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"Tengo miedo, no puedo vivir tranquila": habló la mujer a la que le colgaron una corona fúnebre en una escuela

Una madre viene denunciando a su expareja desde hace varios años.
Jueves, 13 de noviembre de 2025 01:00
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Una corona fúnebre con su nombre, colgada del alambrado del jardín donde asiste su hijo, fue el límite. Un mensaje escalofriante, una amenaza de muerte con la frialdad de quien busca quebrar la voluntad de una mujer que lleva años pidiendo ayuda.

Jéssica Juárez, vecina de Cerrillos, vive bajo hostigamiento desde 2019. Su expareja, Luis Alberto Acosta Pérez, padre de sus hijos, acumula más de diez denuncias por violencia de género, económica y psicológica. "Desde el 2019 vengo denunciando, más de diez veces. Recién ahora me dieron el botón antipánico. Recién ahora", dice con la voz quebrada, pero firme, cuando hablamos frente a su casa, donde la Policía hace guardia desde hace algunos días.

La historia de Jéssica es la historia repetida de muchas mujeres salteñas que gritan sin ser escuchadas. "Yo me gano la vida con mi peluquería y vendiendo ropa. Nunca le pedí nada. Pero me difaman, me persiguen, me ensucian el nombre", cuenta. En abril comenzaron a escribir amenazas en las paredes de su casa, luego colgaron pasacalles con calumnias sobre su vida privada. "Decían que yo tenía amantes, que vendía droga. Todo mentira. Pero nadie hizo nada. Ahora esto... una corona con mi nombre y la frase 'Q.E.P.D.' colgada en la escuela de mi hijo. Es una locura". Las amenazas y hostigamientos son también de la hermana del acusado, según contó Jéssica a El Tribuno.

Las cámaras de seguridad de la zona registraron que su expareja estuvo en el lugar el mismo día del hecho. "Lo vieron dando vueltas en el auto de su hermana. A los pocos minutos apareció la corona", detalla Jéssica. "Yo tengo miedo. Por mis hijos, por mí. No puedo vivir tranquila, no puedo salir de mi casa sin pensar que alguien me sigue".

La justicia que llega tarde

Recién después de este episodio, y tras hacerse público su caso, la fiscal penal de Cerrillos, Mónica Viazzi, intervino de oficio. Ordenó una consigna policial fija en su vivienda y el análisis de las cámaras de seguridad. También dispuso pericias sobre la corona fúnebre, mientras se toma declaración a testigos y allegados.

"El caso es de una gravedad extrema, no solo por el contexto previo, sino por el mensaje simbólico del objeto utilizado", dijeron fuentes judiciales a este medio. Sin embargo, los vecinos de Cerrillos que conocen a la joven madre, no ocultan su indignación: la protección llegó seis años tarde.

Un barrio conmocionado

El barrio Los Pinares, donde vive Jéssica hace quince años, está conmocionado. Padres y docentes del jardín de infantes todavía no salen del asombro. "Ver eso, con su nombre y la frase 'que en paz descanse', fue terrible. Nos heló la sangre", relata una vecina, que esta muy pendiente de la seguridad de Jésica.

Jéssica insiste: "Solo quiero vivir tranquila, criar a mis hijos. No quiero que me pase nada. Ya no tengo paz. Tengo miedo, pero también tengo dignidad. No voy a dejar que me sigan destruyendo" asegura.

Mientras tanto, la investigación continúa. Su expareja será citado a declarar. Pero en Cerrillos, una vez más, la sensación es amarga: la Justicia reacciona cuando el terror ya golpeó varias veces la misma puerta.

 

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