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El juego de arrojar bombuchas de agua es una costumbre que se mantiene en algunos lugares durante el carnaval. Pero, en la localidad de Coronel Moldes, este juego casi ocasiona una tragedia en la vía pública, generando preocupación entre los vecinos.
Silvia Carmelo y su hija de diez años iban andando en moto por la calle Parque Nacional el Rey cuando un adolescente salió al cruce y les arrojó una bombucha de agua que terminó impactando fuertemente en el pecho de la niña. El golpazo la dejó sin aire por unos segundos. "Fue un susto enorme. Mi hija comenzó a hacer ruidos extraños y no podía respirar", relató Silvia.
Aunque la niña logró recuperarse, el desafortunado incidente dejó en evidencia lo peligroso que puede resultar ser este simple juego cuando se arrojan bombuchas a gente que no está jugando. "Paré la moto y cuando la miré no podía respirar mi hijita. Fueron segundos eternos", relató Silvia. Si bien luego la niña logró recuperar la respiración y todo no pasó de un susto, la madre expresó a este medio su indignación por la falta de conciencia sobre los límites de una supuesta "diversión".
Silvia intentó dialogar con los padres de los menores, pero al no obtener respuesta, decidió dar aviso a las autoridades policiales. "No fue para generar problemas, sino para que se tome conciencia de lo que puede ocurrir", explicó. Este tipo de situaciones se repiten en distintas localidades del Valle de Lerma, lo que llevó a algunos vecinos a también expresar su preocupación. "No todos participan en estos juegos y es importante respetar eso", comentó Rosario, otra vecina.
En tanto, autoridades policiales confirmaron que recibieron numerosas quejas por situaciones similares. En muchos casos, los afectados manifiestan que los bombuchazos no siempre son accidentales, sino que algunas personas los utilizan de manera agresiva. "Hace unos días, a una amiga le lanzaron una bombucha en la cara cuando caminaba por la plaza. Terminó con los lentes rotos y un ojo irritado", contó un vecino.
Por eso, instan a los padres a dialogar con sus hijos sobre la importancia de respetar a quienes no desean participar en estos juegos. "El Carnaval es una fiesta de alegría, pero también de respeto", señaló una fuente.