, el único de Sudamérica y el más austral del planeta.

Existen muchos indicios de la presencia del oso en la región y las comunidades lo conocen bien. Ellas saben que existe y que está”, asegura Del Moral. Y cuando uno pregunta en los pueblos del norte, no falta el testimonio del campesino que lo vio cruzar un río al amanecer, la mujer que escuchó sus pasos entre los helechos, el anciano que recuerda haberlo sentido cerca, observando.

Ese es el equilibrio que busca el Proyecto Juco, basado en unir el conocimiento ancestral con la investigación moderna. En cada expedición, los científicos aprenden de los baquianos, que leen el monte como un libro abierto y saben qué significan los sonidos nocturnos, cómo distinguir una pisada reciente o qué fruta muerde un oso. “Sin ellos, sería imposible”, afirma Del Moral.

Durante la travesía, el equipo cruzó ríos, abrió senderos a machete y soportó noches bajo la lluvia. En cada parada, instalaban cámaras trampa para captar imágenes del juco y otros habitantes del monte, como tapires, pumas, zorros y aves. Cada registro suma evidencia y esperanza. “El oso es esquivo, pero su rastro cuenta su historia. Y esa historia está viva”, explica Del Moral.

Las imágenes que formarán parte del documental mostrarán esa convivencia entre humanos y naturaleza, entre ciencia y mito. “Queremos visibilizar a las comunidades que viven en equilibrio con el entorno y que, aunque fueron históricamente ignoradas, hoy son las guardianas de estos ecosistemas”, señala el investigador.

El desafío de conservar los invisible

El oso andino enfrenta amenazas crecientes producto de la deforestación, los incendios, la minería, la ganadería extensiva y el cambio climático. Cada año se pierden miles de hectáreas de selva, lo que reduce su hábitat y el de muchas especies más. “Argentina tiene una deuda ambiental enorme -advierte Del Moral-. Si protegemos al oso, protegemos todo un ecosistema”.

Pero los obstáculos son muchos, entre ellos la falta financiamiento, protocolos claros y apoyo institucional. “Aun así, seguimos. Cada vez que encontramos una huella sentimos que el monte todavía tiene secretos por contar”, confiesa el biólogo.

Un mito que respira

En los relatos del norte, el Ucumar es más que un animal, es un guardián. Algunos lo temen, otros lo veneran. Se dice que protege los manantiales, que aparece solo ante quienes respetan el monte. Esa mezcla de miedo y devoción mantiene viva su figura.

“Esa mística lo rodea porque realmente vive oculto, en lugares donde pocos llegan -cuenta Del Moral-. Pero que no lo veamos no significa que no esté. Su silencio es una forma de resistencia”.

El documental “Expedición Juco”, actualmente en edición, busca mostrar al mundo esa dualidad, el mito que camina entre la ciencia y la cultura. En su sitio web, www.expedicionjuco.com se lanzó una campaña internacional para financiar la etapa final.

La idea apunta a dar visibilidad al trabajo del Proyecto Juco y a las comunidades que protegen al oso andino en su rango sur. “Queremos que esta historia inspire -dicen sus realizadores-. Que recuerde que la conservación no empieza en los laboratorios, sino en el respeto por la vida que aún late en los bosques”.

Y así, mientras los investigadores revisan sus grabaciones y planifican una nueva salida al campo, el monte sigue respirando. Tal vez, en algún recodo del camino, entre nubes bajas y helechos, el juco los observa en silencio. Invisible, pero presente. Como un espíritu antiguo que aún resiste.

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