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La publicación del documento "Estrategia Nacional de Seguridad", presentado en Washington el 5 de diciembre por la administración Trump, marca una ruptura histórica y probablemente decisiva en el orden mundial, cerrando la puerta a la era post guerra de 1945.
El documento que debería formalizar las prioridades, definir las bases estratégicas de la administración americana y de manera global su visión del mundo resultó un panfleto partidista que marca una ruptura histórica; nunca un documento oficial declaró tal adversidad frente a los aliados tradicionales, en particular Europa.
La mayor parte de los países europeos aliados de Kiev lo perciben como humillante, inaceptable, desconcertante, mientras que la diplomacia de dichos países es excluida deliberadamente de las mesas de negociaciones; solo se reúnen los representantes americanos y los emisarios del Kremlin.
Esto ocurre porque quieren poner en duda la capacidad de los mandatarios europeos para resolver el conflicto, debido a "las expectativas irrealistas" por parte de los expertos responsables de negociar y lograr el fin de la guerra.
A partir de ahora será más difícil que nunca para los dirigentes europeos continuar el diálogo y una relación coherente con Trump y su administración con el fin último: mantener el apoyo de los EEUU para encontrar una solución justa y durable.
Los emisarios americanos, léase "expertos" en conflictos bélicos mundiales, defienden todas las reivindicaciones del Kremlin para hacer capitular a Ucrania; no existe hasta hoy ningún compromiso concreto por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, de poner fin a la invasión.
El sujeto de preocupación de los ucranianos y todos sus aliados europeos no es solamente Rusia; hoy lo es también la administración americana. Washington aspira a una reconfiguración del orden mundial con el solo fin de lograr proyectos económicos y muy lucrativos a favor de EE. UU. Ese es el manifiesto político de los EE. UU., inspirado en la promesa de campaña de Trump: "Make America Great Again" (M.A.G.A.).
Alentando al antieuropeísmo
El contenido del texto predice una catástrofe económica y la desaparición de la civilización europea, entre otros motivos, por las consecuencias nefastas de la inmigración.
El documento defiende a Moscú y deja leer entre líneas que Rusia es el socio indefectible para la estabilidad estratégica de Europa.
Washington, a partir de ahora, asume, sin disimulo, una injerencia en favor de los "partidos europeos patrióticos", como los denominan, cultivando de esta manera la resistencia y debilitando las administraciones representadas en la Comisión Europea en Bruselas.
El texto afirma que "el continente europeo será irreconocible en 20 años o menos". "Si las tendencias actuales continúan, se dirigen al declive económico", al eclipse ante la perspectiva brutal de la desaparición de la civilización". Es repetir la retórica de Putin que sostiene desde hace tantos años.
Del mismo modo, es una manera de contribuir a la propaganda y contestación de los partidos de extrema derecha en crecimiento exponencial que se traducen en las urnas, en particular en países como Alemania, Hungría, Inglaterra, Francia y España.
Las redes sociales ayudan a aumentar esa tendencia. Los partidarios de las extremas derechas de los países europeos y la extrema derecha americana mantienen relaciones muy fluidas y coinciden en puntos clave tales como el odio y rechazo rotundo a la inmigración.
En realidad, hoy no solo los partidarios de las extremas tienen miedo de la islamización en el continente europeo; se van sumando otros partidos con menos agresividad y ciudadanos que no pertenecen a la extrema derecha van asimilando la idea de que Europa tiene una deuda pendiente que resolver: el problema de la inmigración, la influencia islámica con aspiraciones de adoctrinamiento y el terrorismo.
Los síntomas que inspiran el contenido del documento se pueden enunciar, a título de ejemplo: la caída abrupta de la natalidad en todos los países de la Unión Europea, la pérdida de la identidad nacional, la represión a los opositores políticos, la censura a la libertad de expresión, la asfixia y peso de la regulación, el problema de las fronteras y la soberanía, pero por sobre todas las cosas, el mayor problema sin vías de resolverse es la inmigración.
¿Acaso Trump pretende que levantemos un muro como el que existe en la frontera entre los EEUU y México? ¿O que salgan a la calle los militares para reprimir a los inmigrantes, y que hagamos una réplica de Guantánamo?
El contenido del documento defiende una lista de prioridades, entre otras el control de fronteras y de los recursos estratégicos; sin embargo, ni una línea ni referencia a los estragos del cambio climático, sabiendo que impacta directamente a los flujos migratorios.
Los Estados Unidos renuncian a asumir cualquier crítica sobre su modelo basado únicamente en sus valores; solo tienen en cuenta sus propios intereses, convirtiendo al mundo en una jungla incontrolable.
Inmigración y xenofobia
Debemos reconocer que Trump sacude a Europa en este punto y que se deben revisar y reforzar las políticas para resolver, o al menos mejorar, la política migratoria y sus consecuencias.
En ese sentido, el texto estima que no se debe abandonar a Europa y afirma que "Washington no busca aislar al continente, todo lo contrario"; propone una anexión ideológica del proyecto mundial de Trump, lo que sugiere condicionamientos a los intereses y política americana.
El documento ve con optimismo el aumento con fuerza de "los partidos europeos patrióticos y nacionalistas"; en otras palabras, hay que reforzar la resistencia frente a la Unión Europea, debilitar y fracturar a Bruselas.
El movimiento de los adeptos de la administración Trump denuncia una sumisión europea, observa de cerca los resultados de las próximas elecciones en Francia, y si la extrema derecha gana habrá un cambio brutal en el panorama político europeo que facilitará el debilitamiento de las instituciones en la Unión Europea.
La exigencia del país del norte es el alineamiento de Europa con los EE. UU. La instrumentalización de la política americana no solo se filtra en el viejo continente, también lo intentan en América Latina; el mejor ejemplo es la relación con la administración del presidente Javier Milei, en Argentina.
El documento estratégico contempla que es interés primordial de los EEUU lograr la cesación de las hostilidades y negociar con Ucrania el fin de las invasiones. Y agrega: "manejar las relaciones europeas con Rusia necesita un desafío y compromiso diplomático significativo por parte de los EEUU, por un lado para restablecer las condiciones estratégicas de una estabilidad con Ucrania, como así también en el continente europeo, disminuir el riesgo de que el conflicto se expanda a otros países como suele amenazar reiteradamente el jefe del Kremlin".
En materia de seguridad, el documento afirma que en un futuro cercano la mayoría de los miembros de la OTAN serán países no europeos, e invitan a Europa a asumir la responsabilidad y reforzar su propia defensa; el documento afirma que se trata del propio interés europeo.
En esta perspectiva, los EEUU estiman necesario "poner fin a la posibilidad de que la alianza de la OTAN continúe con el proyecto de aceptar nuevos miembros" y así extender su radio de acción.
Esto representa un claro apoyo a Moscú, que se niega a la adhesión de Ucrania en la zona de influencia de la OTAN; incluso es una de las condiciones explícitas de Moscú en el marco de las negociaciones de paz. Sin duda, Rusia aprueba el acuerdo, ya que es muy favorable a sus ambiciones.
Sin sorpresa para los europeos, la responsabilidad de Rusia en la guerra no se evoca en el texto, ni las maniobras disuasivas, ni las constantes amenazas con el fin de desestabilizar a Europa, ni las falsas acusaciones para justificar su invasión.
Donald Trump declaró que Zelensky es también responsable de la guerra y de negarse a aceptar el acuerdo; afirma que los dirigentes europeos pretenderían continuar la guerra de manera indefinida.
Una vez más, es una falsa afirmación y es la perfecta reproducción de la propaganda rusa.
Los incesantes intentos de concluir la invasión continúan por parte del presidente ucraniano Zelensky, que comenzó una nueva gira por Europa; el 8/12 se reunió con los mandatarios de Alemania, Inglaterra y Francia y continuará en otros países europeos. Todos coinciden en que se debe luchar por la unidad y trabajar en una sola dirección: la convergencia hacia el fin de la guerra y las garantías del cese de los ataques.
Europa se encuentra en un dilema: no puede prescindir totalmente de los EE. UU. y necesita su apoyo para concretar los procesos de paz, pero a la vez "el supuesto aliado americano" hoy despierta dudas y desconfianza en los europeos.
Exasperado por el conflicto, Donald Trump, que creía poder resolverlo en pocos días desde que asumió su mandato, deja entrever sin disimulo que no es insensible a los argumentos de Vladimir Putin. El presidente americano reitera que sus emisarios tienen "el sentimiento" de que Rusia quiere la paz y que Zelensky debería aceptar la propuesta del documento, sin tener en cuenta quién es el agredido y quién el agresor.
La administración americana persiste en que deberían haber cerrado el acuerdo en febrero, en el momento en que participó en el encuentro en la Casa Blanca durante el violento y humillante cruce entre el presidente ucraniano y el vicepresidente J. D. Vence.
A título de ejemplo, la última semana el gobierno americano anunció que una parte de las sanciones adoptadas en el pasado contra el gigante petrolero ruso Lukooil queda sin efecto, para permitir a las estaciones de servicio fuera de Rusia que puedan continuar funcionando y abasteciendo con petróleo de origen ruso.
Esto provocó la indignación de los mandatarios europeos; hay fuertes posibilidades de que los Estados Unidos traicionen a Ucrania sobre la cuestión de los territorios invadidos y anexados, sin garantías claras de seguridad para el futuro. Es el gran riesgo que afrontamos.
Por el momento no hay resultados concretos. Al terminar el encuentro con los mandatarios europeos, el presidente Zelensky declaró con tono firme que "es imprescindible obtener informaciones completas y claras de las intenciones de Moscú", recordando a los americanos que el apoyo de los europeos en este proceso es esencial. No se trata de decretar el fin de la guerra y que Ucrania acepte incondicionalmente capitular y entregar los territorios invadidos. Que es lo que le piden Putin y Trump.