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Entre los cerros de la Quebrada del Toro todavía sopla como el viento el llamado del fallecido Padre Chifri, que convoca a servir, a buscar la manera de acompañar a los olvidados de siempre, a los que moran solitarios a más de 4000 metros de altura, en silencio, dispersos en un paisaje ocre casi siempre adverso.
Esta misión que evoca el amor inagotable del sacerdote que partió de este mundo en 2011, fue llevada a cabo por becarias de la Fundación Alfarcito, fundada por Chifri con el único fin de beneficiar a las comunidades de la Quebrada del Toro, en el departamento Rosario de Lerma, a las que él abrazó con un amor que nunca habían conocido. Les dio a todos oportunidades de progreso para evitar el histórico desarraigo de un territorio que no deja de ser hostil.
Sin embargo, el legado de Chifri hace ver con ojos de futuro a la Quebrada del Toro donde antes de morir construyó un colegio secundario albergue en Alfarcito, equidistante a las 23 comunidades de la región; un centro de artesanos; capillas en casi todos los parajes; y la Fundación que camina detrás de su huella imborrable.
Las becas Padre Chifri son parte de ese legado y permiten a los jóvenes de los cerros del Toro, soñar con una profesión sin tener que privarse de esa oportunidad por la distancia y la pobreza. A cambio, solo tienen que hacer proyectos para compartir momentos creativos con las escuelas y comunidades de las que son oriundos.
Esta vez, el proyecto "Semillitas de Emociones" tuvo lugar en la Escuela 4587 de Cerro Negro del Tirao, y fue planificado, organizado y ejecutado por las jóvenes becarias del programa de Becas "Padre Chifri", Felicidad Cruz, Graciela Cruz, Karen Zalazar y Lujan Tapia.
"Contamos con la hospitalidad de la directora de la escuela, Berta Jerónimo, quien aceptó la propuesta de llevar a cabo esta actividad recreativa y solidarias en el parajes donde ellas se criaron. Llegamos a la escuela y la Directora nos invitó un rico frangollo. Inmediatamente las chicas se pusieron a preparar sus actividades. Consistían en un recorrido con estaciones que los alumnos debían pasar, en cada una había una temática diferente, y se les colocaba un sellito en la mano que los habilitaba a pasar a la próxima estación. Cada punto de trabajo era muy divertido, hubo una gran participación y entusiasmo de los niños", relató Carlos Figueroa, vocero de la Fundación Alfarcito.
Añadió: "Las becarias manejaron los tiempos y la atención de los chicos con una soltura digna de destacar. En todo momento se sintió un ambiente alegre y siempre se notó la curiosidad y sorpresa de los chicos. Concluida esta etapa, se realizó un juego integrador entre alumnos, becarios y representantes de la Fundación, con muchas risas y emoción".
Figueroa contó que las becarias "entregaron regalitos a cada uno que consistían en un pullover hecho por el grupo "Tejedoras del Padre Pío", un cuaderno con la imagen del Padre Chifri, un gorro del grupo "Tejedoras Brillantes" y una campera. Los maestros y el personal de la escuela también recibieron camperas, dos pullóveres y una manta abrigada, donadas por las voluntarias de la Mutual del Hospital Italiano. También hubo golosinas y un final increíble: pochoclos y película".
La Fundación tiene a 24 jóvenes en el programa de becas "Padre Chifri", que se mantienen gracias a las donaciones de amigos y a las personas que apadrinan a los estudiantes.