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16 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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La Pedrera celebró la fuerza de la copla y la baguala

Los vecinos participaron de un encuentro cultural que incluyó un taller de copla y baguala. La actividad, enmarcada en la 58° Semana de Cerrillos, buscó rescatar la esencia de estas expresiones ancestrales y acercar el arte a todos los rincones del municipio.
Sabado, 16 de agosto de 2025 07:30

El paraje La Pedrera, ubicado sobre la ruta provincial 39 y considerado uno de los sectores más alejados del municipio de Cerrillos, se convirtió en escenario de una propuesta cultural que conjugó tradición, aprendizaje y comunidad. Allí se desarrolló un taller de copla y baguala a cargo del reconocido cantautor y docente Ramiro Báez, en el marco de la 58° Semana de Cerrillos “Tierra de Talentos”.

El encuentro inició con un desayuno comunitario, donde los vecinos compartieron pan casero, mate cocido y charlas distendidas, dando el puntapié a una jornada que buscaba algo más que enseñar técnicas, sino que además pretendía despertar en los participantes la emoción y el sentido de pertenencia a una de las expresiones más representativas del folclore del norte argentino.

La esencia de un canto ancestral

En la oportunidad, guiaron a los asistentes en un recorrido por la historia y la raíz cultural de la copla y la baguala, dos géneros que atraviesan la identidad del noroeste y que, a lo largo de generaciones, han sido vehículo de memoria, protesta y celebración. “La copla no es solo canto, es también testimonio; la baguala no es solo melodía, es el eco de la tierra misma”, contaron en el encuentro.

El taller incluyó un espacio práctico donde se abordó el uso de la caja coplera, instrumento de percusión tradicional que acompaña el canto y que, según explicaron, no solo marca el ritmo, sino que establece un diálogo espiritual con la voz. Los participantes también se animaron a escribir sus propias coplas, a recitarlas en ronda y a experimentar la fuerza de cantar en comunidad, recuperando un modo de expresión que forma parte del patrimonio cultural inmaterial del norte argentino.

Una de las premisas fundamentales de esta edición de la Semana de Cerrillos fue la de llevar la cultura más allá del centro urbano, descentralizando las actividades para garantizar que los vecinos de los parajes rurales también pudieran acceder a propuestas artísticas y educativas. La elección de La Pedrera no fue casual, ya que se trató de un gesto simbólico que puso en valor la importancia de acercar la identidad cerrillana a cada rincón del municipio.

El entusiasmo de la comunidad quedó plasmado en la activa participación de jóvenes y, principalmente, adultos mayores, quienes encontraron en la copla y la baguala un lenguaje común. “Me hizo recordar a mis abuelos, que siempre cantaban con la caja en las reuniones familiares”, comentó una de las participantes, resaltando el poder evocador de estas expresiones.

58° Semana de Cerrillos

El taller se enmarca en la tradicional Semana de Cerrillos, que en su 58° edición se presenta bajo el lema “Tierra de Talentos”. A lo largo de varios días, el municipio organiza actividades culturales, deportivas y artísticas que buscan visibilizar el potencial creativo de sus habitantes, promover la participación comunitaria y fortalecer la identidad local.

Dentro de esta agenda, la propuesta de compartir una jornada con coplas y bagualas se destacó por poner en el centro a la tradición oral y musical del noroeste, brindando herramientas para que todos se apropien de ellas. “Es fundamental que todos sepan de dónde venimos y reconozcan en la copla y la baguala una herencia que nos define como pueblo”, señalaron desde la organización.

Más allá del aspecto pedagógico, el encuentro en La Pedrera dejó en claro que la copla y la baguala son también un acto de resistencia cultural. Frente al avance de dinámicas globalizadas que muchas veces arrasan con las expresiones locales, actividades como esta representan un anclaje con lo propio, con lo que diferencia y fortalece la identidad de una comunidad.

El canto colectivo en ronda, acompañado por las cajas, se transformó en un momento de profunda emoción. Allí, los vecinos improvisaron versos sobre la vida cotidiana, las dificultades del campo y el orgullo de pertenecer a Cerrillos. Esa espontaneidad demostró que la copla sigue viva, adaptándose a nuevos tiempos sin perder su esencia.

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