inicia sesión o regístrate.
La licenciada en Psicología Carina Sala se refirió a las terapias regresivas y a las denominadas prácticas de regresión bajo hipnosis, señalando que no cuentan con aval científico ni con evidencia empírica que respalde su eficacia y que, por el contrario, pueden implicar serios riesgos para la salud mental.
Según explicó, hasta el momento la Federación de Psicólogos de la República Argentina (FEPRA), a través de su Comité de Ética y Práctica Profesional (CEPRA), no ha emitido ningún comunicado en el que se reconozca a las regresiones o a la terapia regresiva como prácticas con soporte científico. En ese marco, estas intervenciones están incluidas dentro de lo que se denomina terapias alternativas.
Sala remarcó que cuando se afirma que una práctica no tiene fundamento teórico ni científico, se está señalando que no existe un cuerpo de evidencia empírica que pueda dar cuenta, desde el punto de vista científico, de su eficacia.
En ese sentido, indicó que tanto la literatura científica nacional como internacional advierte sobre los riesgos de las técnicas de regresión bajo hipnosis o métodos similares. Entre estos riesgos mencionó la posibilidad de generar falsos recuerdos, alentar a las personas a tomar decisiones bajo influencia, favorecer trastornos de ansiedad, promover la aparición de memorias para las cuales la persona aún no está preparada y que no puede procesar adecuadamente, y aumentar niveles de angustia y desorganización psíquica.
La profesional también advirtió que muchas de estas prácticas son desarrolladas o aplicadas por personas que no son terapeutas y que no poseen la formación profesional adecuada, lo que incrementa el riesgo de efectos negativos. En esos casos, explicó, pueden inducir a los pacientes a tomar decisiones que no son saludables para sí mismos o para otros.
En relación al posicionamiento institucional, recordó que el Colegio Profesional de Psicólogos de la provincia de Salta emitió una resolución y una declaración en la que se advierte que las terapias alternativas, dentro de las cuales se incluye la regresión, no están reconocidas como prácticas profesionales de la psicología ni cuentan con respaldo científico avalado. Subrayó que considera fundamental que la comunidad y la población en general conozcan esta información.
Sala también planteó que existe un riesgo importante para la comunidad vinculado a la aplicación de prácticas pseudocientíficas, en especial cuando se ejercen de manera inescrupulosa, ya que pueden generar un efecto nocivo en las personas.
Desde su experiencia en la práctica clínica, señaló que es habitual que reciban en consultorio a pacientes que llegan luego de haberse expuesto a este tipo de prácticas sin el cuidado ni el acompañamiento adecuado. Según detalló, la evidencia científica internacional y la experiencia clínica muestran que luego de sesiones de regresión un paciente puede experimentar altos niveles de activación emocional, con reemergencia y aparición de memorias disociadas, tanto explícitas como implícitas o incluso recuerdos de los cuales inicialmente no se tenía registro consciente.
También explicó que pueden aparecer síntomas como incremento de la ansiedad, angustia, pánico, confusión, reexperimentación corporal, estados disociativos, desrealización, despersonalización, dificultad para volver a regularse emocionalmente y angustia derivada de memorias no integradas.
Sobre esto, Sala señaló que los psicólogos afirman que el cuerpo tiene una memoria asociada a las experiencias, por lo que la reactivación de recuerdos también impacta en el cuerpo. En ese proceso pueden presentarse falsos recuerdos, confusión mnésica y una narrativa distorsionada acerca de la propia historia, con todo el riesgo que implica la autosugestionabilidad y la influencia externa.
Ante estos cuadros, la licenciada explicó que lo fundamental es consultar con un profesional calificado, con formación específica, y evitar prácticas que prometen soluciones inmediatas en el “aquí y ahora” sin sustento científico. Indicó que es clave restablecer el sentido de seguridad, recuperar la calma y que el profesional trabaje para ayudar al paciente a reorganizarse, ofrecer corregulación y acompañarlo en la integración de lo ocurrido.
También señaló que el abordaje debe incluir una evaluación del impacto que tuvo la experiencia, las sensaciones que persisten, las sintomatologías presentes, el nivel de desorganización y, en función de ello, diseñar un plan terapéutico adecuado para que la persona pueda recuperar su estabilidad, su sensación de continuidad y su sensación de seguridad y unicidad.
Finalmente, Carina Sala remarcó que los profesionales de la salud mental deben insistir en transmitir a la población la importancia de buscar siempre ayuda profesional basada en métodos que tengan soporte y validez científica, ya que el uso inescrupuloso de prácticas sin aval puede generar consecuencias nocivas en la salud psicológica de las personas.