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Durante la mañana, el estudio de El Tribuno se llenó de colores, reflejos y energía. Sobre una mesa de madera, Verónica Medina desplegó decenas de piedras y cristales de todos los tamaños y tonalidades. No era una exhibición estética, sino un viaje hacia el mundo de las gemas energéticas, un universo en el que cada mineral guarda un propósito y una vibración única.
Verónica es una de las caras más conocidas de la Feria Holística Luna Llena, un encuentro que se realiza una vez por mes en plaza España, donde confluyen emprendedores, terapeutas y artesanos dedicados al bienestar integral. Allí, con su stand “Mujer de Gemas”, comparte conocimientos ancestrales sobre el poder curativo de las piedras, combinando tradición, intuición y arte.
“Las piedras no son simples adornos, tienen energía, vibran, sienten”, explicó con calma. “Cada una tiene una función distinta: algunas protegen, otras curan, otras atraen prosperidad o ayudan a sanar emociones. Lo importante es elegir la que realmente necesitamos y trabajar con intención”.
El poder de la piedas protectoras
Entre las gemas más buscadas, mencionó a la turmalina negra, una de las piedras más conocidas por su capacidad para absorber las energías negativas y crear una barrera de protección. “Es ideal para quienes trabajan con el público o están muy expuestos a distintas energías. Se limpia una vez al mes y actúa como un escudo invisible”, comentó.
Otra de las recomendadas es la obsidiana, en sus versiones negra y dorada. Según Medina, la negra actúa como protección frente a influencias externas, mientras que la dorada trabaja más en el plano interno: “Nos ayuda a enfrentar lo que tenemos reprimido o lo que no queremos ver de nosotros mismos. Saca a la luz lo que necesitamos trabajar”.
También destacó el ojo de tigre, ideal para artistas y creativos porque estimula la inspiración, y la amatista, piedra de intuición que actúa contra la ansiedad, el insomnio y las pesadillas. “Se puede usar en forma de drusa, porque además de proteger a la persona, limpia las energías del ambiente”, señaló. Completó la lista con la labradorita, una gema que refleja múltiples colores y, según dijo, “nos conecta con nuestras raíces y refuerza la intuición”.
Abundancia y prosperidad en clave mineral
Cuando la conversación giró hacia la economía y la prosperidad, Verónica fue clara: “La energía también se manifiesta en la abundancia. Si vivimos desde la carencia, atraemos más carencia. Si vibramos en prosperidad, abrimos la puerta a nuevas oportunidades”.
Entre las piedras más efectivas para atraer dinero y éxito, señaló a la pirita, conocida como “el oro de los tontos” por su brillo metálico. “Es una piedra de poder, de riqueza y de protección. Recomiendo tenerla donde se guarda el dinero: en la cartera, la caja o el cajón. Su energía multiplica lo que ya tenemos”.
El citrino, de color amarillo intenso, también está asociado a la prosperidad y la alegría. “Es una piedra solar que levanta el ánimo, mejora la autoestima y aporta optimismo”, explicó. Y completó con el cuarzo verde, su favorita: “Trae buena suerte, amor y equilibrio. Es una piedra muy noble que armoniza todos los aspectos de la vida”.
Sanación y equilibrio
La charla derivó hacia el cuerpo y la salud. “A veces el dolor físico tiene un origen energético. Si la energía no fluye, se estanca y aparecen dolencias”, comentó. Para esos casos, recomendó la cianita azul, una piedra que promueve el movimiento energético y alivia contracturas y dolores articulares.
También mencionó la cianita negra o escoba de bruja, que “barre las malas vibras” y favorece los sueños lúcidos. Y volvió al cuarzo verde, al que definió como “un aliado del corazón y de la salud en general”.
Según la emprendedora, muchas personas llegan a su puesto en la feria buscando una piedra “para el estrés o para sentirse más livianas”. Ella escucha, aconseja y enseña a cada visitante a identificar la energía que más necesita.
Cómo limpiar y activar las gemas
Antes de empezar a usarlas, Medina recomienda limpiar y cargar las piedras. “Si no lo hacemos, trabajamos con la energía de otras personas”, advirtió. Los métodos más eficaces son tres: con humo de sahumerio —preferentemente de romero o ruda—, enterrándolas en la tierra bajo la luna o, en algunos casos, con agua y sal. Sin embargo, aclaró que este último no es recomendable para todas, ya que muchas se dañan con el contacto con el agua, como la pirita o la turmalina.
Para activarlas, sugiere un pequeño ritual: colocar la piedra en la mano dominante, cerrar los ojos, respirar profundo y visualizar el propósito que se desea lograr. “Por ejemplo, si quiero transformar lo negativo en positivo, se lo pido mentalmente a la piedra mientras la sostengo. Es un acto de intención y conexión”, explicó.
Llevar la energía encima
Además de usarlas en el hogar, Verónica propone llevar las gemas en el cuerpo, como amuletos o colgantes. “La piedra luna ayuda a equilibrar las emociones femeninas y la intuición; el cuarzo rosa, al estar cerca del corazón, promueve el amor propio y la paz interior”, contó.
Ella misma lleva siempre un pequeño frasco con citrino dentro de la cartera. “Es mi piedra de abundancia, me acompaña todos los días. Hay que darles un lugar en nuestra rutina, sentir que nos acompañan y nos protegen”.
Energía salteña y espiritualidad cercana
La visita de Verónica no solo dejó enseñanzas sobre piedras, sino también sobre la necesidad de detenerse, observar y reconectar con uno mismo. “Estamos en un momento del año en el que todo parece acelerarse. Octubre nos invita a limpiar, soltar y preparar el cierre de ciclo”, dijo. “Ayer tuvimos luna llena y el mes que viene también la vamos a tener. Son momentos ideales para cambiar la energía y sentirnos mejor”.
La emprendedora puede encontrarse cada mes en la Feria Holística Luna Llena en plaza España, y también en su local en San Martín y Buenos Aires, local 113. Allí ofrece una amplia variedad de gemas, artesanías y asesoramiento personalizado para quienes buscan armonía, protección o simplemente una dosis de buena energía.
“Trabajar con piedras es trabajar con uno mismo -reflexionó al despedirse-. Cada mineral nos recuerda que la energía no se destruye, solo se transforma. Y si aprendemos a hacerlo con conciencia, podemos transformar nuestra vida también”.